La noche en que los blancos sellaron su fórmula

El domingo de noche Jorge Larrañaga anunció que acompañaría en la fórmula al ex presidente Luis Alberto Lacalle. Los militantes dentro y fuera de la casona frente a la Plaza Matriz estallaron en gritos y aplausos, y los dirigentes blancos se felicitaron porque sienten que será la fórmula ganadora.

Actualizado: 30 de junio de 2009 —  Por: Nausícaa Palomeque

La noche en que los blancos sellaron su fórmula

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“El doctor Luis Alberto Lacalle me ha ofrecido la candidatura a la vicepresidencia de la República, y ese sentido del deber, ese amor a mi partido y a la patria, me llevan a expresar claramente que lo voy a acompañar”, expresó Larrañaga cuando aceptó ser segundo de cara a octubre. La noticia sorprendió a los asistentes, que explotaron en aplausos y gritos de celebración.

Larrañaga señaló que su decisión es un deber con el que tenía que cumplir, “porque la libertad no consiste en hacer lo uno quiere, sino lo que uno debe”.

Después del anuncio, todos se mostraron radiantes, hablaron de la derrota de la izquierda y de Lacalle como el próximo presidente.

“¿Cómo no vamos a estar como locos?El partido que logra en la misma noche completar la unidad de su partido y además estar a la par del Frente Amplio. Una emoción fuera de lo común, nosotros somos un partido pasional, demasiado pasional. Estamos preparados para gobernar el país y eso lo va a sentir la gente, que no puede no votar esta fórmula, es la mejor fórmula del país en años”, exclamó el senador Luis Alberto Heber.

A las 21:30, la sala del directorio estaba repleta de gente. Entre dirigentes, militantes y periodistas, había en la sala unas 200 personas.

Los principales políticos blancos se sentaron alrededor de la mesa. A la izquierda los seguidores de Larrañaga (Sergio Abreu, Ruperto Long, Pablo Iturralde y Julio Lara) y a la derecha los de Lacalle (Luis Alberto Heber, Gustavo Penadés, Francisco Gallinal, y Juan Chiruchi). Detrás de la mesa, se colocaron la esposa y la hija de Lacalle, Julia Pou y Pilar Lacalle, las dos vestidas de violeta.

El primero en llegar al lugar fue Jorge Larrañaga, que fue recibido por Gustavo Penadés. Después, el precandidato saludó a Gallinal, a Ana Lía Piñeyrúa, a Heber y a De Posadas. Se sentó en la mesa y aguardó la llegada de Lacalle, que tardó unos 15 minutos.

Cuando arribó, el candidato electo del PN recibió los saludos de los herreristas y el aplauso de todos, incluso el del Larrañaga.

Durante esos primeros minutos la situación fue bastante tensa. Larrañaga y Lacalle no se miraron ni se saludaron. El abrazo llegó después de los discursos de los dos, después de que Larrañaga anunció que estaba lista la fórmula.

Lacalle dejó atrás el bastón y habló parado, y Larrañaga lo escuchaba sentado. Los puntos centrales de su discurso fueron la unidad del partido y la necesidad de una contienda respetuosa para no dividir al país después de las elecciones.

Recordó su trayectoria en el Partido Nacional desde que era niño, mencionó a su abuelo, Luis Alberto de Herrera, y miró varias veces el retrato de Herrera que hay en la sede.

En medio del discurso, Lacalle se dirigió a Larrañaga. Recién ahí se miraron fijo y sonrieron. ”Quiero tener unas palabras especiales para mi amigo Jorge Larrañaga, con su pujanza, con su empuje, con su coraje, y con quien nos hemos alternado en esta mesa, hoy me tocó a mí estar aquí y a él estar allí”, señaló el ganador.

Lacalle resaltó la unidad del partido: “Si alguna vez alguna rispidez se cruzó a través de esta mesa, no es novedad que haya habido rispideces, siempre han terminado con una mano tendida y con otra mano apretando esa mano tendida”, remarcó y generó aplausos. Y concluyó la idea afirmando que las diferencias estaban saldadas. “Si en algún momento salió de nuestros labios algún concepto que pudiera menoscabar esa unidad, queda olvidado. Hoy, amigos, queda saldado lo que hasta hace unas horas era una competencia. No fue nunca una lucha, no fue nunca un combate, fue una competencia”.

Afuera el clima era de fiesta. Desde la sala del directorio se sintieron los gritos de la gente cuando Lacalle habló de unidad, cuando le dijo “querido amigo” a Larrañaga y que los verdaderos enemigos del Partido Nacional eran la ignorancia, la pobreza y la enfermedad.

El candidato terminó su discurso saludando a los de los otros partidos y convocando a una discusión digna. “Que estas palabras, si para algo sirven, sea para decirle al país que acá va a haber una campaña digna de la patria, una discusión digna de los orientales, una legitimidad no solamente lograda por la aritmética de los votos sino por la convicción de que el país eligió lo que considera mejor para su propio destino. Viva la patria”.

La reunión terminó con el anuncio de Larrañaga, cuando anunció que aceptaba la propuesta de Lacalle. Todos los dirigentes consultados se mostraron conformes con la decisión, aunque la mayoría reconoció que no esperaba una resolución tan rápida.

Uno de ellos fue el diputado Pablo Abdala, que acompañó a Lacalle, señaló que todos coincidían en que la mejor fórmula era con Larrañaga, pero que lo sorprendió la rapidez con que se resolvió. "Hasta hace un tiempo esperábamos que esta noche se pudiera producir este milagro, sin embargo, en los últimos días parecía que los plazos se agotaban. Creo que esto demuestra que el Partido Nacional está para ganar, demuestra la grandeza de sus hombres, el desprendimiento de Jorge Larrañaga y el saber estar a la altura de las circunstancias”.

El acto terminó con todos los asistentes cantando con entusiasmo la marcha Tres árboles. Afuera la gente festejaba.