Las palabras mágicas que cambiaron a Suárez

“Vos podés”, le dijo Sofía a Luis Suárez. Eso generó que con 15 años se propusiera llegar a la Primera de Nacional y luego a Europa para reecontrarse con ella. Lo logró. Y no paró.

Actualizado: 25 de julio de 2011 —  Por: Diego Muñoz

Las palabras mágicas que cambiaron a Suárez

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Sofía se iba para España. Estaba decidido y no había vuelta atrás. Se habían ennoviado un año antes, cuando él tenía 15 y ella 12, pero en poco tiempo era ya un pilar fundamental de su vida. Lo había cambiado completamente, transformado. Lo había renacido. Porque era la primera persona que, manifiestamente, había creído en él. La primera que expresamente le había dicho “vos podés”. Y eso lo había cambiado, lo había encauzado, lo había hecho plantearse objetivos y sentir que los podía lograr. Y ahora se iba. Emigraba, de Uruguay, de él.

Así empieza el capítulo Luis Suárez: la actitud, del libro ‘Vamos que vamos’. Su autora, Ana Laura Lissardy, dijo a 180 que cuando fue a entrevistar al delantero se dio cuenta “de la importancia que tiene Sofía en su vida”.

“Ahí fue cuando más cuenta me di de que si quería estar cerca me debía esforzar mucho. Me tenía que poner las pilas. Y me puse a trabajar mucho más de lo que tenía ganas de trabajar”, cuenta Suárez en el libro. Todo su esfuerzo se concentró en llegar a Europa a través del fútbol para acercarse a ella.

“Sofía le dijo ‘vos podés’ y le cambió la vida. Eso muestra lo importante que es para él, sentirse contenido, querido y con confianza. Luis pensaba que era un burro y entonces llegó Sofía y le dijo ‘no es que seas un burro es que no estudiás’. Y cuando se dio cuenta que las cosas que dependían de él, empezaron a mejorar”, dice Lissardy.

En Europa, Luis y Sofía se casaron. Apenas terminó el Mundial de Sudáfrica nació Delfina.

Su hija es su desvelo. Se levanta de madrugada a cambiarla y “vive más en función de ella que del fútbol”, según Lissardy. Todavía no tiene la respuesta para explicarle a delfina porque su padre no terminó el liceo. “Le preocupa cómo le va a decir a su hija que no terminó de estudiar. Eso le genera un arrepentimiento grande”, señala.

La periodista comenta que “cuando entran a la habitación Sofía se relaja. Y cuando se pone en brazos a Delfina no parece Suárez”.

La autora de ‘Vamos que vamos’ cuenta lo difícil que fue romper el hielo en la entrevista. “Llegué y dije ‘si esto va a ser la entrevista’ porque me dijo ‘Hola’ y ‘pasá, acomodate’. Le pregunté, ‘estabas dormido’ y me dijo ‘no, ya estaba despierto’ y pensé ‘a la miércoles, acá no saco nada’. Y empezamos la entrevista y contestaba sí y no y no lo sacaba de eso. Pero después empezó a aflojar y vino Sofía y me la presentó y me presentó a Delfina y fue él mismo. Y en el final me pidió disculpas porque al principio estaba nervioso”, dice Lissardy.

Suárez no era tímido, pero la notoriedad lo transformó. La noche anterior a la entrevista habían tenido una reunión con amigos y familiares de Sofía y cuando a él lo empezaron a mirar, se puso atrás de una columna y no se movió de ahí.

“Soy tímido porque no sé qué decir cuando la gente me dice ‘muchas gracias por todo’. Yo hice mi trabajo y lo que me salía del corazón. No es que la gente me tenga que agradecer nada. Me da timidez”, confiesa.

La timidez que pierde cuando entra en la cancha. Cuando se acerca al área. Ahí no se esconde nunca.