Diego Muñoz

Aguirre tomó la decisión correcta

Toda decisión conlleva riesgos. En el fútbol y en la vida. Nadie se inclina por algo, sin tener en cuenta que puede perder otra cosa. La cuestión es decidir en base a lo más atractivo, al reto que más motive.

Actualizado: 17 de mayo de 2011 —  Por: Diego Muñoz

Diego Aguirre tomó la decisión de ir por la Copa Libertadores. Lo expuso ante todos los micrófonos una vez que Peñarol eliminó al Inter en Porto Alegre. Y a la hora de tomar determinaciones, respaldó sus dichos con sus actos. Para el partido ante River por el Clausura, sacó a nueve titulares. El equipo se resintió en su estructura y el Uruguayo se complicó demasiado.

Pero la opción del técnico no es un capricho. Está basada en un análisis de la realidad.

Por un lado, a la hora de tomar decisiones en fútbol, un conductor debe evaluar el plano físico y mental. Los titulares de Peñarol arrastran viajes, concentraciones y partidos de alto nivel, en los que hay que hacer un desgaste supremo. Además, tienen la cabeza en la Libertadores. Allí están sus ilusiones, por lo que Aguirre consideró que perdía más de lo que ganaba si los colocaba en el Clausura.

El otro punto decisivo, fue la realidad de la Copa. En el torneo no quedan en carrera grandes nombres y el carbonero recibe señales positivas a cada paso. Entonces el técnico apostó por la gloria. Y con razón.

A Peñarol no lo hará más grande un campeonato Uruguayo más o uno menos. Si no lo gana este año, lo intentará en el próximo. Sin embargo, sí le dará prestigio posicionarse lo más arriba posible en la Libertadores, volver a las semifinales de la Copa internacional que más alegría le dio en su historia, después de 25 años de ausencia. Y no importa si levanta el trofeo o no. Acotar la discusión a que se puede quedar sin Uruguayo y sin Libertadores, es una simpleza. Si pasa a las semifinales ya habrá ganado. El continente hablará otra vez de Peñarol.

Es muy difícil que el aurinegro sea campeón de la Libertadores pero no imposible. La remontada milagrosa ante Inter, los dos goles de diferencia ante la Católica, el rival en una hipotética semifinal, son guiños que el torneo le hace al carbonero. Y el responsable de la conducción técnica, los devuelve jugándose por ella.

¿Por qué no intentar la gloria? ¿Por qué no jugarse por lo más importante? ¿Por qué no decidirse a tratar de conquistar a la más linda de la clase?

Los mismos que critican esta decisión, le exigen a la selección uruguaya que gane o intente ganar el Mundial. ¿Quién los entiende?

Aguirre subió el listón, no se quedó en la mediocridad de pelear por un objetivo chiquito y se anima a dar un salto más alto. El solo hecho de intentarlo merece la pena.



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