ADN de Ricardo III revela infidelidades y quiebres en la sucesión de la corona británica

El estudio de ADN que confirma que unos restos son de Ricardo III de Inglaterra, también revela que al menos el padre de uno de sus descendientes no era quien se dijo, revelaron los investigadores.

Actualizado: 05 de diciembre de 2014 —  Por: Redacción 180

ADN de Ricardo III revela infidelidades y quiebres en la sucesión de la corona británica

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El ADN del esqueleto hallado en 2012 bajo un estacionamiento de Leicester concuerda con el de dos descendientes de su hermana, Ana de York, lo que confirma "más allá de toda duda" que los restos son del rey al que William Shakespeare describió como cruel y despiadado.

Sin embargo, la línea masculina se rompe en algún momento entre Juan de Gante (1362-1399), hermano del bisabuelo de Ricardo III, y Henry Somerset, duque de Beaufort (1744-1803).

Ricardo III, que murió en la batalla de Bosworth Field en 1485, no tuvo descendencia conocida, por eso hubo que trazar la línea genética desde su tío-bisabuelo.

El hallazgo tiene implicaciones, porque abre la posibilidad de que alguno de los reyes y reinas, y las dinastías que actuaron de eslabones hasta la actual Isabel II lo fueron ilegítimamente, aunque es imposible saber en qué momento se produjo la ruptura.

"Una falsa paternidad en algún momento de esta genealogía podría ser de una significación histórica clave", afirma el artículo con las conclusiones del equipo de la Universidad de Leicester que llevó a cabo los análisis.

El artículo se publicará en la revista Nature Communications.

En una conferencia de prensa en Londres, Kevin Schurer, de la Universidad de Leicester, explicó: "lo que descubrimos es que la cadena se rompe", pero "no sabemos dónde".

"No estamos afirmando de ninguna manera que Su Majestad no debería estar en el trono", afirmó, alegando que la historia de la monarquía británica es "muy enrevesada".

El estudio dice que la ruptura afecta a la legitimidad de Enrique IV, Enrique V, Enrique VI y de "toda la dinastía Tudor", empezando por Enrique VII y siguiendo por Enrique VIII, Eduardo VI, María I e Isabel I.

Si la falsa paternidad ocurrió más abajo en el arbol genealógico, afectaría solo a la familia no real de los actuales duques de Beaufort, cinco de cuyos actuales miembros aportaron ADN al estudio.

Según una nota de El País de Madrid, "la investigación de los genes mitocondriales, heredados por vía materna, demostró de manera concluyente que se trataba de Ricardo III. Pero cuando investigaron la línea paterna (cromosomas Y) descubrieron algo inesperado: el ADN no se correspondía con el de sus parientes vivos. Lo cual revelaba que en algún punto de la historia una relación adúltera había roto la cadena de sucesión. Es decir, alguien fue hijo ilegítimo sin saberlo".

Agrega que "si el hijo ilegítimo fuera Juan de Gante (vástago de Eduardo III) o su hijo Enrique IV, eso podría afectar de rebote a los derechos sucesorios de los Windsor, parientes de los Tudor. Además de que podría haber tenido, de haberse conocido en su tiempo, importantes consecuencias en el destino de Inglaterra: sin su reivindicación dinástica, a Enrique VII le habría costado reclutar un ejército para derrotar al propio Ricardo III en la batalla de Bosworth".

Fue en esa batalla que Ricardo III pronunció, según Shakespeare, la célebre frase "¡Mi reino por un caballo!" ya que estaba combatiendo a pie y sin casco.

Esa batalla marcó el fin de la dinastía Plantagenet y el comiendo de la de los Tudor con quienes tiene lazos de sangra la actual reina Isabel II.

El estudio hace otras revelaciones. Por ejemplo, el malogrado Ricardo no era jorobado como lo pintó Shakespeare sino que tenía escoliosis. Además parece no haber sido tan feo como su retrato, sino más bien apuesto, rubio y de ojos claros.

Ricardo III será enterrado en marzo de 2015 en la catedral de Leicester.