La película está producida con la misma técnica que usó Tournier para Los Tatitos y Tim Burton para películas como El extraño mundo de Jack, El cadáver de la novia y Vincent: stop motion, que consiste en aparentar el movimiento de los objetos por medio del pasaje a gran velocidad de cierta cantidad de imágenes fijas. El costo fue de 1.250.000 dólares, uno de los presupuestos más altos de las producciones nacionales.
Alexander Selkirk fue un marinero que existió en la realidad e inspiró a Daniel Defoe para escribir su obra más famosa: Robinson Crusoe. Tournier hace revivir a Selkirk como un pirata que naufraga en una isla desierta del Pacífico y tiene que arreglárselas para sobrevivir. “Es la historia de un hombre que se queda solo en un territorio que él considera salvaje y termina encontrando abrigo, alimento, cariño… nos pareció que tenía mucha vigencia”, dijo a 180 Esteban Schroeder, productor ejecutivo del proyecto y director de Matar a Todos y El Viñedo.
Con mucho sentido del humor, Tournier dio una recorrida por su estudio y fue contando cómo se llevó a cabo la creación de este largometraje, que está ambientado en el siglo XVII. Más de 35 personas trabajaron en la creación plástica de los personajes –diseñados por Tournier y Tunda Prada– y las escenografías con pinzas, microscopios y mucha paciencia. Además tuvieron que acudir a un historiador que los asesorara en la ambientación del 1600. “En el proceso tuvimos muchas veces empujes para hacer toda la película en plataformas digitales, pero nos resistimos para reivindicar esta técnica”, contó Tournier, quien dice que le interesa hacerlo así porque expresivamente le gusta mucho más que la “frialdad del 3D”.
“Es una técnica que está más al alcance nuestro. Cuando acá te llega el 3D, llega atrasado. No son inventos que nos pertenecen, entonces siempre vamos a estar atrás de la tecnología. Ya nos pasó. Son tecnologías que a mí no me entusiasman, prefiero las cosas más simples, más reales, más cercanas a lo de uno. Y por eso me metí en esto: no podía dibujar porque acá no había los acetatos, no había pinturas, había que traer todo de afuera, entonces dije ‘¿qué es lo que tengo?, ¿tengo plasticina? bueno, voy a usar plasticina’.”
Cada muñeco tiene una estructura interior hecha de cientos de piezas minúsculas de metal, tornillos y alambres, todo diseñado para que los personajes puedan moverse con una gran complejidad y sus caras gesticulen y puedan tener expresiones muy finas. En el momento del recorrido, la única escenografía instalada era la del barco pirata. Este, de unos cuatro metros, hecho de madera, está minuciosamente diseñado y, en ese momento, rodeado de plantas que lo atrapaban con sus tallos, al igual que a la tripulación. “Acá la planta se apodera del barco, pasan otras cosas y bueno, vayan al cine a ver la película”, dijo Tournier, quien explicó que la escena en cuestión, que estaban filmando desde hacía un par de días, duraba menos de cuatro segundos.
Selkirk será distribuida por Disney International y la coproducción es entre Uruguay, Argentina y Chile. En Argentina se grabaron las voces –que fue el primer paso– y se realizarán las ediciones finales. En Chile se agregarán los fondos digitales. “Es difícil autofinanciar una película completa acá, solos no se puede hacer. No solo en animación, en ficción tampoco. Entonces estas coproducciones son necesarias”, explicó Tournier. “Esto es algo que en Uruguay nosotros no tenemos, porque si bien estamos desarrollando toda una lógica de fondos, acá, desarrollar una película con un director que no sea uruguayo es casi imposible”, agregó Schroeder.
Adelanto y repaso de cómo se hizo:
