Negociación salarial no puede permanecer “inmovilizada”

En su primera entrevista en su vuelta al Ministerio de Economía, Danilo Astori señaló que “la negociación salarial no puede permanecer inmovilizada en los mismos criterios del primer gobierno del Frente Amplio”. Agregó que el déficit fiscal es un preocupación y ratificó el objetivo del 6% del PBI para la educación pero que será “gradual”.

Actualizado: 04 de marzo de 2015 —  Por: Redacción 180

Negociación salarial no puede permanecer “inmovilizada”

Adhoc ©Javier Calvelo

Entrevista de Ricardo Leiva con Danilo Astori para No toquen nada, de Océano FM.

Ricardo Leiva: Comenzó su discurso con una reivindicación que no es una más: la de mencionar a Mario Bergara y Fernando Lorenzo como dos personas muy importantes.

Danilo Astori: Sin ellos no hubiera vivido esa etapa inolvidable de mi vida. Aportaron no sólo una enorme capacidad profesional, como la que tienen, sino al mismo tiempo una dedicación y convicción, un recorrido por las grandes transformaciones que en momentos difícil de nuestra historia, Uruguay necesitaba. Por eso dije lo que sentía. Con ellos aprendí mucho. Realmente, valoré lo que es en última instancia un trabajo en equipo, esto no es un trabajo individual, es un equipo que también integran los que no aparecen públicamente, a los que hay que recordar porque son absolutamente fundamentales para obtener los resultados que se buscan.

RL: Voy a algo que dijo el presidente Vázquez en su discurso del domingo en cadena nacional. Habló de los equilibrios macroeconómicos como una herramienta imprescindible y habló de continuar en esa línea. Uruguay cerró 2014 con un déficit de 3,5% del PBI. Usted explicó en campaña que ese déficit hay que leerlo contextualizado, por ejemplo, en la situación actual muy favorable –por lo menos en términos comparativos- de la deuda uruguaya. Sin embargo, acá hay una frase del presidente que habla de buscar el equilibrio fiscal. ¿Cómo se mira, con estos puntos sobre la mesa, ese 3,5% de déficit que tienen las cuentas públicas uruguayas hoy?

DA: Ante todo, comparto integralmente el mensaje de Vázquez. Es más, lo habíamos conversado previamente porque si bien el orden y los equilibrios macroeconómicos no son fines en sí mismos, resultan -y voy a mencionar la palabra utilizada en la pregunta- absolutamente imprescindibles para, en primer lugar, evitar perder los avances que se han logrado hasta ahora en el país. Son fundamentales para que el país pueda afrontar las nuevas responsabilidades que debe afrontar. Alguna vez señalé, y me gustaría repetirlo hoy, que no conozco en el mundo ninguna experiencia de transformación social positiva y sostenida que se haya hecho en el desorden macroeconómico, con una inflación desbocada, o un desequilibrio fiscal absolutamente insostenible. Así que comparto totalmente el mensaje y digo que si bien tres puntos de déficit hoy en el Uruguay no es lo mismo que tres puntos en el Uruguay de hace diez años, estos tres puntos son de muy diferente contenido. Entre otras cosas porque estamos en un país con una solidez financiera mucho mayor que hace 10 años. Es más, el haber “comprado” esa solidez financiera (porque hubo que comprarla) nos significó un costo que explica en parte los tres puntos de déficit.

RL: ¿Cuánto, más o menos?

DA: Yo creo que, aproximadamente, un punto del producto está vinculado a esa conducta que el país tuvo y que fue muy buena. Hoy Uruguay tiene una solidez financiera como nunca tuvo en su historia. Al mismo tiempo, significa que tiene acceso a los mercados internacionales de crédito. El otro día tuvimos la última demostración espectacular, permítanme que la califique así, porque emitir 1.200 millones de deuda al año 2050 al 5% de interés es espectacular. Es una prueba de esto que estoy llamando solidez financiera, acceso a los mercados internacionales muy fluido, grado inversor, el cual hace que Uruguay sea un país confiable. Entonces, hay que ubicar en este contexto los tres puntos de déficit. Ahora, hay que combatirlos, sin duda.

RL: Así que estamos pensando que en el futuro no habría una continuidad de un déficit de la misma magnitud. ¿Se puede decir que eso es un objetivo fuerte del gobierno?

DA: No estoy anunciando nuestra meta de déficit. Sí digo que estos tres puntos nos preocupan, que vamos a definir políticas fiscales cautelosas, muy prudentes que, entre otras cosas, se van a proponer un cuidado del gasto y, en particular, de la calidad del gasto. Esto no es solamente plantearse un volumen cuantitativo, es también vincular el volumen del gasto con los resultados que se obtienen, con los compromisos de gestión.

RL: Que haya evaluación y reiteración o aumentos incluso de ese gasto en función de resultados.

DA: Es que sin eso, no se mejora la calidad del gasto, y sin evaluaciones no se miden los compromisos de gestión. Por ejemplo los compromisos que tenemos en el Ministerio de Economía y Finanzas con la Dirección General Impositiva. ¿Cómo se expresa en una dirección impositiva un compromiso de gestión? En la meta de recaudación. Si esta no se cumple, los recursos que se afectan a la unidad ejecutora, están comprometidos de esa manera. Tienen que hacer sentir que la meta no se ha cumplido y ser un estímulo para retomar el camino que la permita cumplir. Este es un primer camino.

El otro es trabajar por el crecimiento de Uruguay, que es la herramienta más importante para asegurar que funcione el otro gran componente de la política fiscal: el aumento de los ingresos. Nos hemos comprometido a no incrementar la carga tributaria. ¿Cuál es la manera de aumentar los ingresos sin aumentar la carga tributaria? Crecer y, al mismo tiempo, mejorar la eficiencia de la recaudación, que ha mejorado muchísimo. Cuando uno piensa que Uruguay tenía niveles de evasión del IVA de 40% y ahora tiene 13%, se da cuenta que Uruguay está a niveles comparables con el mundo en formalidad impositiva. Pero hay que seguir, todavía falta.

RL: Hablabas de inflación, también lo hizo Vázquez el domingo. Dijo que aproximadamente en 18 meses se la llevaría al eje del rango meta, estamos hablando de 5%. Usted dijo en campaña que, según cómo se la combata, hay inflación de derecha e inflación de izquierda. ¿Cómo se llega bajo esta mirada a cinco puntos de inflación -o por lo menos se acerca- en el próximo año y medio?

DA: El según se la combata es fundamental para entender la figura conceptual que compartí en la campaña electoral. Por supuesto, hubo respuestas que dicen que la inflación no es de derecha ni de izquierda, es inflación, un lugar común que comparto totalmente. Yo me estaba refiriendo a cómo se combate la inflación. Si se lo hace recortando, por ejemplo, -disculpen el ejemplo extremo- todo el gasto social y poniéndole impuestos a la gente que no puede pagarlos, estamos ante una inflación que se combate por derecha. Si se combate poniendo el acento en no afectar la distribución del ingreso, respetando el gasto que se hace para mejorar la calidad de vida de la gente, teniendo una política tributaria equitativa se la está combatiendo por izquierda. A eso me refería yo cuando ponía aquel ejemplo.

La meta de 18 meses para llegar al eje de rango meta, es nuestra meta, la trazamos el año pasado. Viene siendo acompañada por buenos resultados, creo yo, en materia de combate inflacionario. Tuvimos diez meses consecutivos de desaceleración de la inflación y espero seguir por ese camino. Ya estamos acercándonos al techo del rango meta. Hay que seguir por este camino, con una política monetaria contractiva y una política fiscal cuidadosa.

RL: ¿Qué tan importante en este partido de combate a la inflación es el terreno de la defensa de la competencia? Es claro que hay organismos que se dedican a eso y que se necesita de voluntad política para encarar con determinada fuerza algunos terrenos. Hay actores que tienen mucho poder de mercado en Uruguay y que están parados sobre algunos de los rubros que más inciden en la gente de menor ingreso (alimentos, por ejemplo). ¿Hay algo para cambiar en cómo se ha jugado este partido hasta ahora que pueda tener una repercusión en la inflación?

DA: Creo que sí. Ni hablar que toda transformación estructural e institucional, como la que hay en materia de defensa de la competencia, requiere hasta actitudes diferentes desde el punto de vista cultural. Tiene que inspirar y promover conductas coherentes con el objetivo que se está buscando. El órgano, la ley de defensa de la competencia, que tiene en vigencia el país ahora lo instalamos en mi primer Ministerio de Economía. Allí, designamos un órgano de aplicación de la ley que recibe casos que se plantean, los estudia y actúa al respecto. Creo que nos falta mucho para adquirir una sana costumbre de gestión y aplicación de la ley, contexto que es absolutamente fundamental para lograr los objetivos que estábamos mencionando. Combatir los abusos de posiciones dominantes que pueden ocurrir tanto en el sector público como en el privado, es fundamental para contribuir desde ese punto de vista que podríamos llamar institucional y hasta cultural, a los objetivos de combate a la inflación.

RL: Vuelvo a las cuentas del Estado, las posibilidades de financiación y algunas alertas que hay en el horizonte. El tema de los reclamos que se hacen desde actores del Poder Judicial y funcionarios estatales con sus salarios enganchados a los de los ministros. ¿Está cuantificado, aproximadamente, cuánto podría significar esto para las arcas del Estado? ¿Cómo se piensa actuar desde el Ministerio de Economía con este tema?

DA: No tengo una cuantificación rigurosa como para compartir públicamente. Obviamente, estamos muy preocupados con este tema, estamos trabajando en él. La cuantificación depende de dónde se pongan los límites de aplicación y de interpretación de las normas que están en vigencia. En segundo lugar, no conozco otro camino que no sea el que vamos a intentar de dialogar y negociar, tener muy en cuenta cómo es la historia de este proceso, cómo se originó, cuál fue la intencionalidad que está inspirando cada acción o conducta de los protagonistas del caso. Es un tema de relación entre poderes también. Yo no lo veo como meramente jurídico. Creo que en este caso, el Poder Judicial, el Ejecutivo y el Legislativo tienen, a la luz de los papeles y las responsabilidades que tiene cada uno, que sentarse a considerar toda la historia de este proceso, todas las repercusiones que puede tener sobre la sociedad uruguaya, poner mucha responsabilidad en ese dialogo y buscar una salida. Obviamente, tenemos que encontrar una salida. No puedo adelantar cuál va a ser pero si cuál va a ser nuestra actitud: promover ese encuentro y ese diálogo y buscarlo.

RL: Vázquez dedicó palabras a la educación en su presentación. ¿Qué tan seguro se puede estar hoy de que al final del período va a haber un 6% del PBI hacia la educación?

DA: Es nuestro objetivo. Obviamente, cuando se trazan objetivos de este tipo, uno pondrá toda la voluntad -y el ministerio lo va a hacer- para cumplir con el mismo. Vamos hacia ese objetivo sabiendo que hay prioridades de distinta naturaleza en el Uruguay de hoy, que esta no es la única aunque es muy importante. Personalmente, creo que es la más importante, como lo fue en los gobiernos anteriores del Frente Amplio también. Haremos todo lo que esté a nuestro alcance por cumplirlo. Tenemos que tener claro que la aproximación hacia ella va a ser necesariamente gradual. No puedo asegurar con certeza cuál será el momento en que podamos alcanzarlo, no sería sincero ni conmigo mismo ni con la audiencia. Lo que la audiencia puede tener por seguro es que vamos a hacer todo lo posible por conseguirlo.

RL: El Sistema Nacional de Cuidados, según Vázquez, está cuantificado en 45 millones de dólares el primer año y 240 millones anuales al final del período. El presidente lo puso a la altura del Plan Ceibal en el primer gobierno. Da la impresión de que ese sí es un compromiso absolutamente ineludible y con el cronograma atrasado. Cuando estuvo en No toquen nada, Vázquez dijo: “es cambio chico el Sistema Nacional de Cuidados. Es poca plata”.

DA: Yo no sé lo que dijo Vázquez en No toquen nada porque no lo escuché, pero soy consciente de la importancia que el presidente le atribuye a esta ampliación de la matriz de protección social. En un campo en el que no es que partamos de cero porque algo hay ya pero que sí se plantea objetivos muy ambiciosos. Estoy consciente, porque lo he hablado con él, de la opinión que tiene acerca del volumen total de recursos que supondría poner en práctica al 100% el proyecto que existe al respecto. El primer año de ejecución del presupuesto es 2016, y allí ya hay cuantificada una cifra que el presidente manifestó. Aquí también va a haber una aproximación gradual. Vamos a ir buscando, en función de las posibilidades del país, el equilibrio que tiene que haber entre el cumplimiento de los objetivos fiscales anunciados y las posibilidades fiscales que tenemos.

RL: Voy a un tema que quizás es de los más sensibles para la gente: el salario real vinculado a la inflación. Se viene una ronda de negociación colectiva importante a mitad de año. ¿Cuáles son, desde hoy, las ideas del Ministerio de Economía rumbo a esa ronda? Hay análisis que sostienen que se tendría que lograr que haya convenios colectivos que no estén atados a inflación esperada y correctivos de inflación, sino a objetivos nominales para desenganchar los salarios de la inflación. Eso puede generar algunos miedos: que no crezca el salario real, por ejemplo, pero por otro lado es visto como un objetivo para desenganchar los salarios de la inflación. ¿Cómo mira ese escenario el ministerio de Economía?

DA: Ante todo, la evolución del salario real ha sido permanentemente ascendente, tanto en el sector público como privado, durante los últimos diez años, ya no durante este último período de gobierno que acaba de terminar. Obviamente, todos esperamos que podamos seguir recorriendo este camino de ascenso y mejora del poder adquisitivo de los trabajadores. No desmayaremos en nuestro esfuerzo por lograr este objetivo. El país viene cambiando simultáneamente al ascenso del salario real. Son los cambios que experimenta el país los que permiten el ascenso del salario real y esto hay que mantenerlo.

Entonces, la negociación salarial no puede, en mi criterio y la realidad nacional lo demuestra, permanecer inmovilizada en los mismos criterios que existían, por ejemplo, en el Uruguay del primer período de gobierno del Frente Amplio. Estamos en un país diferente en que el están en juego factores que antes no estaban y que hacen que vayan jugando en la negociación salarial aspectos que antes no existían. La negociación salarial de hoy, no estoy anunciando la del futuro todavía, no es igual a la que tuvo el país entre 2005 y 2010, incorporó nuevos elementos que van tomando nota de las transformaciones que experimenta el Uruguay.

Ya tenemos convenida una reflexión con el Ministerio de Trabajo para empezar a analizar este tema: cómo debería ser a la a luz de los objetivos trazados y recursos de los que disponemos, la negociación colectiva del Uruguay de 2015 a 2020. No me quiero adelantar a eso y les pido que comprendan que primero tenemos que tener esa conversación. Pero tiene que haber cambios que tomen nota de la realidad nacional. Es aquella que tiene esos grandes desafíos que hemos visto: cuidados, infraestructura, educación, conocimiento, innovación. Es, al mismo tiempo, la realidad de un país que necesita seguir creciendo, por más que sabemos que no va a estar al mismo ritmo que años anteriores por razones sobre todo internacionales. Es fundamental para que siga creciendo el poder adquisitivo de los salarios.

RL: ¿Cuáles son hoy en día las expectativas de crecimiento para los próximos dos o tres años del Ministerio de Economía y Finanzas?

DA: Para los dos o tres años que vienen no tengo previsión. Sí para este 2015, creo que vamos a estar en torno al 3%, lo que no es para nada despreciable en un país que vive en un mundo con desaceleraciones, con crisis a nivel regional y global. Ojalá lo podamos superar pero pienso que vamos a estar entorno a esa cifra. Teniendo en cuenta esta realidad y cómo condiciona las posibilidades de seguir cambiando, hay que encarar también la negociación salarial.