Uruguay libera acceso a publicaciones científicas

Uruguay es el primer país en el mundo en dar acceso gratuito para toda su población a las principales publicaciones científicas internacionales en internet, a través del Portal Timbó.

Actualizado: 04 de agosto de 2014 —  Por: Redacción 180

Uruguay libera acceso a publicaciones científicas

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Cualquier persona dentro de Uruguay puede acceder sin costo a los textos completos de millones de artículos a través el Portal Timbó de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), donde pueden encontrarse publicaciones de editoriales de revistas científicas como ScienceDirect, IEEE, IOP Science, Scopus o The Cochrane Library.El Portal Timbó surgió hace cinco años con el objetivo de facilitar el acceso a las publicaciones científicas pagas y, desde 2009, permitía el acceso gratuito a los investigadores siempre y cuando accedieran desde las instituciones científicas, pero ahora puede acceder cualquier persona, desde cualquier lugar del país."Hasta donde nosotros sabemos somos el primer país que lo está haciendo de esta manera. Hay distintas iniciativas, es decir, en otros países del mundo se puede ir a una biblioteca y consultar estos materiales. La diferencia de lo que estamos haciendo nosotros es que le estamos permitiendo acceso electrónico, utilizando internet, a toda la población del país sin necesidad de tener que ir físicamente a una biblioteca", aclaró a No toquen nada, Omar Barreneche, secretario ejecutivo de la ANII.Así es que este viernes se realizó el lanzamiento oficial del nuevo Portal Timbó en Fray Bentos, gracias a un acuerdo con las editoriales que se concretó en diciembre de 2013 y le significa a la ANII un gasto para este año de 1.850.000 dólares.Barreneche aseguró que uno de los grupos científicos que más se va a beneficiar son los médicos."Todos tenemos contacto con profesionales de la medicina. Vemos que están al tanto o nos explican cuál es el tratamiento que se está haciendo ahora, esta es la medicina que se está aplicando ahora, esto es lo que conviene hacer. Y eso ellos lo logran porque constantemente están accediendo a literatura científica. Hace muchos años había que recibir las revistas en papel, había que estar suscripto a la revista, ir por la biblioteca de la facultad o por la del Sindicato Médico o donde fuera para poder especializarse en ese tema. Con el mecanismo este que estamos liberando ahora van a poder acceder a esa misma literatura desde su consultorio o desde su casa. Y los resultados de eso los experimenta directamente la población en la medida de que esos médicos van a estar al tanto de los últimos progresos en cuanto a técnicas de diagnóstico y terapéuticas", desarrolló Barreneche.El pago vs. la liberación Hay muchos científicos que están en contra de que las revistas científicas cobren el acceso a los artículos ya que muchas veces son investigaciones financiadas con dinero público; y apoyan lo que llaman el "open access" de la ciencia.Pero, por otro lado, las revistas pagas, con Science a la cabeza, no se quedan calladas y dan su lucha. Por ejemplo, el año pasado Science publicó todo un número explicando que logró que un artículo inventado fuera aceptado en un centenar de revistas científicas de open access.Sylvia Bonilla es investigadora de la Sección Limnología del Instituto de Ecología de la Facultad de Ciencias y tener acceso libre a los artículos científicos le parece algo "maravilloso". "El acceso a la bibliografía es como el entrenamiento con los jugadores de fútbol, si el jugador de fútbol tiene un campeonato nosotros nunca pensamos que va a ir sin entrenar. Cuanto más entrene mejor va a jugar y el investigador es lo mismo. Cuando quiera realizar sus investigaciones, cuanto más lea y estudie mejor va a realizar sus investigaciones porque la lectura le va a dar las ideas que están saliendo todos los días en su tema, le va a permitir contrastar sus hipótesis, ver qué original es lo que está haciendo, sus resultados que encontró, qué diferentes o novedosos pueden ser con respecto a lo que esté publicado", destacó Bonilla.Además, contó que los investigadores no solían pagar por los artículos científicos, que cuestan entre 35 y 40 dólares cada uno, sino que de alguna forma se las ingeniaban para conseguirlos."Yo no conozco a nadie que realmente vaya y pague. Me acuerdo que hace unos años existían muchas alternativas, que algunas tenían que ver con la solidaridad. Por ejemplo, gente que estaba en el extranjero, en Universidades que tenían acceso a este tipo de información recibían correos electrónicos, se armaba una lista donde la gente de Uruguay le pedía, necesito este artículo que no lo puedo encontrar, y esa persona se lo bajaba y se lo enviaba. O las bibliotecas que tenían cierto acceso entre bibliotecas amigas, entonces se le solicitaba al bibliotecario que iba, lo buscaba y se lo mandaba. La otra cosa que también funcionaba mucho era directamente pedirle al autor el artículo", recordó la investigadora.