Los múltiples usos de la caña de azúcar

Después de casi cinco siglos de utilizarse solo para elaborar azúcar y algunos productos menores, como aguardiente, alcohol y melaza, la caña pasó a ser en Brasil fuente de una infinidad de derivados y objeto de múltiples investigaciones científicas y tecnológicas.

Actualizado: 01 de abril de 2011 —  Por: IPS

Los múltiples usos de la caña de azúcar

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Por Mario Osava

El etanol (obtenido a partir de la fermentación de los azúcares) creció como otro producto principal en las tres últimas décadas, dividiendo con el azúcar la sacarosa extraída en las moliendas. Pero ahora son los desechos, como bagazo, paja y vinaza, los que ganan protagonismo.

La vinaza, efluente de la destilación del etanol, alimentará las algas microscópicas que producirán biodiésel dentro de algunos años, según un proyecto del Centro de Ciencias Agrarias (CCA) de la Universidad Federal de São Carlos, en Araras, ubicada a 170 kilómetros de São Paulo.

Sus muchos nutrientes acelerarán la proliferación de las algas que son ricas en ácidos grasos para elaborar biocombustibles.

Además se producirá fertilizantes, ya que "las algas secuestran hasta 64 por ciento del potasio presente en la vinaza", explicó a IPS el jefe del Departamento de Tecnología Agroindustrial del CCA, Octavio Valsechi.

Otra ventaja es evitar el monocultivo de oleaginosas en extensas tierras. La duda es si su costo no será superior al del biodiésel hecho a partir de aceites vegetales.

El bagazo es cada día mejor aprovechado para la generación de electricidad en las mismas centrales azucareras. Pero un Centro de Gasificación de biomasa, a construirse en los próximos tres años en Piracicaba, a 160 kilómetros de São Paulo, genera perspectivas más prometedoras.

En el mundo ya se gasifica carbón, pero la tecnología para biomasa solo ahora será probada a escala industrial.

La creciente mecanización de la cosecha, que abarcará la totalidad a partir de 2014 en el estado de São Paulo, escenario de 60 por ciento de la producción nacional, permite que la paja de la caña deje de ser quemada. Pero aún se estudia la mejor manera de recogerla en el campo.

"De la caña se puede sacar todo lo que produce el petróleo", aseguró a IPS Tadeu Andrade, director del Centro de Tecnología Cañera (CTC).

Su vinaza, rica en potasio, abona su replantación así como también los residuos que quedan en los filtros de la industria y la paja dejada en el suelo, acotó, aunque luego reconoció que es necesario una complementación con fertilizantes químicos.

El caldo de caña, antes de convertirse en azúcar o etanol, es un sustrato para multiplicar microorganismos que sirven a un sinnúmero de productos, desde polímeros que regeneran huesos, alimentos, medicamentos y cosméticos variados e incluso plasma sanguíneo, señaló Valsechi, tras lamentar la escasez de investigadores para la enorme demanda cañera.

El camino hacia la energía del hidrógeno puede estar también en la caña, apuntó. La "alcoholquímica" ya avanzó mucho en Brasil y una gran empresa petroquímica produce los plásticos denominados "verdes", porque son biodegradables.

La caña también permite hacer un tipo de combustible de aviación. La Empresa Brasileña de Aeronáutica, una de las grandes fabricantes de aeroplanos pequeños y medianos de pasajeros y otros de uso militar, anunció para 2012 un vuelo de prueba con un aparato impulsado por bioqueroseno.

Esa diversificación de los productos de la caña, impulsando el conocimiento científico de sus potencialidades, tiene origen en el Programa Nacional del Alcohol (Proalcohol), iniciado en 1975 para sustituir la gasolina y reducir las importaciones petroleras cuyo precio se había cuadruplicado en 1973.

Desde entonces se septuplicó la cosecha brasileña de caña, mitigando la presión petrolera, pero generando otros problemas que requieren soluciones. La vinaza, por ejemplo, constituyó un desastre ambiental en el comienzo del Proalcohol. Derramado en los ríos, mató a millones de peces en los años 80 al quitarles oxígeno.

La producción de etanol de caña se sigue impidiendo en muchos países latinoamericanos, cuyos suelos ya ricos en potasio y napas freáticas poco profundas corren el riesgo de ser contaminados por la "fertirrigación", admitió Valsechi, agrónomo dedicado a la caña desde su graduación en 1980.

Las variedades desarrolladas por la red, identificadas por las siglas RB, cubren hoy 60 por ciento del área cañera de Brasil y contribuyeron a elevar la productividad a 85 toneladas por hectárea, habiendo casos de hasta 150 toneladas, sostuvo Vieira. Hace 35 años no se alcanzaba 50 toneladas por hectárea, en promedio.