Con una superioridad aplastante, Aguada dio una lección de básquetbol en el clásico por la Súper Liga.
El aguatero vengó la derrota en la primera rueda con un trabajo colectivo destacado y grandes individualidades ante un rival que estuvo ausente toda la noche.
La diferencia en el juego, en la concentración y en la actitud fue abismal entre Aguada y Goes. Desde el comienzo sobresalió la conducción de Martín Osimani, la mano de Marcus Elliot y la presencia en la pintura de Nicolás Borsellino. Aguada llevaba bien la pelota, acertaba desde lejos y lastimaba abajo.
Goes era todo lo contrario. Errático, entreverado, dependiente exclusivamente de Adeleke, hacía todo mal en ataque y en defensa.
Los 15 puntos que sacó Aguada al final del primer cuarto se estiraron a 26 en el cierre del primer tiempo. Ahí el clásico estaba liquidado.
En el tercer y en el cuarto período Aguada siguió jugando mucho mejor que Goes, quien apeló a la entrega como único argumento.
Elliot con 28 puntos y 7 rebotes, Borsellino con 20 puntos y 15 rebotes y Osimani con 10 puntos y nueve asistencias fueron los mejores de un equipo en el que nadie desentonó.
Alejandro Acosta fue el goleador de Goes con 15 puntos.