Cómo podrá gobernar Obama sin el apoyo del congreso

El filibuster, las órdenes ejecutivas, el veto parcial y otras reglas de juego pueden permitirle al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, gobernar con un congreso mayoritariamente republicano como tendrá en los próximos años. No toquen nada habló con la politóloga argentina Gisela Sin, quien explicó la nueva realidad del gobierno de Estados Unidos con los republicanos con el control total del congreso.

Actualizado: 12 de noviembre de 2014 —  Por: Redacción 180

Cómo podrá gobernar Obama sin el apoyo del congreso

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En base a un informe de Ricardo Leiva para No toquen nada.

Luego de las elecciones, con el gran triunfo republicano, la mirada está puesta en la debilidad del presidente Barack Obama para dirigir al país los próximos dos años, hasta las elecciones de 2016.

Según Sin, Obama aún tiene mucho poder y su posición débil no es tal si se toman en cuenta algunas reglas de juego en el funcionamiento del gobierno de EE.UU.

Uno de los puntos claves para entender que los demócratas todavía tienen poder en el parlamento es un recurso que hasta ahora había estado en manos de los republicanos: el filibuster, con el que se puede trancar la aprobación de cualquier ley. Es una medida que se aprovecha de la falta de reglas que controlen la cantidad de tiempo que una persona puede hablar en la Cámara de Senadores.

“La gente puede pararse y hablar por horas, no necesita ser sobre el tema, puede leer una guía de teléfono o chistes. La única forma de cerrar el debate y llamar a votación es tener 60 votos, que los republicanos no tienen. Por lo tanto, cualquier tipo de ley necesita el apoyo de algunos demócratas”, explicó Sin.

A este recurso que sirve para trancar leyes no deseadas por el partido de gobierno en el Senado se agregan los poderes inherentes a la presidencia que todavía tiene Barack Obama.

Uno de esos recursos son las órdenes ejecutivas, algo parecido a lo que en Uruguay se conoce como “gobernar por decreto”. Según dijo Sin, “el presidente tiene poderes para decirle a la burocracia lo que tiene que hacer”, lo que se conoce como “executive orders”.

“Son órdenes del Ejecutivo que pueden cambiar leyes diciéndole a la burocracia ‘hacé esto’ o ‘dejá de hacer esto’. Esas órdenes pueden ser modificadas inmediatamente por el próximo presidente. Cuando Obama asumió, lo primero que hizo fue hacer unas cuantas, con las que modificó y dejó sin valor otras que Bush había hecho anteriormente”, comentó.

Otra porción de poder que mantiene el presidente es algo similar al veto que existe en sistemas como el uruguayo. No es igual pero con él, el presidente puede incidir de forma importante en la aplicación de las leyes que no le agradan.

“Cuando el congreso pasa una ley, el presidente puede explicar, en una letra más chica, cómo la burocracia tiene que interpretarla”, apuntó Sin. Añadió que, en muchos casos, el mandatario establece cosas como “el punto x lo tendríamos que dejar sin efecto. No lo tendríamos que implementar porque creo que es inconstitucional”.

Para la politóloga, vendría a equivaler a un veto parcial y puede instruir a la burocracia en lo que tiene que hacer a partir de una ley que pasa el congreso.

Oposición constructiva

Además, la politóloga mencionó que la mayoría republicana puede transformarse en “una oposición mucho más constructiva” como consecuencia de la cercanía de las elecciones presidenciales. Sin dijo que el Partido Republicano “quiere demostrar que pueden gobernar para poder ser elegidos en 2016”. Por este mismo motivo, dudó de que fueran a pasar leyes muy conservadoras, “muy a la derecha”.

Según Gisela Sin, más allá del equilibrio que puede aparecer como síntesis de este escenario, está claro que las diferencias entre demócratas y republicanos seguirán siendo importantes y no es razonable esperar una gran cooperación entre ambos.

Dijo, por ejemplo, que le parece poco probable que Obama logre aprobar la reforma migratoria, uno de sus primeros anuncios después de la derrota electoral. Esto se debe a que “es un tema que tiene el potencial de asegurar a uno de los partidos un gran premio electoral: tiene la potencialidad de atraer a los latinos y asegurar que voten para su partido”.

De las elecciones de la semana pasada surgió la Cámara de Diputados más desequilibrada de los últimos 60 años. El nivel de participación fue bajo, sólo un tercio del electorado fue a votar, algo que fue destacado por Obama en su discurso posterior a los resultados. Las elecciones significaron un fuerte castigo para el Partido Demócrata pero también sirvieron para consolidar una tendencia a la interna del Partido Republicano.

De acuerdo a Sin, el ala más moderada del Partido Republicano logró imponerse con claridad en este ciclo electoral sobre el ala más radical que es liderada por el Tea Party.