Aún los mejores equipos, los más predispuestos, constantes, con rumbo claro, necesitan una dosis de fortuna que sirva para ganar un partido o para cambiar las circunstancias de juego.
Nacional es uno de esos equipos. Tiene muchos argumentos que lo hacen candidato a ganar el Apertura y en el andar de este torneo se ha encontrado con situaciones de las que ha podido salir con una pizca de suerte.
Tras la derrota con El Tanque el equipo había quedado maltrecho y en problemas. Sin tres de sus cuatro defensores, Álvaro Gutiérrez debió rearmar el cuadro. Colocó a Santiago Romero por el lateral derecho e hizo debutar de apuro a Diego Polenta. Hoy son dos de los puntos más altos del equipo.
Previo al partido frente a Atenas también se ganó un lugar en el equipo Carlos De Pena por la lesión de Gastón Pereiro. Fue De Pena el autor de los dos goles.
Ahora, frente a Wanderers, Nacho González salió apenas empezado el partido. Recoba, su reemplazo, la rompió. Fue el cerebro del cuadro y abrió el camino con un gol olímpico para dejar a Nacional como líder provisorio.
Pero a la fortuna hay que ayudarla. Y Nacional la ayuda. Si no tuviera un plantel con jugadores capaces el funcionamiento en vez de mejorar disminuiría. Además, su técnico trabaja los partidos con practicidad, astucia y conocimiento. Se muestra cada vez más firme en defensa, desnivela en el medio y los resuelve con sus delanteros. La ecuación cierra perfecta.
Cuando la gente no se había ni acomodado, Nacho González salió lesionado. Recoba entró en su misma posición y para mantener el esquema de 4-2-3-1, con Iván Alonso como cabeza de área.
Wanderers, diezmado comparado con el finalista del Uruguayo pasado, trató de mantener el juego que caracteriza a su entrenador, Edgardo Arias. Fue el Bohemio quien se apoderó de la pelota y trató de controlarla para luego avanzar con ella. Nacional sabía que eso podía pasar y no se inmutó. Se refugió atrás, no otorgó espacios y esperó paciente.
El partido se volvió previsible. Iba Wanderers con la pelota pero sin potencia para lastimar a un rival que aceptaba las reglas de juego.
El Tricolor cortaba juego con anticipos, en ese rubro Polenta estaba impecable, y luego intentaba correr por los extremos. Por la izquierda se encontraban Recoba, De Pena y Alfonso Espino y salía lo mejor. El juego Tricolor tampoco era suficiente para lastimar a Cristóforo, hasta que Recoba marcó el gol olímpico que lo puso en ventaja.
En el inicio de la segunda parte Wanderers hizo dos cambios para tratar de mejorar arriba. La primera vez que se pudo filtrar en el área rival, Riolfo metió un tiro en el palo. Nacional tomó recaudos con sus cuatro defensores y sus dos volantes centrales recostados sobre la línea final.
Para crear estaba Recoba. Intervenciones precisas, pases de primera, cambios de frente, le daban sorpresa al equipo. Alonso y De Pena se encontraban arriba para complicar a una defensa que lucía insegura.
A 15 del final y cuando Wanderers había tenido otro tiro en el palo, Nacional liquidó el juego con el tercer gol de De Pena en dos partidos.
En los últimos minutos el Bohemio se desprotegió del todo atrás y fue en busca del descuento. Tuvo un tercer tiro en el palo y un remate de lejos que sacó Munúa pero también pudo recibir un par de goles más si Alonso no hubiese estado en una mala tarde.
Nacional volvió a ganar. Lleva cuatro victorias seguidas y tres partidos en los que no recibe goles. Es un equipo sólido, con un técnico que sabe lo que quiere y con esa dosis de fortuna que hace que todo le salga bien.
