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El Ministerio de Salud Pública presentó la Encuesta Nacional de Comportamientos Disruptivos en el Ámbito Sanitario, para la cual se encuestó a 4.
782 integrantes del equipo de salud, de 15 instituciones públicas y 23 privadas; lo que en conjunto reúne al 80 % de los usuarios del sistema sanitario.
Con el objetivo de obtener un diagnóstico certero de la situación, se evaluaron las características de la población encuestada, la incidencia del comportamiento disruptivo, los desencadenantes y el impacto sobre el paciente y el equipo de salud.
"Calidad de atención es el nombre, seguridad del paciente es el apellido, no podemos hablar de uno si no hablamos del otro", manifestó el subsecretario de Salud Pública, Leonel Briozzo, durante la presentación de la encuesta.
El 91 % del personal médico consultado afirmó haber presenciado algún comportamiento disruptivo en su trabajo, al igual que el 88 % del personal no médico.
Además, el 61 % de los médicos reconocieron haber sido objeto de un tratamiento disruptivo y 58 % de los no médicos también.
Tal como lo indica la encuesta, Briozzo, destacó que el "mayor maltrato" se da entre los propios pares y alentó a revertir la situación.
Comentarios despectivos sobre colegas (74%) y sobre la institución (61%) fueron los comportamientos más frecuentes nombrados, tanto por el personal médico como por el no médico.
Le siguen los comentarios despectivos sobre subordinados (57%), el uso de lenguaje inapropiado (55 %) y los arrebatos de ira y gritos (45%).
El 51 % de los médicos identificaron la excesiva carga de trabajo como el factor desencadenante de estas actitudes, al igual que el 46 % del personal no médico.
Otra de las causas expresadas fueron la gran demanda de los pacientes, la baja remuneración y factores personales, que rondaron el 35%.
La directora general de Salud, Marlene Sica, expresó que "esto es muy relevante para el país, ya que en el resto de la región, son muy pocos los países que se ocupan de la temática y que "es fundamental el diagnóstico de situación para poder tomar medidas hacia adelante".
Briozzo agregó que el desafío ahora es buscar la manera de proceder "para que las investigaciones que tienen la base en la seguridad del paciente, con respecto a eventos adversos que hayan pasado, no se judicialicen".