Va y corre. Le da lo mismo si es al minuto uno o en el 90. Choca, gana, se la lleva. La potencia para arrancar se transforma en sutileza para definir. Peñarol encontró un delantero de miedo en Jonathan Rodríguez y esa es la mejor noticia dentro de un semestre que tuvo pocas cosas positivas. Por si fuera poco, la ficha del jugador pertenece en su totalidad al club.
El pibe que vino de Florida no estaba entre las opciones para jugar como centrodelantero en el Apertura. Habían unos cuantos nombres adelante, incluso algunos que Peñarol fue a buscar para cubrir ese puesto.
Pero a Rodríguez se le dio la posibilidad a partir de los malos resultados del equipo y los bajos rendimientos individuales. Y vaya si la aprovechó. En cada uno de los partidos demostró potencia, explosión, velocidad y capacidad de resolución. Y que la 9 de Peñarol no le pesa nada.
Jonathan volvió a ser la figura de un equipo que ganó sin discusión ante un Liverpool que dio pena. Casi tan bien como Rodríguez jugó Aguiar. También se destacaron Marcelo Zalayeta y Gonzalo Viera.
El Carbonero salió con el mismo plan de juego que en los partidos anteriores. La táctica consiste en sacar pelotazos largos para forzar el error de la defensa rival y tratar de aprovechar las condiciones físicas de Rodríguez. Y Liverpool fue el adversario perfecto porque falló toda la tarde en el fondo.
Cuando recién se armaba el partido, Peñarol pegó dos veces. Aguiar a los 14 y Rodríguez a los 17 pusieron el 2 a 0.
La diferencia en el resultado fue demasiado para Liverpool, que dio la sensación de bajar los brazos cuando quedaban más de 70 minutos por jugar. A pesar de su buen torneo, de sus nueve partidos sin perder de forma consecutiva, nunca dio la sensación de que el negriazul pudiera acortar. Sus jugadores lucieron apáticos en ataque y cometieron todo tipo de errores en defensa.
Ante ese panorama, Peñarol se replegó en el campo y le cedió terreno y pelota a Liverpool, a quien no se le cayó una idea. Así, el partido se volvió insoportable.
En la segunda parte nada cambió. Los de Favaro tocaron la pelota con exasperante intrascendencia mientras el aurinegro se jugó a la contra. Un par de piques de Mauro Fernández, que entró por Jorge Rodríguez, y de Jonathan Rodríguez pudieron aumentar incluso el marcador.
Recién en los descuentos llegó el primer tiro en serio de Liverpool. Fue de Puglia y lo mandó al córner Danilo Lerda, quien ingresó en el segundo tiempo por el lesionado Juan Castillo.
La tarde se terminó con la sobriedad que terminan las citas en las que no hay nada en juego. Aunque el hincha de Peñarol se permitió una sonrisa, porque sabe que ahí, en el puesto de 9, hay un pibe que los ilusiona.
