Aguada inolvidable

Aguada derrotó a Baurú 82 a 80 y se metió en la final del Final Four. Con un triple de Pablo Morales en el cierre y un trabajo descomunal de Leandro García Morales y de Curtis, el aguatero remontó 20 puntos y definirá ante Uniceub el título de la Liga Sudamericana.

Actualizado: 28 de noviembre de 2013 —  Por: Diego Muñoz

Aguada inolvidable

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En la cancha, Leandro abraza a Pablo Morales tan fuerte como puede, Bavosi salta, Espíndola besa a su mujer que está detrás del banco, Smith choca sus manos con Curtis. En las tribunas la gente llora, se abrazan padres e hijos, abuelos y nietos, hombres y mujeres.

El lugar físico en el que se encuentran dentro del Palacio es apenas un detalle. Los unen muchas más cosas de las que los separa. La felicidad los desborda. Jugadores, técnicos e hinchas disfrutan de una noche inolvidable. La marea roja y verde copa el gimnasio. Hay banderas, camisetas, gorros. Aguada está en la final de la Liga Sudamericana en un partido para el recuerdo.

Perdía por 20 en el comienzo del segundo tiempo y lo ganó con un triple inconmensurable de Morales. El capitán había estado torcido toda la noche. Pero no le importó. Agarró la pelota con 9.9 segundos por jugar y tiró de tres como si estuviera calentando antes de un entrenamiento, con una mezcla de desdén y seguridad de que ese tiro, justo ese, no lo fallaba. La pelota entró contra el tablero de la calle Galicia y el Palacio explotó.

En ese momento el descontrol se apoderó de todos. Baurú salió corriendo con la bola pero no pudo tirar, la perdió y Aguada se aseguró la final.

Pero antes de la locura hubo un juego. Un juego en el que el equipo de Espíndola debió remar durante todo el segundo tiempo.

Tras un primer cuarto en el que dominó y ganó por cinco, Baurú se adueñó del partido. Con Taylor y un pick and roll que dañó al aguatero, los brasileños culminaron bien casi todas las ofensivas. El rojiverde no tenía idea cómo atacar. Controlado Leandro, el equipo no podía penetrar, movía la bola sin criterio y estaba errático desde afuera.

Eso le permitió a Baurú sacar una máxima de 20 al comienzo del tercer cuarto. En ese momento Aguada empezó a descontar gracias a un gran trabajo de Curtis en la pintura y el sensacional García Morales.

Las que en el primer tiempo no entraban comenzaron a entrar, Curtis dañaba abajo y la diferencia se achicó. Al final del tercer cuarto el local se había puesto a ocho puntos.

Baurú ya no pudo controlar a García Morales ni a Curtis en defensa, Bavosi dañó con rompimientos y descargas y Taylor no pudo sostener su efectividad en ofensiva. Entonces, con dobles de Curtis y triples de Leandro Aguada se puso a dos posesiones con tres minutos para el final.

En ese momento entraron a jugar otros factores. Cada ofensiva era decisiva y tanto la jerarquía individual como la localía empezaron a incidir.

Dos triples de García Morales le dieron a Aguada ventaja de uno, Baurú volvió a pasar con libres, hasta que llegó esa jugada con menos de 10 segundos en el reloj. La pelota llegó a Morales y cuando la lógica indicaba tratar de romper hacia el aro, el capitán, que no había convertido ninguno de los cinco triples que había intentado, lanzó desde tres. La gente contuvo la respiración por un instante, hasta que vio que esa bola, justo esa, entraba. Entonces se desató la locura tras otra noche inolvidable.