Luces y sombras en la conferencia internacional sobre sida

Nicolás Kronfeld, desde Melbourne. La muerte de seis científicos y colaboradores en la lucha contra el sida, que fueron asesinados en el avión de Malaysia Airlines cuando se dirigían al congreso en Melbourne, Australia, afectó al evento en todas sus dimensiones. Cambios en el programa, minutos de silencio, movilizaciones masivas y alegría contenida tras los logros alcanzados, dieron muestra de la dureza del golpe recibido. La ciudad también acompañó en el dolor.

Actualizado: 30 de julio de 2014 —  Por: Redacción 180

Luces y sombras en la conferencia internacional sobre sida

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Por Nicolás Kronfeld, especial para 180, desde Melbourne.

La vigésima edición de la Conferencia Internacional sobre Sida que terminó este viernes en Melbourne quedará grabada en la memoria de científicos y activistas. Permanecerá en ellos el recuerdo amargo por la pérdida de seis personalidades importantes que viajaban hacia allí en el vuelo de Malaysia Airlines que explotó el 17 de julio en cielo ucraniano, mientras cubría la ruta Ámsterdam - Kuala Lumpur. En la aeronave viajaban 298 personas y todavía se desconoce quiénes fueron los autores de un presunto disparo de un misil tierra-aire.

El suceso afectó mucho al evento y aunque el ambiente mejoró con el paso de los días, nunca llegó a lo que se presumía. Si bien la comunidad que trabaja en la lucha contra el sida está muy acostumbrada a perder líderes, dado que muchos de sus principales luchadores padecen de esta enfermedad mortal, la razón de estas muertes descolocó a todos.

“El movimiento de la lucha contra el sida no es ajeno a este tipo de altibajos; hemos perdido mucha gente. De la primer década del VIH perdimos a casi todos los pacientes. Fue una época muy devastadora y sin embargo seguimos adelante”, dijo a 180 el expresidente de la IAS Julio Montaner.

Los asistentes se enteraron de la tragedia en diferentes lugares: algunos en sus países de residencia, otros en alguna escala aérea camino a la convención y muchos lo supieron al llegar a Melbourne. La primera reacción fue de shock. Tanto las autoridades como los oyentes quedaron desorientados y los cuestionamientos no demoraron en llegar.

La primera duda fue si el congreso debería realizarse y la Sociedad Internacional sobre Sida (IAS, por sus siglas en inglés) fue tajante en su respuesta, comunicada por la premio Nobel Françoise Barré-Sinoussi, presidenta de la IAS, sobre el Sida: la conferencia seguirá adelante por respeto a las vidas perdidas, “porque sabemos que es lo que (los fallecidos) hubieran querido que hiciéramos''.

Montaner, que dirige el British Columbia Centre for Excellence in HIV/AIDS, fue en la misma línea: “La lucha que tenemos en frente es mucho más fuerte que nuestra opresión de dolor y lo mejor que podemos hacer para honrar la contribución de nuestros colegas que fallecieron en este evento tan desgraciado es continuar con el congreso”.

El comunicado oficial de la IAS también destacó que se trataría de "una oportunidad de reflexionar y recordar a aquellos que hemos perdido".

La conferencia abrió sus puertas el 20 de julio y ofrecía desde el inicio, distintos puntos y formas de recordación de las victimas. Dos espacios con libros de condolencias, un escritorio para información específica sobre el accidente y los fallecidos, un sector de velas para recordar a los afectados y un memorial de 50 metros de largo que atravesó el corredor principal, en el que se invitaba a honrar a “colegas y amigos a bordo del mh17” atando cintas rojas en los grandes paneles que se desplegaban, fueron las principales instancias disponibles para que los más de 12.000 participantes recordaran el suceso.

Con el correr de los días, la tristeza se volvió nostalgia pero la alegría siguió contenida y no se debió a la ausencia de razones para sonreír. “El presidente Clinton, ayer, a cada párrafo que terminaba se refería a los nuevos objetivos de las Naciones Unidas denominados ‘90-90-90’. Como les decía a mis colegas, nombró 90 veces al ‘90-90-90’, estuvo fantástico. A pesar de todo esto, que nos llenaría de alegría, emoción y entusiasmo, y nos tendría celebrando, honestamente nos es muy difícil hacerlo cuando un colega, un amigo, un hermano en la lucha contra el VIH/Sida está ausente, y particularmente por la razón que lo tiene ausente, porque esta es una injusticia que no tenemos palabras para describir y que obviamente ha transformado nuestro ánimo en Melbourne”, contó Montaner.

La estrategia “90-90-90” apunta a alcanzar estos porcentajes en tres frentes: que el 90% de las personas infectadas en el mundo sepan de su condición; que el 90% de ellas accedan al tratamiento de forma libre, gratuita y continuado en el tiempo; y que el 90% de ellos tengan un efecto antiviral prolongado, que permita suprimir la carga viral a largo plazo.

En torno al programa del congreso, también hubo cambios. Desde la ceremonia inaugural, en la que se realizó un minuto de silencio y se leyó una carta de condolencias, hasta el cierre oficial, casi todas las ponencias hicieron mención del hecho. Además, Joep Lange, pionero de la lucha contra el sida fallecido en el avión, iba a disertar durante en el primer día del congreso.

Melbourne suele ser sede de grandes eventos internacionales como la Fórmula Uno y el Australian Open de tenis, la cumbre del G20 que tuvo lugar en esta ciudad en 2006 y nuevamente llegará en 2014, además de festivales internacionales de cine, teatro y otras disciplinas artísticas. Sin embargo, la llegada de la XX Conferencia Internacional sobre Sida generó una gran expectativa.

Antes de la fecha de comienzo se realizaron más de 55 eventos en todo el país sobre esta temática. Las calles mostraban carteles sobre el congreso y muchas banderas con el logo de la actividad adornaban los postes de luz de la ciudad. Además, se repartieron folletos informativos y se colocó un cartel de unos 20 metros que atravesaba el puente Flinders, a unos metros de Federation Square, el punto mas importante de la ciudad para turistas y habitantes en general.

A esta expectativa se sumó el incremento de la notoriedad del evento que le aportó la tragedia del avión malayo. Además de varias declaraciones de autoridades australianas, la gente tomó la iniciativa de encender velas y acercar ramos de flores a la puerta del congreso y al espacio que ocupaba el gran cartel sobre el puente. A su vez, el martes 22 por la noche se realizó una vigilia con velas que originalmente era para homenajear a las 35 millones de personas que murieron a causa del sida pero que tomó un significado extra que se podía ver en varias pancartas y se percibía en el ambiente: la ocasión fue una oportunidad para recordar a los fallecidos que iban a la conferencia.

Una vez que trascendió la noticia de que los seis científicos fallecieron en el vuelo MH17 de Malaysia Airlines, hablaron varios expertos. El consultor canadiense Trevor Stratton dijo a la cadena ABC de Australia que “la cura para el Sida podría estar en ese avión, no sabemos, pero no podemos evitar preguntarnos sobre el tipo de conocimiento que iba a bordo”.

Si bien la declaración apunta a destacar la importancia crucial de los fallecidos, los científicos aseguran casi con unanimidad que la cura está lejos. Sin embargo, hay razones para ser optimistas. Esta enfermedad que padecen alrededor de 35 millones de personas no alcanza su efecto mortal en muchos de sus afectados y ha pasado a la categoría de virus controlable y manejable como una enfermedad crónica. Con esta situación como punto de partida, la comunidad trabaja para lograr una mezcla de antirretrovirales que permitan el tratamiento con la prescripción de una pastilla al día, al tiempo que lanzó la campaña “90-90-90” y apunta a conseguir sus objetivos para 2020 y eliminar al sida por completo para 2030.

El lema de la conferencia era “acelerar el ritmo” y su declaración se tituló “nadie queda atrás”. Estos enunciados apuntaban a redoblar esfuerzos y a luchar contra la estigmatización y discriminación de los afectados, que perjudica el tratamiento temprano de la enfermedad, clave para la supervivencia de los enfermos.

Julio Montaner resumió este congreso, que presentó avances positivos pero estuvo atravesado por un gran dolor: “A pesar de que no estamos con la alegría que podríamos haber estado, con los desarrollos positivos que hemos visto en Melbourne creo que Joep debe estar sonriendo en algún lugar del cielo y estará diciendo 'bueno, en Melbourne hemos dado el paso fundamental que estábamos tan entusiasmados con dar”.

Las seis piezas influyentes que perdió el movimiento contra el sida

El científico más conocido de los que perdieron la vida en este vuelo era Joep Lange. Su nombre forma la lista de los menos de diez científicos considerados fundamentales en la historia de la lucha contra el sida y el desarrollo de la terapia antiretroviral que se utiliza hoy en día con mucha efectividad debe una buena parte a sus aportes. Lange impulsó la utilización de varios antirretrovirales en un mismo tratamiento, mientras que en sus últimos años de carrera luchó por que los laboratorios permitieran el acceso a los medicamentos por parte de más población, abaratando los precios. Creador de la Fundación Pharmacces en 2001, resumía su misión con una frase: “Si hoy por hoy podemos encontrar una lata de Coca Cola en cualquier parte de África, también podremos ofrecer en esos lugares tratamientos contra el SIDA”. Tenía 59 años y 5 hijos.

“La historia terapéutica del control de la epidemia pasa de forma estricta por unos pocos nombres y Joep Lange tiene un espacio prominente en ella”, destacó Julio Montaner.

Además, fallecieron en el avión Jacqueline van Tongeren, pareja de Joep Lange, miembro directivo de la organización ArtAids y directora de comunicaciones de cinco instituciones del sector en el que se especializaba desde 1986; Glenn Thomas, portavoz de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y experiodista de la BBC, que comenzó su carrera en el Departamento de Tuberculosis y desde 2012 era Responsable de Medios de Comunicación de la OMS; Pim de Kuijer, activista político y escritor holandés que recaudaba fondos para la organización STOP AIDS NOW!; Martine de Schutter, encargada de programas de la fundación STOP AIDS NOW!, que trabajó para la OMS en América del Sur y en sus últimos años se enfocó el programa de Reducción de brechas, que favorece el acceso a la salud para LGBT, trabajadores sexuales y personas que usan drogas. Además, era una pieza clave en la red AIDS Action Europe, que conecta a más de 400 organizaciones de SIDA en Europa y Asia Central; Lucie van Mens, que trabajaba para la Female Health Company como directora de programas de desarrollo y apoyo, desde donde impulsaba programas en siete países africanos. Además, de 2008 a 2011, fue coordinadora para la Fundación Acceso Universal al Preservativo Femenino.