Henry Saldivar

Chile, nubarrones en el norte

No tienen buen pronóstico las relaciones de Chile con sus vecinos del norte. Perú y Bolivia reclaman mar territorial. Este año puede ser decisivo en La Haya, donde Perú trabaja cuidadosamente el litigio con Chile, y además parece sumarse Bolivia, y ambos por el mismo mar. Perú torciendo la paralela y Bolivia reclamado acceso, presumiblemente por un corredor terrestre que desemboca justo en el área en cuestión.

Actualizado: 18 de enero de 2012 —  Por: Henry Saldivar

¿Cómo y cuándo empezó todo esto? Rodríguez Elizondo escribió una crónica ilustrativa del proceso y la tituló con ojo periodístico “De Charaña a La Haya”; en el título, el autor anuncia que esto partió con las conversaciones Pinochet-Banzer. De ahí nació la idea de un corredor terrestre -paralelo a la línea de la Concordia- para Bolivia, de aproximadamente 12 km. de ancho, que posibilitaría su acceso soberano al Océano Pacífico.

Ambos gobernantes acordaron preguntarle al Perú como la dictaban acuerdos previos. El Tratado entre Chile y Perú contiene un anexo -en su época secreto para que no se enterara Bolivia de las exigencias que Perú hacía sobre ex–territorios-, un desacierto de la diplomacia chilena que aceptó a última hora, derechos residuales sobre terrenos propios a un tercero. Aquí está el problema.

Si Chile concede ahora terrenos que fueron del Perú a Bolivia, ¿por qué Perú no se debiera ver beneficiado de la generosidad chilena sobre suelo y mares que perdieron en la guerra del pacífico? Les duele que Bolivia, otrora aliada, se quede a la postre con un territorio que perdieron por defenderlos precisamente ellos. Y han reaccionado con todo, desde entonces: creando grupos de estudios transversales y dictando decretos nacionales que han cuestionado la línea paralela que se ha mantenido desde la partición de Tacna y Arica; y además, reforzada por acuerdos pesqueros de la década de 1950 y explicitada por Perú hasta el 2001, sosteniendo que no tenía conflictos limítrofes pendientes.

Perú ha tenido que recurrir a un doble discurso. La línea paralela vale para delimitar el mar con Ecuador, su vecino del norte, pero no para con su vecino del sur. Con Chile la línea paralela no corresponde porque el relieve costero desfavorece la proyección de las 200 millas de la costa peruana, esto es el fondo del argumento peruano.

Esto es parecido a las escaramuzas de los años 50, pero lo que está en juego no es solo la cantidad de peces en los límites marítimos. Después de Charaña, un reivindicativo Perú también busca la penetración en el mar chileno, tal como lo hace hoy en Arica por tierra. Perú en esta ciudad chilena, tiene para su servicio un malecón de atraque, bodegas, aduana y el ferrocarril Arica- Tacna.

Pero no le bastan, y hoy también reclaman 16.000 mts (1,6 hectárea) posteriores al Hito 1 y en dirección al mar. Esto es así, porque su grupo de estudios detectó la diferencia entre el hito 1 y la orilla del mar. La orilla del mar, por supuesto, la corren hacia el sur, en razón del sentido que tiene la línea de la Concordia en su aspecto general. No consideran que la línea de Concordia sea terrestre (Solo separa dos porciones de tierra) y que acabe en el Hito 1.

Cuando acaba el límite terrestre comienza el marítimo. Por ello, y como es lógico, desde el Hito 1 hacia el Océano Pacífico lo rige actualmente una línea paralela. Tal como Perú se ha apresurado a acordarlo con Ecuador.

Cuando los chilenos en 1999, con entrega de las obras para el servicio del Perú, creían acabados los problemas con este –dado que se daba cumplimiento cabal del Tratado del añ0 1929- Perú preparaba nueva contienda en tribunales europeos. Con esto quedó al descubierto que los efectos de la guerra del siglo XIX aún ciernen su sombra sobre la segunda década del siglo XXI, en la clase dirigente peruana.

¿Qué pasará después de La Haya? Los chilenos apuestan todo al sentido común, es decir al statu-quo, el estado de cosas que ha dado paz a la zona del Pacífico Sur más tiempo del que han tenido las propias potencias europeas. Un estado de cosas que Chile puso en peligro cuando intentó acordar con Bolivia antes que con Perú, el destino marítimo del país altiplánico. Es lo que se concluye de la crónica de Rodríguez Elizondo.

Ahora las relaciones del norte están marcadas por las reclamaciones marítimas y el veredicto de La Haya se convertirá en un nuevo comienzo, después de las fricciones, claro está, por el contenido de la sentencia. Por el momento Perú mantiene una guerra legal con Chile, en suelo holandés, ante el Tribunal Internacional de la Haya.



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