Uruguay tiene el puesto 32 en 221 países en cuanto a la proporción de población presa. Un puesto “lamentable”, según Petit, al que se llega porque el sistema muchas veces funciona como si fuera un hospital que solo tiene CTI.
“La pérdida de la libertad es una medida extrema que uno ve todos los días que se aplica a veces porque el juez no tiene más remedio, la ley lo marca así, pero que en otras veces habría alternativas”, consideró Petit en No toquen nada.
Para él habría que desarrollar esas alternativas. “Está lleno de gente para la cual la cárcel es criminógena, le va a generar más violencia, la va a transformar en un factor negativo para la sociedad”, advirtió.
Esa excesiva población carcelaria deriva de una sensación de inseguridad que en muchos casos supera a lo que marca la realidad. “En Uruguay la población tiene más temor al delito que en Honduras”, dijo citando un estudio.
Petit llamó la atención sobre un factor cultural que está incidiendo en la percepción del delito y el tratamiento de la inseguridad. “A veces hay una sensación de un peligro inminente, de que realmente nos han invadido las masas de delincuentes y que se necesitan más cárceles y más prisión, que no coincide con la realidad”, afirmó.
El riesgo que se corre es aplicar medidas extremas en casos que no lo necesitan y en personas a las que la cárcel terminará haciéndolas más violentas y, por ende, más peligrosas para la sociedad.
“Estamos generando nosotros mismos la violencia de mañana, estamos generando la propia delincuencia de mañana, aplicando medidas extremas a casos que lo que requieren son programas comunitarias, trabajo con la familia, apoyo psicológico, salud mental, orientación social, vocacional, acompañamiento, vigilancia en algunos casos, tobilleras, pulseras, pero no un encierro que además, cuando es en malas condiciones, lo único que asegura es que vamos a tener más delincuentes”, afirmó.
