Joel Rosenberg

De pesado

La forma de actuar de la empresa Tenfield S.A siempre fue igual: de prepo, de pesado. Durante 13 años, negociaron por medio de la presión, la extorsión o la compra de voluntades.

Actualizado: 23 de diciembre de 2011 —  Por: Joel Rosenberg

Pero algo cambió en las últimas semanas: ese método quedó expuesto al público. La agresión verbal de Francisco Casal al presidente de la Asociación Uruguay de Fútbol (AUF) y el informe del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), que denuncia contratos con cláusulas ilegales, dejaron al descubierto cómo funciona el negocio.

Lo que pasó en el hotel Belmont el miércoles 7 de setiembre entre Casal y el presidente de la AUF, Sebastián Bauzá, es parte de una costumbre de la empresa. La mayoría de las veces Casal no tiene nada que ver con la actitud prepotente de sus empleados, muchos actúan en nombre de él sin que los manden.

Pero esta vez se desbocó el propio Casal. “Me saqué, pero me puse como todos los que me conocen saben que me pongo siempre, como soy, porque así fui toda la vida, calentón, enseguida salto", dijo al diario El País.

Pero no fueron sólo gritos. Casal irrumpió en una reunión donde no estaba invitado y atropelló a los gritos mientras daba a entender el poder que tiene para hacer lo que quiere. Bauzá contó en No toquen nada (Océano FM) que Casal le hizo una “demostración de poder” que no corresponde y agregó que se sintió molesto y nervioso porque tiene “hijas chicas” y una empresa. No dijo que Casal lo amenazó, pero si Casal no hizo ninguna amenaza ni mención sobre un posible riesgo económico o físico para él, es extraño que Bauzá mencione, varias veces, a sus hijas.

De lo que no hay dudas es de la forma de actuar, Casal se metió de vivo en una reunión y le habló de pesado al presidente de la AUF.

Una de las preguntas de Casal - a los gritos- fue “¿por qué carajo no se firma el contrato?”. La respuesta la dio Bauzá a la prensa: no se firmó porque Tenfield cambió lo acordado, cambió la figura jurídica y transformó dos contratos en uno (el de Tenfield y el de la empresa Full Play que tiene los derechos de todos los partidos de las Eliminatorias). Además, Tenfield quitó del contrato ya acordado la posibilidad de la AUF de recibir dos millones de dólares de un sponsor del gobierno.

Puede ser difícil entender el contrato, pero es bien fácil entender la actitud: Tenfield cambió un contrato ya aprobado por la propia empresa y por la Asamblea de Clubes de la AUF y quería que se firme. De vivos, con prepotencia.

En el medio de esta discusión apareció un informe de la Comisión de Promoción y Defensa de la Competencia del MEF. El director de la Comisión, Javier Gomensoro, dijo a Océano FM que los contratos que tiene Tenfield con la AUF están hechos a la medida de la empresa, para “perpetuarse” en el negocio. El informe señala que en los derechos de televisión para el fútbol no hay competencia porque el contrato “reviste un carácter restrictivo de la competencia que configura una barrera a la entrada de otros operadores”.

La Comisión estudió todos los contratos realizados con la AUF y recomendó no firmar más cláusulas de prioridad porque de esa forma Tenfield va a tener siempre los derechos.

Que lo firmado sea legal o no es una discusión jurídica. Pero la respuesta de Tenfield fue, para variar, prepotente y descarada.

En una solicitada en la prensa acusaron al gobierno de querer intervenir entre privados cuando la propia empresa había llevado al presidente José Mujica a una reunión con los presidentes de Peñarol y Nacional para hablar de derechos de televisión.

Además, mintieron. El aviso que pagó Tenfield dice que la resolución de la Comisión “no califica de ilegales las diferentes cláusulas...”.

El informe sí dice que es ilegal, lo dice textual: “De modo que, además de la particularidad anticompetitiva e ilegal que presenta la cláusula 11 literal D ya analizada...”.

No se puede reducir el impacto del método agresivo y avasallante de Tenfield a una pelea por los derechos de transmisión de las Eliminatorias del Mundial de Fútbol.

Acá hay mucho más que goles en juego.

Los derechos de televisión del fútbol dan poder en los medios y en la política en todas partes del mundo. Y Tenfield es un ejemplo perfecto de esto: es una empresa con inmunidad mediática.

Los canales de televisión abierta, los dos diarios de más tirada (El País y La República) y algunos otros medios de comunicación juegan a favor del empresario siempre. Los canales, sobre todo, dependen de los partidos del fútbol uruguayo para mantener su negocio del cable y no perder afiliados. La combinación de esta dependencia y una práctica de censura permanente le permitieron a Casal una impunidad insólita en los medios por más de una década.

Estos hechos de los últimos días no van a cambiar mucho la situación, es cierto, los derechos seguirán siendo de Tenfield, y la censura en los medios continuará.

Pero la empresa quedó expuesta y se desencadenaron algunas tímidas señales positivas.

Lo primero es que el gobierno respaldó a Bauzá. El presidente José Mujica recibió al presidente de la AUF. Fue un apoyo simbólico pero importante porque Mujica tiene muy buena relación con Casal y se había reunido hace dos meses para hablar a favor de Tenfield con los presidentes de Peñarol y Nacional. Esa reunión con el director de Tenfield, Nelson Gutiérrez, se dio al mismo tiempo que Gutiérrez atacaba en los medios al ministro de Turismo y Deporte Héctor Lescano.

Eso cambió. Mujica se alineó a Lescano. Y con el respaldo del gobierno la Asamblea de Clubes de la AUF, el 19 de setiembre, también modificó su actitud y decidió respaldar al Ejecutivo comandado por Bauzá.

Y si bien Peñarol pasó vergüenza en su intento de hacer un mandado a Casal y algunos otros equipos tuvieron tibios intentos de torcer la decisión, la mayoría estuvo firme y con el Ejecutivo.

Luego de 13 años de ceder se sintió una brisa de dignidad.

La firmeza del gobierno nacional y de la AUF y los errores públicos empujaron a Casal a dar la cara y pedir una entrevista con Jorge Da Silveira en canal 10, el canal más cercano al empresario, donde tiene más amigos e influencia.

Si bien la charla se transformó en un festival de egos donde ambos se alabaron, la nota marcó un punto de inflexión: Casal bajó a la tierra de los mortales a dar explicaciones, algo inédito. El empresario se mostró calmo, con ganas de explicar, con elogios para Bauzá y los clubes uruguayos.

Fue la primera entrevista larga desde que se adueñó del fútbol, en 1999. Casal pidió la nota para limpiar una imagen de pesado, de prepotente, que había quedado instalada.

En la entrevista Casal pareció un candidato político que, empujado por asesores de imagen, salió a la televisión a mostrar su costado más noble, con cara de bueno y cuentos de filantropía. Un hombre de origen humilde que ayuda a los futbolistas.

Fue una buena estrategia.

Pero es una estrategia insuficiente para tapar más de una década donde su empresa arrolló los derechos de libertad de expresión y de libre competencia con impunidad y soberbia.



Las opiniones vertidas en las columnas son responsabilidad de los autores y no reflejan necesariamente posiciones del Portal 180.