Independentismo catalán: potente y movilizado, pero no mayoritario

Omnipresente en el día a día de la región, el independentismo catalán vivió el domingo su máximo apogeo al conseguir 1,86 millones de votos. Una cifra importante pero, según los analistas, insuficiente a priori para ganar un hipotético referéndum.

Actualizado: 14 de noviembre de 2014 —  Por: Redacción 180

Independentismo catalán: potente y movilizado, pero no mayoritario

Sin datos (Todos los derechos reservados)

Más de 2,3 millones de los 7,5 millones de catalanes acudieron a las urnas el pasado domingo 9 de noviembre en una consulta simbólica sobre la secesión de España, sin valor jurídico y suspendida por la justicia.

Un 80,76%, 1.861.753 personas, apostaron por la independencia, mientras que los partidarios del "no" optaron en su mayoría por no acudir a la votación.

Esto dificulta la lectura de los resultados de la consulta que además no contaba con un censo oficial previo y estaba abierta a los mayores de 16 años y residentes extranjeros. Esto elevó el universo de participantes de los 5,4 millones habituales a alrededor de los 6,2 millones.

Celebrada como un "éxito total" por parte del presidente regional Artur Mas, los 1,86 millones de independentistas apenas suponen un 30% del total de posibles participantes lo que para el jefe de gobierno español, Mariano Rajoy, "mostró el profundo fracaso del proyecto independentista".

"No se puede menospreciar. Dos millones son mucha gente, un tercio de la población, que además cuenta con el apoyo del gobierno catalán y están muy movilizados", advierte Àngels Pont, presidenta de la empresa de sondeos Gesop.

Sin embargo, señala, la cifra no es una gran novedad ya que es muy similar al número de votos cosechados por los partidos independentistas en las últimas elecciones catalanas de noviembre de 2012, que marcaron un récord de participación (67,76%) en los comicios regionales.

"Cataluña está partida en dos"

Con esos apoyos, obtuvieron una amplia mayoría en el parlamento regional (79 escaños sobre 135), pero ¿serían suficientes para ganar un hipotético referéndum sobre la independencia?

Para Jordi Sauret, presidente del instituto demoscópico Feedback, probablemente no, dado que la participación sería mucho más elevada.

Según sus pronósticos, esta se ubicaría en torno al 76%, el máximo obtenido en los últimos 20 años en las elecciones legislativas nacionales en las que se moviliza un sector del electorado progresista no nacionalista que suele abstenerse en los comicios regionales.

"Un 76% significaría que irían a votar 4,1 millones de personas mayores de 18 años. Si se diera ese 1,8 o 1,9 millones de personas, significaría un 45% del electorado por lo que les faltarían entre 200.000 y 300.000 votos", explica Sauret.

Para él, esta cifra podría suponer el techo electoral del independentismo, cuyos apoyos se han duplicado en los últimos cinco años.

Muy mayoritario en las zonas más rurales de la región, el independentismo tiene poco arraigo especialmente en el cinturón industrial que rodea Barcelona y en la costa central de las provincias de Gerona y Tarragona.

"Les va a costar crecer porque donde han pinchado son zonas castellanohablantes, cuya identificación nacional y sentimental es española. Deberían trabajar otro tipo de discurso pero cambiar los sentimientos es difícil", añade.

Estos datos contrastan con el día a día de la región, con los edificios llenos de banderas independentistas y manifestaciones de cientos de miles de personas apoyando la secesión, mientras que las protestas por la unidad de España solo reúnen a decenas de miles de catalanes.

"Cataluña está partida en dos, ese el gran drama. La otra mitad por el momento no está organizada ni tiene líder visible pero existe. Confundir el ruido de la calle con toda la opinión catalana es un error igual que es un error menospreciar esos 2 millones de independentistas", dice el presidente del instituto demoscópico Metroscopia, José Juan Toharia.

Ante esta situación de bloqueo, este sociólogo llama a las instituciones españolas a "sacar una oferta alternativa a la dicotomía entre independencia y seguir como estamos" que podría convencer a muchos de los independentistas convertidos durante los últimos años.

"Se ha percibido que las probabilidades de conseguir un encaje nuevo para permitir una solución más satisfactoria para Cataluña son escasas, pero si se abre el abanico de opciones, la mayoría opta por una mejora del estatus actual y protegido frente a interferencias de Madrid", señala.