Grateful Dead se despide de los fans con un legado de improvisaciones en escena

Por décadas, los fans de los Grateful Dead han grabado, debatido y guardado metódicamente los "jams" de la legendaria banda durante sus más de 2.300 conciertos.

Actualizado: 06 de julio de 2015 —  Por: Redacción 180

Grateful Dead se despide de los fans con un legado de improvisaciones en escena

Bill Kreutzmann y Bob Weir de The Grateful Dead (JEWEL SAMAD / AFP)

El domingo por la noche, cuando el grupo dio un espectáculo en Chicago que anunció sería su gran final, muchos "deadheads" --los apasionados fans que seguían a la banda de espectáculo en espectáculo-- ya habían comenzado a apostar cuál sería la última canción.

Mientras los "deadheads" con sus camisetas desteñidas bailaban en éxtasis, la banda que definió a la generación hippie cerró las compuertas tras varias horas de concierto con un "jam" acústico del tema "Attics of My Life".

Los Grateful Dead, que tuvieron algunos éxitos comerciales en el sentido tradicional del término, apenas tocaron esta canción hasta los últimos años de su carrera, pero la letra esta vez parecía apropiada: "He pasado mi vida buscando todo lo que queda por cantar".

La canción le dio un cierre tranquilo y emocionalmente resonante a la serie de cinco conciertos --tres en Chicago y dos en San Francisco-- que, según algunos fans, eran una despedida demasiado grandilocuente para una banda que se enorgullecía de su ecuanimidad.

No obstante, los "Deads" celebraron con fuegos artificiales y, durante el espectáculo del sábado, el edificio Empire Estate de Nueva York emitió un show de luces coordinado con el Soldier Field de Chicago que fue transmitido a la audiencia en el estadio durante el tema "U.S. Blues".

Pero, al parecer, los miembros de la banda impusieron un límite cuando se negaron a llevar al escenario en forma de holograma a Jerry García, el miembro más identificable de los Grateful Dead que falleció tras un show en ese mismo lugar en 1995. 

Las entradas para los conciertos estuvieron entre las más codiciadas de los últimos años y los precios de reventa alcanzaban los miles de dólares.

Un total de 71.000 personas compraron entradas para el espectáculo del domingo y rompieron el récord de ventas del Soldier Field, casa de los Chicago Bears y el estadio de fútbol americano profesional más antiguo.

No hay edad para ser deadhead

Producto del fermento cultural de San Francisco en los años '60, los Grateful Dead crearon una cultura de comunidad entre sus seguidores, revolucionaron el concepto de gira musical cuando alentaron a sus fans a que grabaran los conciertos en radiocasetes y le abrieron el camino a otras bandas con innovaciones, como crear su propia oficina de venta de boletos.

Pero el Soldier Field vio seguidores de todas las edades, no solamente hippies de cabello gris.

"Nací en 1978 pero tengo algunos recuerdos de los años '70. Recuerdo cosas que no debería", dijo Wolfgang Rehmert, un "deadhead" originario de Alemania que conoció a su esposa en Nueva York gracias al gusto compartido por los Deads.

"No hay nada como un concierto de los Grateful Dead. Es como una gran familia", contó el fan, que viajó en coche con otros "deadheads" los 3.200 Km que separan California de Chicago (Illinois, norte).

Julie Kelleher, de Florida (sureste), dijo que pertenecía a la segunda generación de "deadheads". Nació en 1989, cinco años después de que su madre comenzara a viajar a los conciertos.

"He visto a muchas bandas, pero los Grateful Dead son completamente únicos", dijo. "Todo el mundo es muy abierto y están todos juntos".

La presencia de tantos jóvenes sorprendió a Chris Aymond, un "deadhead" de 55 años que viajó desde Minnesota (al norte de Illinois) y atesora en su historial el haber asistido a uno de los últimos shows con García en el Soldier Field.

"Es estupendo que haya tantos jóvenes. Jerry habría estado orgulloso", dijo el hombre, vestido con mameluco y una camiseta "tie-dye" (anudada y desteñida).

Sesiones de jam

Los músicos complacieron a las nuevas generaciones tocando sus últimos conciertos con el guitarrista Trey Anastasio, de Phish, la banda a menudo considerada heredera de los Grateful Dead.

Desde que comenzó la primera canción --cuando cientos de porros de marihuana se encendieron instantáneamente y comenzaron a circular--, Anastasio demostró haber sido una buena elección.

Inicialmente se mantuvo un poco en la sombra en deferencia a los miembros originales de la banda, pero tocó poderosos solos de guitarra en canciones como "Scarlet Begonias".

La música de los Grateful Dead suele describirse como rock psicodélico, pero también tiene elementos de blues, country, bluegrass y jazz. Adoptaron además la improvisación del jazz, lo cual convenció a sus fans viajeros de que cada espectáculo sería siempre diferente al anterior.

Incluso el presidente Barack Obama, uno de los tantos políticos estadounidenses que admiran a los Grateful Dead, escribió una dedicatoria que fue impresa en el programa del concierto: "Los Dead tienen la creatividad, la pasión y la habilidad de unir a la gente que hace que la música de Estados Unidos sea tan grandiosa".

(AFP)