Superlógico

Argentina derrotó 3 a 0 a Uruguay con dos goles de Lionel Messi y uno de Sergio Agüero. Con paciencia y un Messi genial, la albiceleste sacó una ventaja incuestionable. La celeste está en su peor momento desde el Mundial y Argentina en el mejor. Encima tiene a Messi. El resultado es parte de la lógica que tiene el fútbol.

Actualizado: 13 de octubre de 2012 —  Por: Diego Muñoz

Superlógico

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El fútbol es lógico. Por más que tire una camiseta, por más que ilusione una selección. En el fútbol el mejor casi siempre gana. Y el mejor gana los partidos que no son clásicos y también los clásicos. Sucede que en la memoria colectiva queda esa victoria épica que agranda la leyenda de que los clásicos son distintos y los antecedentes no cuentan. O que hay equipos a los que les sienta mejor ir de punto que de banca.

Argentina llegó en clara levantada. Con un técnico que le dio orden táctico y supo juntar a todas sus estrellas sin caer en el caos. Rodeó a Messi, lo desinhibió y en base al mejor del mundo armó un equipo.

Uruguay llegó tocado. Buscando hacer pie pero sin estabilidad. Con un plantel que mantiene el crédito pero que no está bien. Es el momento en el que la selección se muestra más vulnerable desde el Mundial. Y se nota.

Para que Uruguay pueda sacar un buen resultado ante Argentina tiene que jugar a un 100% y su rival debe estar por debajo de sus posibilidades. Como sucedió en la Copa América.

En Mendoza se encontraron la mejor Argentina ante el peor Uruguay. Y el resultado es lógico. Superlógico.

Con la intensidad defensiva que mostró durante 60 minutos la celeste se mantuvo en partido. Pero bastó que Messi le ganara la espalda al recién ingresado Andrés Scotti para que todo se desmoronara. Y cuando Uruguay se desprotegió atrás para ir sin claridad en busca del empate, pagó con otros dos goles.

La clave de Argentina fue la paciencia. Jamás desesperó. Siempre supo que a partir del orden, la posesión de la pelota y la búsqueda por bajo llegaría la victoria. Martilló conciente de que el revoque iba a caer y luego tiró la pared.

Uruguay comenzó el partido con el planteo táctico previsto. Marcaba con nueve o diez detrás de la línea de la pelota tratando de no dejar espacios libres e intentaba atacar con Álvaro González por derecha y Edinson Cavani por izquierda, Diego Forlán de enganche y Luis Suárez como punta.

El local, liderado por Messi, buscaba las grietas defensivas del rival. Con la pelota en su poder y cerca del arco de Fernando Muslera intentaba encontrar por bajo los caminos al gol.

Durante los primeros 30 minutos Uruguay casi no pudo pasar la mitad de la cancha. Pero defensivamente estuvo bien plantado. Fue un equipo intenso, concentrado y decidido.

En el último tramo un par de corridas de Suárez y algunos centros complicaron a la defensa argentina.

El comienzo del segundo tiempo volvió a mostrar otra vez a los locales cerca del arco de Muslera. Pero Uruguay lograba controlar todos los intentos argentinos.

Sin embargo en un minuto el muro se agrietó. Diego Lugano salió lesionado a los 64 y a los 65 Messi le ganó la espalda a Scotti, su sustituto, y a Muslera para anotar el 1 a 0.

Tabárez puso a Cristian Rodríguez por González y cambió a Cavani de punta. Pero a la celeste le faltaban ideas porque sus delanteros nunca pudieron conectarse y las individualidades tampoco sobresalieron.

A los 75 Uruguay quedó mal parado tras un error en la entrega de Suárez. Agüero cedió a Messi, este picó la pelota para asistir a Di María y el pase al medio lo conectó Agüero para el 2 a 0. Entonces el muro se derrumbó.

Cuatro más tarde Messi marcó de tiro libre el tercero.

El resto del partido fue un calvario para Uruguay. La gente cantaba “ole, ole” en la tribuna mientras Argentina circulaba el balón. La celeste se mostraba impotente siquiera para patear al arco.

El equipo de Tabárez perdió con claridad ante un equipo superior. Ganó apenas uno de los últimos nueve puntos en disputa y eso pone nervioso a varios. El panorama puede ser más complejo aún si se tiene en cuenta que ahora viene Bolivia en La Paz sin Lugano, Diego Godín ni Martín Cáceres.

Pero cuestionar o pedir nombres salvadores en este momento no es el camino. El equipo estuvo mucho peor luego de perder ante Perú en Lima en las Eliminatorias pasadas. Y salió. Suena tentador incendiar todo. Sobre todo por parte de aquellos que esperan a Tabárez desde hace tiempo. Pero sería bueno que por una vez en Uruguay se tenga memoria. Y paciencia.