El estudio concluye que el agua a la altura de la ciudad de Canelones presenta valores de fósforo total (PT) 50 veces superiores y de amonio 35 veces superiores a los recomendados por la legislación vigente (Decreto 253/79) para el agua que se utiliza para potabilización.
El estudio está firmado por los investigadores Luis Aubriot, de la Sección Limnología del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales de la Facultad de Ciencias, Claudia Piccini, del Departamento de Microbiología del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable, y Emanuel Machín.
Los arroyos Canelón Chico y Canelón Grande desembocan en el Río Santa Lucía a un kilómetro aguas arriba de la presa de Aguas Corrientes (OSE), es decir del lugar donde se toma el agua a potabilizar para el área metropolitana, la más poblada del país. Ese sistema brinda agua al 60% de los habitantes de Uruguay.
Este estudio, presentado el viernes, actualiza otro realizado en 2006. En ese estudio de 2006 se había determinado que los arroyos Canelón Chico y el Canelón Grande presentan una calidad de agua “mala” a “muy mala”.
Un caso particular es el Río Santa Lucía y su cuenca, que una actividad agroindustrial intensiva mientras que el cauce principal es utilizado para producir agua potable para abastecer aproximadamente al 60% de la población del país.
Según el estudio, entre las principales fuentes de contaminación de esta cuenca está el Frigorífico Canelones. “Sus efluentes salen de la planta industrial tras un tratamiento primario y antes de ser volcados al arroyo Canelón Chico reciben un segundo tratamiento (…) Se ha identificado un fuerte olor a descomposición que, según los habitantes de la zona, ha aumentado en los últimos 5 años”, dice el informe.
Además están los desechos urbanos de la Ciudad de Canelones. Se apunta que los “basurales no regulados, muchos próximos a cañadas que luego desembocan en el arroyo” han crecido en los últimos años.
También se señala un vertedero de basura, ubicado a 300 metros de cauce del Canelón Chico. “Cuando se producen crecidas del arroyo, el agua entra en contacto con la basura acumulada y el lixiviado es transportado aguas abajo”, dicen los científicos.
Otro punto problemático es la planta de tratamiento de aguas cloacales de la Ciudad de Canelones. “Según ha informado OSE, dicha planta cuenta con tratamiento terciario”, dice el informe. Sin embargo, “los vecinos de la zona de Margat han identificado el vertimiento de aguas turbias al arroyo Canelón Chico que dejan un precipitado negro en las plantas acuáticas, el ganado ya no bebe allí y la presencia frecuente de peces muertos”.
También se apunta a los cultivos de soja que han tenido un “aumento considerable”. Estas plantaciones “se han extendido hacia los márgenes del arroyo Canelón Chico ya que muchos sectores del bosque ribereño fueron cortados. Estos cultivos requieren de fertilización artificial con nitrógeno y fósforo, así como la aplicación de fitosanitarios (herbicidas y pesticidas)”, agrega el informe.
