Diego Muñoz

Faltaron los solistas

La capacidad para condicionar el ataque rival a partir de la postura defensiva, el talento para marcar dentro de su propia área mucho más allá del mero aglutinamiento de hombres, la tensión competitiva para presionar y hostigar, fueron rasgos distintivos de la era Tabárez.

Actualizado: 25 de junio de 2015 —  Por: Diego Muñoz

Siempre fue la selección uruguaya un equipo incómodo para cualquier rival por esas características. Solo luego de reducir a la mínima expresión el potencial ofensivo del adversario, la Celeste fue en busca del arco contrario. Y mal no le fue.

Para cumplir con la segunda parte del guión aprovechó al máximo las pelotas a balón parado y tuvo un trío de miedo en un momento superlativo, capaz de poner su impronta para que la transición defensa-ataque se hiciera a la velocidad de la luz y, de esa forma, tomar mal parados a la defensa rival. Capaces de improvisar con la pelota, todas las selecciones los padecieron.

Salvo en la final del 2011 ante Paraguay, nunca Uruguay arrolló a un rival a partir de la tenencia de balón, desde la postura intimidante de situarse en campo rival.

De la sociedad Forlán-Suárez-Cavani, Uruguay llegó a la Copa América solo con Cavani, que cargó sobre sus hombros con la responsabilidad de ser el líder ofensivo del equipo. Tan cierto es que el delantero del Paris Saint Germain no estuvo fino en el área rival como que vivió a pan y agua sin compañía. Fue elogioso el trabajo de Diego Rolan en la parte táctica pero, abocado a ese rubro, nunca pudo sobresalir en ofensiva.  

Más allá de la indisimulable ausencia de Luis Suárez, el equipo no mostró en Chile la chispa que lo caracterizó tantas veces. Fue previsible y rutinario para atacar, con apenas un delantero y volantes que pocas veces rompieron líneas para llegar al área.

En esta Copa América no se apreció la renovación necesaria en ataque para sustituir las figuras que hoy no están. Para ser gráfico: No apareció un Josema Giménez de mitad de cancha para adelante. O al menos no se pudo apreciar en el campo. Tabárez insistió casi con obstinación con Abel Hernández, de nulo aporte en todo el torneo.

A pesar de esto, el técnico es quien más conoce la materia prima con la que cuenta y el más capacitado para disponer de ella. Y, con seguridad, esta Copa América le ha servido para sacar conclusiones más allá de lo que se vio en la cancha.

En Chile se corroboró que la parte defensiva está óptima. Pero sin Suárez en las primeras cuatro fechas de Eliminatorias y con la posibilidad de que Cavani sea sancionado por los insultos al árbitro Ricci, la Celeste tiene que encontrar alguien capaz de hacer un gol. 



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