Dependientes del amor y el sexo

Juan Carlos es uno de los fundadores de Dependientes al Amor y al Sexo Anónimos. Con algunos cambios de nombre, el grupo funciona en Montevideo desde hace 18 años, en locales que presta la Iglesia. Antes iban pocas personas, pero ha habido un aumento importante desde 2007, asegura Juan Carlos. Las reuniones eran una vez a la semana e iban cuatro o cinco personas. Ahora hay todos los días, y tienen un promedio de entre 15 y 20 asistentes.

Actualizado: 18 de junio de 2012 —  Por: María Eugenia Martínez

Dependientes del amor y el sexo

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Los adictos al amor y al sexo usan el método de los 12 pasos, como Alcohólicos Anónimos. Los que llegan a Dasa lo hacen, en general, después de “tocar fondo”, dicen.

180 habló con dos integrantes del grupo: Juan Carlos (58 años), quien va por su adicción al sexo, y Alejandra (43), que va por su adicción a los vínculos amorosos destructivos.

¿Cómo uno sabe si puede considerarse adicto al sexo? Lo que da la pauta es la impotencia, cuando la vida se vuelva ingobernable, cuando algo te domina y dejás de poder elegir, explica Juan Carlos.

Alejandra comenta: “Nadie te va a decir si sos adicta o no. Te vas a dar cuenta solito. Hay un cuestionario que las personas hacen al ingresar y ahí uno puede ver en cierta medida. Pero, ¿cómo darte cuenta? Cuando hay una compulsión que domina tu pensamiento, y no podés elegir”.

Alejandra se explaya: “Es querer dejar de hacer cosas y no poder; es querer dejar de hacer cosas con las que se tiene un comportamiento de adicción. ¿Qué cosas? Pueden ser muy diversas: conocer personas por chats, salir con desconocidos, tener fantasías románticas continuamente, masturbarse compulsivamente o gastar mucho dinero pagando por sexo. Esas u otras, cada uno lleva su problema”.

Otras situaciones comunes: seguís en equis relación que te hace mal, no podés dejar de llamar a tu ex, tenés todo el tiempo una relación en la cabeza… Esas cosas muestran el problema, sostiene.

¿Por qué ir a un grupo? Según Alejandra, el grupo te da “identificación, espejo, es como un alivio”. Ella encuentra compañerismo y personas que le recuerdan las herramientas para mantenerse “sobria”.

Como en Alcohólicos Anónimos, hay un sistema de madrinas y padrinos que apoyan individualmente. Leen textos específicos que les mandan de grupos similares de Estados Unidos. Eso pasa en la primera hora de reunión. En la segunda, hacen lo que llaman “rendir cuentas” y cada uno comparte cómo está llevando adelante la recuperación.

Alejandra fue a los 33 años por primera vez. Ahora tiene 43, aunque ha dejado de ir en muchos períodos. “Cuando dejo de consumir vínculos, me doy cuenta de que necesito trabajar los vínculos con la familia de origen, los miedos. Y tengo mi línea de base marcada por las conductas de las que me quiero abstener. La línea la pone cada uno según el daño. Yo soy adicta al mate, pero no me hace daño ni le hago a nadie. Pero por esto yo casi pierdo un trabajo, porque me enamoré de un jerarca casado. Y he perdido mucho dinero, porque tengo el perfil del ayudador. He salido con hombres de los que no sé ni el nombre. Hice cualquier cosa buscando un poco de amor. Y llega un momento en que tocás fondo”.

La historia de Juan Carlos

Juan Carlos tiene 58 años. Una vez, hace 18 años, leyó un artículo que hablaba de la adicción al sexo del actor Michael Douglas y escribió a Nueva York pidiendo información sobre los adictos al sexo, cuenta.

Se la enviaron y formó un grupo con algunos compañeros de Alcohólicos Anónimos, adonde él también asistía. “Éramos tres o cuatro siempre y en 2007 empezó a crecer". En ese año tenían una reunión por semana y hoy las reuniones se hacen todos los días.

Muchos vienen derivados de Narcóticos Anónimos y de otros grupos. Sobre todo, porque antes el grupo solo trabajaba con la adicción al sexo, pero ahora se ha dado mucho espacio a la adicción a los vínculos amorosos.

Además, ayudan con lo que llaman “anorexia emocional, social y sexual”. Las personas que tienen este problema buscan evitar cualquier vínculo comprometido.

— ¿Funciona un grupo de estos sin un terapeuta o algo similar?

— Funciona, ¿sabés?—asegura Alejandra—. Aunque no haya un terapeuta o un especialista. Coordinan los compañeros con más experiencia y van guiándote por las pautas de funcionamiento. Todas las comunidades aceptan un poder superior, que es la conciencia del grupo. De verdad funciona. En mí, por ejemplo, lo que me da un grupo es la identificación. Algunos compañeros hablan y yo digo “eso es lo que yo también siento. Y eso es un alivio”.

— Contame algo más del funcionamiento…

— No hablamos de terapias ni de libros que estén fuera de Dasa. El programa, además, te ofrece la oración, lo espiritual. Los servicios de coordinación son rotativos. No dialogamos ni damos consejos. Se reparte el tiempo para hablar, se pide que no entres en demasiado detalle en el relato para no despertar la compulsión y también se pide llevar una vestimenta discreta. Y es fundamental el anonimato: eso implica que no vas a contar nada de lo que escuchaste ahí”.

— ¿De qué edades van a los grupos, en general?

— Mirá ahora tenemos una compañera de 18 años que se considera adicta al sexo. Pero hay desde esa edad y hasta de 70 y pico.

— ¿Cómo llega la gente?

— Desesperada, porque quiere cortar una conducta. Llega y hace un plan de recuperación.

— ¿Cómo se entera de la existencia de este grupo?

— Está en Internet, está en las páginas amarillas creo, y sobretodo por el boca a boca.

— ¿Hay que pagar?

— Se usa una canasta voluntaria y anónima. Funciona en la parroquia de Cassinoni y Rodó y hay otros grupos en la de Canelones y Minas.

— ¿Vos contás que vas a un grupo de adictos al amor y al sexo en tus ámbitos cotidianos o a tu pareja?

— La palabra adicto es muy fuerte y por eso Dasa significa “dependientes”. Yo digo que es un grupo de crecimiento personal, porque lo es. No venimos a buscar relaciones, procuramos no establecer vínculos con los compañeros. Hay un acuerdo tácito y muchas veces explícito. Porque ahí no vamos a ficharnos. De eso es de lo que nos vamos a recuperar.

Si uno pone el Google, “adictos al sexo Uruguay”, entre las primeras entradas leerá esta invitación:

“Existe un patrón obsesivo/compulsivo, sea sexual o emocional (o ambos a la vez), en el que las relaciones o las actividades sexuales amenazan cada vez más la carrera, la familia y el respeto por uno mismo. Si usted cree tener este problema y quiere hacer algo al respecto, lo invitamos a concurrir a nuestras reuniones. Mario Casinoni 1337, Montevideo. Lunes y viernes de 19:00 a 21:00 horas” y hay un correo de contacto: dasa.uruguay@gmail.com.

¿Sos un adicto?