Diego Muñoz

Tormenta con matracas

Sobre los vaivenes de Damiani y el arbitraje de Cunha.

Actualizado: 23 de mayo de 2016 —  Por: Diego Muñoz

“Confiábamos en él. Algunos querían generar situaciones pero nosotros confiamos en los jueces jóvenes y debemos seguir alentando a los árbitros para que les den comodidades y después poder exigirles”.

Esas palabras se las dedicó Juan Pedro Damiani a Andrés Cunha el 9 de noviembre de 2015.

“Yo sé que hay errores humanos y cuando hay errores humanos uno los puede perdonar, pero cuando se reiteran los errores humanos de forma tan reiterada (sic). Nosotros en cierta manera representamos a los hinchas y los socios del club. Y vemos con preocupación que Cunha ha hecho un arbitraje fantástico en Brasil y tuvimos tres días después este arbitraje que con las condiciones técnicas de él nos asombra y nos preocupa. Si tuvo algún problema de salud o de presión porque es difícil de entenderlo”.

Esas palabras fueron las que dijo Damiani de Cunha el 21 de mayo de 2016, antes de pedir que lo suspendan de todas las competencias internacionales.

Aquellas declaraciones fueron luego de un clásico que Peñarol empató y en el que hubo una jugada polémica en la que Diego Forlán cometió una dura infracción en el comienzo. Nacional reclamó expulsión pero Cunha lo amonestó.

Estas, fueron luego de un partido que Peñarol perdió ante Wanderers 4-1 y en la que el árbitro omitió dos penales a favor del aurinegro.

No son nuevos los vaivenes de Damiani, sus cambios de discurso son comunes y constantes. El problema no es que el presidente esté preocupado por el arbitraje de Cunha, que fue malo y lo perjudicó, sino que veladamente lo acusa de perjudicar a Peñarol de forma intencional.

Es lo que cualquier escolar entiende cuando Damiani dice: “cuando se reiteran los errores humanos de forma tan reiterada”.  Más allá de una redundancia poco feliz, la oración es acusatoria de la integridad y honestidad del juez.

Lo peor del comunicado es, en cualquier caso, la omisión deliberada a las pintadas aparecidas en la AUF y la sede de la gremial de árbitros con amenazas de “tiros” y “balas para todos” si seguían “robando” a Peñarol. ¿Cómo es posible que la dirigencia no haya puesto una línea en repudio a semejante locura?

Está bien que los dirigentes defiendan a la institución. Pero deberían considerar que sus declaraciones, así como con las de jugadores, técnicos y periodistas, pueden fogonear una violencia instalada muy peligrosa. 

El comunicado no tendrá ningún efecto. Cunha irá a la Copa América Centenario y Peñarol seguirá sin apoyar al Ejecutivo como lo ha hecho desde el primer día. Lo que buscó Damiani con el comunicado fue calmar a sus hinchas, enojados con razón por la mala actuación del juez pero exacerbados hasta límites insospechados a través de las redes, de la que también participan dirigentes del club.

Lo que el contador José Pedro Damiani hubiese definido como “una tormenta con matracas”.

Otro hecho del que se agarran los hinchas aurinegros es que de los últimos 11 partidos que los dirigió Cunha el equipo ganó uno solo. El dato es real pero obvia una parte fundamental. Desde el 2011, año en el que el juez llegó a Primera, Peñarol ganó un solo campeonato Uruguayo, cambió de técnico, no jugó a nada. No es que el Barcelona ganó uno de 11 con Cunha ni que solo cuando dirige Cunha el Carbonero no gana. El contador Damiani también solía decir que “los números no mienten, los que mienten son los que hacen los números”. 



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