La primera parte del Clausura estuvo marcada por la derrota en la Copa. Aquella eliminación ante Palestino dejó una herida que costó cerrar. “Suéltame pasado”, dice Les Luthiers. Y a Nacional le sucedió eso. El temprano adiós en la Libertadores y un par de malos resultados en el inicio del Clausura, generaron nubarrones peligrosos. Pero aquel Nacional que empezó a jugar el 2015 quedó atrás. El único rastro está en el fondo, donde sigue inseguro e impredecible.
Cuando se liberó del pasado, cuando dejó de mirar por el espejo retrovisor y se enfocó en el camino que quedaba por recorrer, se acomodó. Volvió a ser reconocible, efectivo, camaleónico. Otra vez es capaz de aceptar el rol que las circunstancias del juego indiquen y tomarlo sin rubores. Contra Racing regaló la pelota y dejó que el rival propusiera para matar de contragolpe, contra Rentistas tuvo que salir a revertir el resultado de arranque y lo demolió.
Elevaron el nivel futbolistas trascendentes como Gonzalo Porras y Carlos De Pena y el equipo recuperó las variantes ofensivas.
El partido contra Rentistas duró 32 minutos.
La gente no se había sentado y en el Estadio ya se habían anotado dos goles. Rentistas se puso en ventaja con un tiro libre que ejecutó Nicolás Rodríguez y que Gustavo Munúa defendió mal.
De inmediato, Porras puso un gran centro para que De Pena anotara el empate de cabeza.
Con Porras en gran nivel y Santiago Romero a su lado, Nacional ejerció supremacía en el medio. Los de Gutiérrez utilizaron las bandas para atacar a un rival que dio todas las facilidades imaginables en defensa. Precario, inseguro, vacilante, el fondo de Rentistas era una invitación al ataque.
Sobre los 17 Porras puso otra pelota en el área y Barcia, sin nadie que lo marcara dentro del área chico, marcó el 2 a 1. En 10 minutos Nacional mostró su potencial, puso de manifiesto su voracidad si es que el partido le exige ir al frente.
Cuando Rentistas trató de responder, otro error defensivo del Rojo fue aprovechado por Barcia, que tras recibir un pase de Diego Polenta entró sin marca al área para poner el tercero.
En ese momento, a los 32, se pudo haber terminado el partido y nadie hubiese protestado.
A pesar de que el fondo de Nacional nunca lució seguro, Rentistas era incapaz siquiera de hacerle cosquillas.
El segundo tiempo fue insoportable. Uno no quería y el otro no podía. Ya se sabe que este Nacional no es de andar derrochando fútbol. Una vez hecha su tarea, se reclinó en el sillón del living con el control remoto en la mano mientras Rentistas exhibía todas sus limitaciones.
En medio del sopor, Alonso lo tuvo un par de veces pero no acertó y Seba Fernández lo buscó con desesperación.
Con cinco por jugar el golero Stefano Perdomo falló en un centro y Fernández se sacó las ganas de gritar gol.
En el cierre del partido Federico Laens aprovechó una de las tantas jugadas que evidencias que el fondo de Nacional sigue en obras y marcó el 4 a 2 final.
