Diego Muñoz

Nacional haciendo amigos

La impronta de la directiva presidida por Eduardo Ache ha sido confrontar y generar rispideces con clubes con los que Nacional siempre tuvo buena relación.

Actualizado: 01 de abril de 2015 —  Por: Diego Muñoz

El Parque Central es la mejor cancha privada del país. Sin duda. El campo de juego, las tribunas, los palcos, los vestuarios, marcan una distancia sideral con todas las demás. Sin embargo, los equipos chicos se quejan cada vez que tiene que ir a visitarlo.

Dirigentes de Liverpool, Defensor, River, Racing, Cerro, Danubio y Wanderers e hinchas de todos los equipos que han ido al sector visitante del Parque han hecho público su malestar. En algunos casos, los comentarios se malinterpretaron y varios hinchas de Nacional salieron desquiciados. El último episodio fue el de Fernando Nopitsch, presidente de Wanderers, que dijo que el sector visitante es “un gallinero”. Nopitsch nunca se refirió a la cancha que, además, fue la elegida por el club que preside para jugar la Libertadores.

Más allá de declaraciones, el cuestionamiento sobre el sitio que los tricolores le dan a la visita no tiene demasiado asidero. En cualquier cancha del mundo el local le asigna al visitante un espacio pequeño y lateral de la cancha. Pasaba en Argentina cuando iban hinchas visitantes a los estadios, pasa en Brasil, en España, en Italia, en Alemania y en el resto del mundo.

Es imposible que Nacional destine una tribuna entera para un equipo que va al Parque porque le quitaría espacio a su gente, que tiene prioridad para asistir. Los hinchas tricolores reprocharían, con toda razón, a una directiva que en una cancha para 25.000 personas le da una tribuna al visitante. Y mucho más cuando ningún equipo, salvo una circunstancia excepcional, es capaz de llenar con su gente esa tribuna.

Además, no se ve con más nitidez el fútbol en la tribuna de atrás del arco de Belvedere, del Roberto o de muchas otras canchas que en el sector visitante del Parque. Y ningún equipo se queja cuando tiene que ir allí.

El problema más grande que padecen los hinchas visitantes en la cancha de Nacional es el de la inseguridad. Quedan encerrados, expuestos a agresiones de los hinchas tricolores más próximos y sin lugar hacia donde escapar. Lo han sufrido varios equipos.

Pero en vez de asumir esa situación para tratar de solucionarla, la directiva mira para otro lado y no se hace cargo.

Dirigentes e hinchas se muestran soberbios a la hora de hablar del Parque Central. Nadie puede decir nada, cuestionar nada, sugerir nada. Utilizan la lógica de que cualquiera que marque un defecto lo hace desde la envidia y se muestran incapaces de reconocer que hay aspectos que se pueden corregir con decisión, inteligencia y buena voluntad. Por ejemplo que los directivos visitantes no tengan que lucir una pulsera de Nacional para ir al palco que se les asigna.

La forma de manejarse con el Parque es una muestra del estilo de conducción del Nacional de Ache, que en el Clausura pagó para cambiar la localía de El Tanque y esta semana hizo lo imposible para no ir al Viera.

Ante la imposibilidad de llevar el partido a su cancha, Wanderers decidió habilitar solo la Colombes para el partido del sábado frente a Nacional y aumentar el precio de la entrada de 200 a 300 pesos.

No fue el único club que ha respondido con firmeza. En el Clausura fueron apenas 600 los hinchas tricolores que pudieron ir al Franzini y a Jardines porque tanto Defensor como Danubio prefirieron no habilitar una tribuna con tal de pagarle a Nacional con la misma moneda.

En cualquier caso, los únicos que sufren las consecuencias de las rispideces de su directiva son los hinchas de Nacional que acompañan al equipo a todas las canchas. Esas en las que Ache prometió ganar. 



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