El acuerdo fue aceptado por cinco de los seis ex detenidos la semana pasada y solo faltaba la traducción del texto al árabe para firmar. El compromiso firmado es el que se propuso en primera instancia, pero tiene un anexo donde se profundizan algunos ítems. Los recursos vendrán del Estado, a partir de un acuerdo que tienen Sedhu y Cancillería.
El convenio establece que los refugiados deben aprender el idioma, hacerse controles de salud en el Hospital de Clínicas y que tendrán acceso a vivienda, entre otros puntos. La duración es de un año y luego se evaluará su cumplimiento.
Hubo uno de los refugiados que finalmente no firmó. Christian Mirza, que fue designado por Cancillería como nexo facilitador entre las partes para la firma del convenio, explicó que Deyab “tiene dudas de su proyección en Uruguay a corto y mediano plazo”. “A lo mejor no quiere quedarse”, señaló.
Deyab se fue a Argentina en febrero y dio una entrevista en Barricada TV. Vestido con un traje anaranjado, similar al que le obligaban a usar en la cárcel, dijo que no sabía si estaba en condición de refugiado en Uruguay y que siente que tiene una deuda con los que todavía están presos en ese lugar.
Después dio otra nota al Washington Post y anunció una huelga de hambre frente a la embajada de Estados Unidos en Uruguay. También pidió "a los gobiernos si pueden recibir más gente, más presos de Guantánamo para salvarlos, al menos de forma humanitaria".
