Diego Muñoz

Valdez, el hombre que llegó por accidente

Alejandro Balbi y Jorge Barrera fueron derechito al sitio donde estaba sentado Wilmar Valdez. “Tenés que agarrar vos”, le dijeron. Valdez se quedó inmóvil, inerte, petrificado. “No puedo decidirlo ya”, contestó. “Tenés que agarrar vos”, insistieron los delegados de Nacional y de Peñarol. “Dejame llamar a mi señora”, respondió Valdez.

Actualizado: 03 de diciembre de 2015 —  Por: Diego Muñoz

Aquella noche del 2 de abril del 2014 todo era caos en la AUF. La mayoría de los clubes habían sacado por orden de Casal y de Tenfield a Sebastián Bauzá de la presidencia y ahora era momento de elegir al sucesor.

Entre los asistentes a la Asamblea estaba el escribano Valdez, de perfil bajo, nacido en Tala, Canelones, que supo ser relator de fútbol en CX26 Radio Sodre. Había llegado a la Asociación como delegado de Rentistas y en ejercicio de la presidencia del club porque la Conmebol había sancionado al presidente electo, Mario Bursztyn.

Ante la negativa de Óscar Curutchet para aceptar el cargo de presidente, Balbi y Barrera fueron por él. Hubo un cuarto intermedio, Valdez habló con su esposa y algunos allegados y decidió aceptar. El cargo era interino hasta después del Mundial. Conformó el Ejecutivo con Balbi, Barrera, Roberto Pastoriza e Ignacio Alonso.

El 19 de mayo Valdez hizo su primer viaje como presidente de la Asociación. Fue a Buenos Aires al sorteo de la Copa Sudamericana. Todavía estaba suelto Eugenio Figueredo, quien lo destrató de manera evidente a la vista de todos.

“La primera noche hubo una cena en una parrilla de Buenos Aires y Figueredo apenas lo saluda. No lo presenta siquiera ante el resto de los presidentes. Quedó sin saber qué hacer”, me contó un testigo. Al otro día, en el sorteo, Figueredo tuvo la misma actitud pero Julio Grondona, junto al empresario Alejandro Burzaco, lo saludaron y lo presentaron en sociedad. Sin embargo, Valdez no pudo entrar a la reunión del Comité Ejecutivo de la Conmebol porque la AUF estaba suspendida debido al golpe que le habían dado a Bauzá.

Muchos pensaron que tras el Mundial la AUF cambiaría de presidente. Pero Nacional y el grupo de clubes chicos más afines a Casal rescataron a Valdez. El 11 de setiembre, luego de duras negociaciones, obtuvo 12 votos, el mínimo imprescindible para ganar las elecciones. Ya sin Barrera, decidido a retornar a su lugar de delegado de Peñarol, integró al Ejecutivo a Rafael Fernández.

A nivel internacional su ascenso comenzó el 3 de marzo de 2015. Ese día hubo cambio de autoridades en Conmebol. Juan Ángel Napout fue nombrado presidente en sustitución de Figueredo, como primer vicepresidente se eligió al venezolano Rafael Esquivel, como segundo al chileno Sergio Jadue y como tercero a Valdez.

El escándalo en FIFA le allanó el camino de forma imprevista. El 27 de mayo cayó, junto a Figueredo, Esquivel, el 19 de noviembre se entregó a la justicia estadounidense Jadue y este 3 de diciembre detuvieron a Napout. 

“Es más hábil de lo que muchos piensan. Tiene cintura para moverse”, me dijo hace pocos días un presidente de una de las federaciones integrantes de la Conmebol.

Tuvo siempre claro Valdez que podía hacer y qué no. El antecedente de Bauzá se lo dejó claro desde el primer día. Sabe a quién no debe perturbar y a quién debe consentir para evitar campañas sucias, amenazas y de esa forma permanecer en la AUF. Y en esa estabilidad estuvo la consolidación.

Valdez mantiene su bajo perfil. Pero su vida cambió. Casi no tiene tiempo de atender su estudio de escribanía en Yi y Mercedes porque las obligaciones como dirigente de fútbol lo absorben. A lo que todavía no renunció es a pasar sus vacaciones en Piriápolis y a ir a ver los partidos que juega su hijo mayor en la Sexta de Rentistas.

En menos de dos años pasó de delegado y vicepresidente de Rentistas a presidente de la Conmebol. Si uno desconociera quiénes están agazapados para aprovecharse de Valdez, se alegraría por él.

 



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