Francisco O'Reilly

Deconstrucción de la identidad muyahidín

En una entrevista con Hamid Mir de marzo de 1997, Osama Bin Laden se presentaba con el perfil de un soldado que se había comprometido con el ejército muyahidín, en Afganistán, e intentaba dar un ejemplo a la sociedad islámica.

Actualizado: 22 de mayo de 2011 —  Por: Francisco O'Reilly

Su compromiso con la yihad era inequívoco: “No importa si muero mientras estoy cumpliendo esta; mi muerte y la muerte de otros como yo algún día despertarán a millones de musulmanes de la apatía”. Durante mucho tiempo Osama logró despertar de la apatía a parte del pueblo musulmán. Su muerte hace necesario preguntarse si en los últimos diez años se ha mantenido este ideal que consiguió su máximo esplendor en septiembre de 2001.

Los recientes acontecimientos en los países del norte de África y de Medio Oriente han puesto en cuestión el predominio del paradigma yihadista. Un estudio reciente realizado por el Pew Reserch Foundation ha mostrado que en los últimos ocho años la imagen de Bin Laden había bajado más de un treinta por ciento en países como Jordania, Palestina o Indonesia. La caída de este ícono muyahidín muestra de modo indirecto que el ideal que predicó y por el que luchó estaba desgastado. También se puede leer en un hecho significativo que es la ausencia de una reacción desmedida o desbordante frente a la noticia de su muerte. Las protestas que existieron fueron mínimas y no pueden ser comparadas con las imágenes que se vieron cuando se publicaron las viñetas, el discurso de Benedicto XVI en Ratisbona o la quema de un Corán en Florida.

Resulta interesante ver cual habría sido un posible origen de este cambio, y en qué sentido, como indicó el especialista Bernard Lewis, la situación histórica actual de evolución y redefinición de las identidades políticas y culturales se corresponden con “un proceso histórico comparable con la caída del imperio romano, el advenimiento del islam, o el descubrimiento de América”. La crisis podría deberse a la decadencia del paradigma de interpretación fundamentalista del Islam de corte revolucionario. El mundo árabe del siglo XX se caracteriza por la búsqueda de una identidad y de la modernización según los esquemas occidentales. La ruptura de la identidad islámica surge fundamentalmente por la abolición del imperio Otomano por parte Mustafá Kemal Attaturk en 1924. Como indica Gilles Kepel, esta situación fue un golpe muy duro para la sociedad islámica ya que el califato, que simbolizaba la unidad de los creyentes de todo el mundo, fue sustituido por una república nacionalista turca y laica. Como reacción a ello surgen los grupos radicales, influenciados por los movimientos revolucionarios occidentales de principios de siglo XX Sayyid Qutb en Egipto, Mawdudi en Pakistán y Shari’ati en Irán.

Sayyid Qutb (1908-1966), uno de los discípulos de Hassan al-Banna fundador de los Hermanos Musulmanes, se presenta como uno de los intelectuales que promueve una interpretación revolucionaria del Islam. En su obra Hitos del camino presenta una nueva forma de interpretación de la yihad: ésta no consistía solamente en la defensa de la tierra del islam sino también en “destruir la adoración de dioses falsos y eliminar los obstáculos que impiden a los hombres aceptar el islam”. Aparece otro concepto importante reelaborado desde la tradición, el de yahiliyya (ignorancia). La ignorancia representa el estado de los pueblos árabes antes de la revelación a Mahoma. Qutb considera que esta ignorancia está presente también en las sociedades modernas no islámicas, y también en las sociedades islámicas que han traicionado el Islam. Entre estas últimas estaban la mayoría de los países árabes que en su estado post-colonial intentaron importar modelos occidentales de modernización económica y social del estado. Entre algunos se puede destacar el de Gamal A. Nasser (quien ejecutó a Qutb en 1966 por traición).

Qutb presenta una versión islámica de la revolución permanente al afirmar que “Ser musulmán significa ser guerrero, una comunidad de creyentes perennemente en armas”. Estas consignas se diseminaron en parte como fundamento de una nueva interpretación del propósito de todo musulmán asumiendo la identidad del muyahidín. Osama Bin Laden se presentó como uno de los sujetos que pretendían encarnar dicha lucha.

Los itinerarios de las naciones musulmanas pueden ser diversos. Las opciones tienen que ver con un espacio y un tiempo que exigirían conocer y ver la tradición en la que se incardinan. Es de esperar que estas modificaciones no sean meramente civiles, sino también religiosas. No debe olvidarse la inescindible unidad islámica entre fe y política. A propósito de esto R. Ramón Guerrero ha dicho: “el islam no se instituyó cuando Dios dio a conocer su voluntad, ni siquiera cuando hubo algunos fieles que la siguieron, sino sólo en el momento en que existió una constitución política por medio de la cual se podía acatar esa voluntad divina”.

Hace falta estar atentos al peso que van tomando cada una de las variables que se presentan. En este sentido uno de los mayores interrogantes en la zona es sobre el futuro político de Egipto. La modificación de la constitución el 19 de Marzo fue meramente cosmética y administrativa, no se trató ninguna reforma sobre la concepción del gobierno en lo que la constitución tenía de relación íntima con la doctrina islámica. En este sentido solamente los grupos que surgen de la plaza de Tahrir han propuesto una reforma en la interpretación de la confesionalidad del estado, pero aún no han logrado organizarse como agrupación política. Quienes sí se muestran como un grupo político fuerte son los Hermanos musulmanes, herederos de las doctrinas que Qutb y deseosos de mantener un estado muy ligado a las enseñanzas islámicas. A estos se les suman los salafis y yihadistas quienes manifestaron sus respetos por el “héroe” de guerra, Osama Bin Laden. De todos modos habrá que esperar hasta septiembre para saber cuál será el panorama que les espera a los egipcios.

Francisco O'Reilly es doctor en Filosofía, profesor e investigador en Universidad de Montevideo.



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