"Conseguir la paz o volver al pasado"

"¿Quieren la paz? ¿Quieren la paz?" Desde un estrado en medio de una calle repleta de gente, el presidente colombiano Juan Manuel Santos, en plena campaña para su reelección el 25 de mayo, insiste en su determinación a terminar con 50 años de conflicto con las FARC.

Actualizado: 04 de agosto de 2014 —  Por: Redacción 180

"Conseguir la paz o volver al pasado"

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Con un concierto ensordecedor de bocinas y pitidos, el público lo aprueba en Cúcuta, la capital de Norte de Santander.
En esta región fronteriza con Venezuela, la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que según las autoridades aún cuenta con un total de 8.
000 combatientes, tiene fuerte implantación.
A quince días de la primera vuelta de las presidenciales, Santos, cuyo gobierno de centro-derecha abrió en noviembre de 2012 negociaciones de paz en La Habana con la rebelión marxista sin que se detuvieran los combates, resume desde la tribuna la importancia de la consulta.
"En las próximas elecciones, el país va a elegir dar el paso adelante y conseguir la paz o volver al pasado, seguir con la guerra y sufrir las consecuencias", dijo el presidente bajo una salva de aplausos.
El mensaje pretende ser simple y directo, a imagen y semejanza del escenario de la campaña: de camiseta roja y pantalones vaqueros, el jefe del Estado se abre camino entre miles de simpatizantes, un verdadero rompecabezas para el equipo de seguridad, que encabezado por dos militares de las fuerzas especiales lo sigue sin perderle pisada.
"No quiero que las madres entierren a sus hijos.
¡Son los hijos los que deben enterrar a sus madres!", insiste Santos tras recordar el pesado saldo de cientos de miles de muertos que ha dejado el más antiguo conflicto armado en América Latina.
Un plebiscito por la pazEl presidente la emprende directamente contra sus rivales, a los que acusa de querer "matar la esperanza de los colombianos".
Menciona en especial al candidato conservador Oscar Iván Zuluaga, respaldado por su predecesor y mentor en política Álvaro Uribe, el carismático líder que encabeza la oposición a las negociaciones de paz con las FARC.
Golpeado por un reciente escándalo que alcanzó a uno de sus asesores, quien fue acusado de haber cobrado sobornos del narcotráfico, el jefe de Estado no duda en colocar la pelota en la cancha de su principal rival tachándolo de "cínico".
Zuloaga, a su vez, se ha visto implicado en un caso de espionaje del proceso de paz en el que aparece envuelto un miembro de su equipo.
Ante el endurecimiento de la campaña, los asesores presidenciales han acelerado el ritmo de los desplazamientos de Santos, a quien los últimos sondeos le atribuyen un 27% de las intenciones de voto, por delante de Zuloaga (10%) y del centrista y exalcalde de Bogotá Enrique Peñalosa, con quienes las distancias tienden a reducirse.
Lo más seguro es que el presidente saliente deba disputar una segunda vuelta, el 15 de junio, ante uno de esos dos adversarios.
"Preferiríamos que se enfrente a Zuloaga, así sería un verdadero plebiscito en favor o en contra de la paz", confía a la AFP una fuente del entorno presidencial.
Para contrarrestar la propaganda de sus rivales, que lo acusan de arrodillarse ante las FARC en La Habana, Santos recuerda en su discurso que él mismo supo ser uno de los ministros de Defensa más duros hacia la guerrilla, cuando ocupó ese cargo durante la presidencia de Uribe.
En ese período, varios jefes insurgentes fueron eliminados.
"¿Quién le ha dado los golpes más fuertes a la guerrilla? Su servidor", clamó, antes de observar que "un soldado debe saber cuándo parar una guerra".
"Si quieren la paz, entonces ayúdenme a conseguirla", insistió.
Los numerosos asistentes al acto, que portan una camiseta con la consigna de la campaña ("Queremos la paz"), no tendrán problema en salir a multiplicar el mensaje.
"Ya basta con este conflicto, con todos estos muertos.
Por fin vamos a invertir no en la guerra sino en empleos, en escuelas, en la economía.
El mundo va a mirar a Colombia de una manera diferente", dijo a la AFP Miguel Caballero, un vendedor de muebles de 33 años.
AFP