"Estoy tranquilo y triste, mi entorno no merece sufrir así"

El ex intendente de Treinta y Tres, Gerardo Amaral, habló con 180 sobre la razones de su procesamiento. El frenteamplista dijo que tomó sus decisiones asesorado por los abogados de la intendencia, pero quizás les faltó la "suspicacia" que tuvo la jueza. Además, contó que no será candidato a la intendencia y que piensa en jubilarse como médico. "Esto me golpeó mucho y quizás deba dedicarle los últimos años a mi familia", afirmó.

Actualizado: 10 de marzo de 2014 —  Por: Emiliano Zecca

"Estoy tranquilo y triste, mi entorno no merece sufrir así"

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Según la justicia, Amaral permitió que su directora general de Acondicionamiento Urbano adjudique y beneficie en dos licitaciones a empresas constructoras en las que trabajaba su esposo. El ex jerarca y el matrimonio involucrado fueron procesados sin prisión por el delito de conjunción del interés personal y público.
La justicia consideró que "existieron innumerables irregularidades en los procesos licitatorios, se constataron violaciones a los principios que exige la función pública por parte de quienes estuvieron involucrados y participaron de forma directa o indirecta en los procesos licitatorios".
Amaral es un médico de 60 años que se afilió al Frente Amplio en 1976 y pertenece al Partido Socialista e integra su dirección nacional (Comité Central) desde 2005.
En 2004, el Frente Amplio lo eligió para ser candidato único a la intendencia de Treinta y Tres. Al año siguiente se transformó en el primer jefe comunal de izquierda en ese departamento.

¿Cómo recibió el fallo de la justicia?
No lo esperaba. Yo había hecho ver el expediente por mis abogados que me aseguraron que no había ningún delito. Como en todas las cosas que no son matemáticas, hay distintas visiones y se encontró que sí se configuraba un delito. Nosotros respetamos muchísimo a la justicia, pero en este caso no comparto la decisión. Naturalmente, lo vamos a apelar. Estoy tranquilo porque he sido muy rectilíneo en mi vida y también lo fui en ese periodo. Sí estoy dolido porque a ningún padre le gusta que sus hijos lo vean retratado así en los medios y cuando esto se aclare va a aparecer en la quinta página.

En el fallo, se explica que el ex director de Cultura tuvo una participación activa en la primera licitación, brindó opiniones en la obra y dio instrucciones en nombre de la empresa. Específicamente sobre usted, la justicia dice que en esta licitación permitió que el esposo de su directora de Acondicionamiento Urbano, actuando como particular, tome decisiones sobre los recursos humanos y materiales de la intendencia.

Esa licitación la ganó otra empresa, que no estaba asesorada por el ex director de Cultura, esposo de la directora. En este caso, lo que se cuestiona es que este hombre, que es el autor intelectual de la excelente reforma que se hizo, aportó ideas y soluciones al arquitecto responsable de la obra. Pero el hombre no tenía sueldo por eso, fue un asesoramiento. Nunca dio una orden directa, no cobró por eso. Se le cuestionó que aportara ideas y acá, realmente, hay que pensar de una forma muy grande en qué forma iba a favorecerle colaborar honorariamente en una empresa en la que ni siquiera trabajaba. Solo ayudó al arquitecto de la intendencia y lo hizo porque era amigo además. No sé en qué forma puede perjudicar eso al erario público.

Algunos meses después, la intendencia le adjudicó una segunda licitación a otra empresa para la refacción del Cine Teatro Municipal, que se encuentra en el mismo complejo cultural. Esa empresa sí estaba asesorada por el ex director de Cultura y esposo de la directora de Acondicionamiento Urbano y Rural, ¿usted sabía esto?

A esa licitación se presentaron cuatro o cinco empresas, con todas la de la ley. Una comisión de adjudicación le dio el proyecto a la más conveniente. El pliego estableció la obligación de contar con un asesor técnico con experiencia en este tipo de obras. El asesor que presentan -yo me entero después porque no estaba en el país- era el esposo de esta mujer. Entonces se le planteó a la directora de Acondicionamiento Urbano que se excuse de las decisiones y el mando de esa obra. Ella lo hace, a mi entender correctamente, y solo lleva adelante alguna firma que era imprescindible. Pero se aparta totalmente del emprendimiento. Entiendo que se actuó correctamente, lo hice con el asesoramiento de los abogados de la administración. La jueza entendió que se debió hacer un acta. Acá somos una comunidad chica y si una persona dice que se va a excusar, uno confía.

¿Los asesores jurídicos de la intendencia no le advirtieron que podía tener problemas si la directora firmaba los papeles de la obra?

Los asesores jurídicos dijeron que se tenía que eximir, como pensaba yo. Pero no advirtieron es que si ella firmaba se podía interpretar que estaba trabajando en la obra. Quizás debieron advertirme de eso, viéndolo hoy retrospectivamente. Quizá debieron tener la suspicacia que hoy tiene la jueza en todo su derecho y pensar que eso era una forma de inmiscuirse, cuando nosotros entendimos que solo era una firma que avalaba lo que decía el arquitecto a cargo de la empresa.

Cuándo se enteró que la directora de Acondicionamiento estaba trabajando con su esposo, ¿cómo lo tomó? ¿no pensó pedirle la renuncia?

A mí me pareció de mal gusto e incorrecto que estuviera el esposo, pero cuando me entero ya era un hecho consumado. Por eso nos asesoramos jurídicamente y le pedimos que se apartara de las decisiones. Con eso era suficiente, pero la jueza entendió que había que documentarlo. Hay que tener perspectiva, porque una cosa es vivir en una ciudad de medio millón de habitantes y otra es vivir donde hay 30 mil y todos nos conocemos. Si ella me dijo que se iba a eximir, tengo confianza y creo que lo hizo.

Durante la realización de esta obra en el cine, se produjo un incendio. Bomberos determinó que el incendio se debió a falta de prevención y seguridad por parte de los responsables de la empresa, pero la intendencia asumió los costos por un valor de 1.500 dólares y además le renovó la licitación. Para la justicia esto no tiene explicación.

Si nosotros en ese momento hacíamos lo más cristalino, que era hacer pagar a la empresa, que se fueran y llamar a una nueva licitación, la obra iba a quedar totalmente inconclusa o parcialmente inconclusa al término de nuestra administración. Había un techo del teatro en riesgo de caída, denunciado por años. Entonces, si cumplíamos con la normativa -como lo hicimos en más de 220 licitaciones- corríamos el riesgo de no terminarla. Por eso decidimos que la empresa se hiciera cargo de lo que no se iba a reponer y que continuara la segunda etapa para terminar la obra. A esa decisión la hice basado en informaciones técnicos de arquitectos e ingenieros. Asumo la responsabilidad política de que la obra haya continuado con esa empresa. A mí me hubiese gustado llamar a otra empresa, pero teníamos que terminar la obra. Hoy haría lo mismo, porque mi compromiso era con la gente. Había un techo en riesgo, que se le podía caer a la gente encima. Imagínese si eso hubiese pasado, estaría preso y no solo procesado. Por el mal menor y para poder continuar la obra, se decidió eso. Terminamos en plazos razonables, pero eso fue visto como un favoritismo hacia la empresa, que además tenía al marido como asesor técnico. Es real, podía ser mal visto. Para mí fue lo que se pudo hacer.

¿Cuánto hubiese demorado hacer una nueva licitación?

Eran meses. Mientras esta empresa desarmaba los andamios, se hacía el llamado. Si lo impugnaban ni se hacía, pero en caso contrario hubiese comenzado en siete meses y hoy estaría en la picota pública por no haber terminado una obra con la que estaba comprometido y estaba presupuestada.

Usted fue mencionado como posible candidato a la intendencia para el próximo periodo, ¿se va a presentar?

Ya había decidido no presentarme, no a raíz de esto. Lo hice por un tema personal, de salud y familiar. Tengo hijos grandes, de 20 años, y tengo uno de cinco meses que requiere mi atención. Hice con todo gusto y pasión los cinco años en la intendencia. Estoy orgulloso de la gran mayoría de cosas que hicimos, creo que fue la administración más prolija, hacedora y cristalina en la historia de Treinta y Tres, pero es mi visión. Hoy no puedo, hice muchos sacrificios en esa etapa, del punto de vista familiar, económico y de salud. Sigo inquebrantable en mis convicciones políticas, soy socialista y moriré socialista. Este país merece una sociedad mejor, de más calidad e inclusiva. Pero no estoy para la actividad política. Voy a ver si sigo como médico o me acojo a la jubilación. Esto me golpeó mucho y quizás deba dedicarle los últimos años a mi familia. Es una sentencia equivocada, confío en la justicia, y tengo la certeza que se va a revertir el fallo. El daño ya está hecho, eso no lo pagará nadie. Una etapa ingrata de la vida. Estoy tranquilo y triste porque mi entorno no merece sufrir así viendo titulares. Pero también he tenido apoyo del espectro político de todo el país y de afuera también.