Hace dos años que este cultivo es el principal producto de exportación de Uruguay. Según el Instituto Uruguay XXI, el año pasado representó un 20% de los dólares que entraron al país por concepto de exportación de bienes. En total se exportaron 1.875 millones de dólares.
No toquen nada conversó con el Ingeniero Agrónomo Esteban Hoffman, profesor del Departamento de Producción Vegetal de la Estación Mario Casinoni de la Facultad de Agronomía y Director General de UNICAMPO Uruguay, empresa con 20 años de experiencia en asesoramiento técnico agropecuario.
Según la Oficina de Planificación y Política Agropecuaria, el rendimiento promedio de la soja en Uruguay osciló hasta 2011 entre los 1.500 y los 2.000 kilos por hectárea.
En 2012 y 2013 cerca de los 2.500 kilos y según Hoffman este año podría haber otra cosecha récord.
"La soja en el Uruguay es el cultivo con mayor variabilidad a nivel de productividad media. Se espera que, si no hay ningún problema de cosecha por el clima, estamos ante otra cifra récord. Hace una semana atrás había un revuelo enorme por el riesgo que corría la soja por el exceso de precipitaciones, que las había, pero eso no quiere decir que se generen problemas relacionados por el exceso hídrico. Los cultivos de soja tienen una capacidad enorme de soportar pequeños periodos de mucha agua en el suelo o de falta de oxígeno, en estos momentos al inicio del periodo crítico, no al final. Hacía mucho tiempo que no habíamos tenido un clima parecido al de los argentinos, que les llueve mucho en el periodo crítico", sostuvo.
Hoffman afirmó que los cultivos están "excepcionales", salvo algunos casos particulares. Además explicó que la cosecha empieza en otoño y para esas fechas se necesita que no haya exceso de lluvia. "Cuando los cultivos están prontos tienen que ser cosechados porque aumenta el riesgo de que se caiga, que tenga hongos y pierda calidad, pero además en este cultivo es un gran volumen de dinero que está parado arriba de la chacra, con la particularidad de que su cosecha es muy lenta. Las cosechadoras van arrastrándose en el piso al momento de la cosecha, si hay mucho barro la máquina se entierra y las plataformas tienen problemas. Es un dolor de cabeza", explicó.
Con respecto a la presencia de plagas, el ingeniero explicó que su incidencia es menor cuando las condiciones hídricas son extremadamente secas. "En condiciones excepcionales como estas, tenemos cultivos muy exuberantes y condiciones para que una de las plagas a las que se les tiene mucho miedo que son los defoliadores -conocidas como la lagarta- en realidad se nos hacen una fiesta. Tienen condiciones muy buenas para poder reproducirse, mucha comida y generalmente hay dificultades para poder ingresar a los controles con insecticidas. Pero salvo en los casos donde llovió mucho y los productores no pudieron entrar, que son pocos, o casos de mal manejo de plagas, en general están dominadas y para nada nos están llevando los cultivos de soja", dijo.
Hoffman sostuvo que los manejos integrados de plaga son la mejor forma de afrontar este problema porque contemplan el tratamiento de la plaga, al hombre y al medio ambiente. "Eso contempla hasta qué momento tenemos que preocuparnos por una plaga y a partir de qué momento consideramos que puede haber daño, cuándo y con qué tipo de productos ingresamos a matarla. Generalmente, los manejos integrados de plagas son productos muy efectivos, pero inocuos con los enemigos naturales. Cuando se empieza con el único objetivo de matar todo con cualquier cosa, no hay quien controle la población de defoliadoras", agregó.
