Ariel Julio Castro Tabó

¿Cuál es el problema con Mariana Mota?

Cuando me enteré de la novedad del cambio del destino de la jueza Mariana Mota me indigné, como mucha gente, sobre todo quienes por una u otra razón hemos estado vinculados a los juicios por violaciones de los derechos humanos en la dictadura. Y luego, viendo algún informativo de TV, donde se trató el tema me puse a reflexionar sobre las causas últimas del traslado. En particular viendo los comentarios relacionados con el caso más mediático que involucró en las últimas semanas a Mota, el del avión de Air Class.

Actualizado: 18 de febrero de 2013 —  Por: Ariel Julio Castro Tabó

Era interesante ver tanto en las preguntas o comentarios de los periodistas como en las declaraciones de algunos involucrados, en particular el buzo y rescatista Bado, una gran incomprensión ante la decisión. No podían entender como ante un caso de gran complejidad se trasladaba a la jueza responsable cuando ésta había demostrado gran profesionalidad para encararlo, además de una gran resistencia a las presiones. ¿A qué me refiero con profesionalidad? A investigar, a no tragarse explicaciones superficiales, a buscar asesoramientos donde los hubiera (recordemos las cosas que dijo el ministro de Defensa Nacional del Sr. Bado), a no hacer la venia y a no dar por resuelto algo que no estaba resuelto, a citar y eventualmente procesar a quien sea si es lo correcto. Obviamente ante una gestión con esas características, los involucrados (el buzo, las familias, incluso los periodistas) sienten que quien representa a la justicia les da las garantías de que se harán todos los esfuerzos para aclarar la tragedia. Que es lo que todos buscamos de la justicia cuando una tragedia nos lleva frente a ella. No tengo la más mínima idea de las opiniones políticas del Sr. Bado o de las familias de los pilotos desaparecidos, ni me interesan. Los entiendo y creo que sentiría lo mismo si el caso de mi abuelo, el maestro Julio Castro, hubiera estado radicado en el juzgado de la Dra. Mota y ella hubiera sido trasladada. Porque una jueza de sus características nos da la confianza de saber que se harán todos los esfuerzos para aclarar el caso, no importa las presiones, no importa la enjundia de los posibles culpables. Esa es la misma confianza que dio nos a todos los ciudadanos respetuosos de la ley la misma jueza cuando puso en evidencia las tramoyas en el aeropuerto de Carrasco.

Entonces, ¿cuál es el problema con la jueza Mota? ¿Es una jueza mediática o lo que ocurre es que es una jueza que va a fondo y por tanto genera reacciones? Para mí eso es lo que molesta, que es una jueza que no respeta ciertos sobreentendidos de la justicia de nuestro país. Hasta el caso del juicio por la desaparición de abuelo mi contacto con la justicia, en particular la penal, era nulo. Pero esa experiencia y el ejercicio de mirar lo que pasaba a mi alrededor, además del de tramitar en busca de expedientes por distintos juzgados y oficinas me mostró muchas cosas. Me mostró una justicia donde los apellidos pesan, donde el grado en la Facultad es mas trascendente que el peso de los alegatos, donde el tamaño de la oficina y la cercanía con los juzgados de la calle Misiones es relevante, donde no importa pasar de un lado al otro del mostrador, donde todo se puede arreglar tomando un café. Un mundo de iniciados, de colegas, de opiniones hegemónicas en medios “serios”, de acceso privilegiado (con una amplia gama de voceros voluntarios) al poder político.

Y a ese sistema una jueza como la Dra. Mota molesta. Por eso su traslado es una pésima noticia tanto para los afectados por el caso de Air Class como para los vinculados a los juicios por violaciones de DDHH que se tramitaban en su juzgado, como para cualquier otro caso. Porque la Dra. Mota no es una obsesiva vengadora, o una terca indagadora que no entiende los problemas técnicos que nuestro ministro de Defensa con sus escasas calificaciones si, o una enemiga de los uniformados o los aduaneros. Mariana Mota es simplemente una buena jueza que hace seriamente el trabajo por el que todos le pagamos el sueldo. Y que si procesa a alguien lo hace por los crímenes cometidos y no por la ropa que lleva.

Ayer no fue un mal día para los DDHH, fue un mal día para la justicia uruguaya.



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