Si un extranjero andaba por el Prado y decidía entrar a ver el partido de Fénix y Peñarol sin tener idea de la posición del Carbonero en la tabla de posiciones, es probable que se pensara que estaba peleando el título.
La forma en la que se vivió el partido desde el banco es inusual en un equipo que está a 17 puntos del líder pero, a su vez, dice mucho de lo que pasa por estos días con Paolo de técnico. Parados, a los gritos, compenetrados. Así estaban los suplentes carboneros.
Peñarol mantiene sus desconcentraciones defensivas y sus carencias para generar fútbol pero su forma de sentir el partido ha cambiado de manera evidente.
Dio vuelta el juego el aurinegro ante Fénix con una ráfaga vertiginosa que vino desde el banco. Los ingresos de Novick y Estoyanoff resultaron fundamentales para que el ataque tuviera otro peso y para que Jonathan y Zalayeta no quedaran aislados.
En el primer tiempo Fénix se las había ingeniado para tener controlado a Peñarol. Los de Montero buscaban con insistencia por el extremo derecho, a través de los encuentros de Andrés Rodales, Alejandro Silva y Antonio Pacheco. Estos intentaban abastecer a los delanteros. Pero lo pudieron hacer pocas veces.
El partido era digno de dos equipos con pésimas campañas. Peleado, mal jugado, con escasas posibilidades de gol. Hasta que a los 42 Papa recibió un buen centro de Martín Liguera y aprovechó lo mal que marcó Peñarol para adelantar a Fénix.
El segundo tiempo lo salió a jugar con Naithan Nández por Silva. El equipo ganó en marca en el medio y no se resintió en ofensiva. En medio del reordenamiento, Lucas Cavallini desaprovechó una ocasión inmejorable para ponerse 2 a 0.
Montero terminó de acomodar el partido con los ingresos de Estoyanoff y Novick. En la primera pelota que tocó el volante, corrió con ella desde su área hasta la entrada de la rival y cedió para Estoyanoff, quien remató cruzado. Mejía tapó a medias pero en el rebote Jonathan Rodríguez empató el juego.
A partir de ese momento Fénix no supo qué hacer en el campo. Asediado por Peñarol, lució impreciso y nervioso. Esto le permitió al Carbonero adelantarse en el campo.
Cada vez que ponían la pelota contra el piso Novick, Estoyanoff, Rodríguez y Zalayeta, volvían loca a la defensa adversaria.
A los 73 tras jugada de Jonathan, Zalayeta definió para el 2 a 1.
Peñarol tuvo un par de jugadas más para sentenciar el partido y aunque no pudo concretar terminó con la pelota lejos del arco de Migliore.
