Un mes que costó el Apertura y el primer lugar en la Copa

Nacional perdió 1 a 0 ante Lanús y si bien clasificó a octavos de la Libertadores, lo hizo en el segundo lugar del grupo. El Tricolor tuvo un bajón demasiado pronunciado en el último mes y lo pagó caro.

Actualizado: 23 de mayo de 2017 —  Por: Diego Muñoz

Un mes que costó el Apertura y el primer lugar en la Copa

MIGUEL ROJO / AFP

Desde hace un mes el nivel de Nacional es irreconocible. Sin intensidad ni reacción, la sensación es que el equipo se ha ido cayendo hasta que se desvencijó. Al Tricolor se le prendió la luz de alarma bastante antes que el partido frente a Defensor pero al menos hasta ahí era capaz de rescatar los partidos en base a rebeldía, convicción y capacidad individual.

En el Franzini el equipo comenzó un pronunciado declive en todos los aspectos de juego y aún no se ha podido recuperar.

Rutinario, inocuo, sumiso, Nacional no transmite buenas sensaciones en cancha. Ni rastros queda del equipo fiable del comienzo del semestre. Tiene notorios problemas atrás donde apenas aprueba Diego Polenta, en el centro del campo los internos la ven pasar, por los extremos no hay ni velocidad ni sorpresa y por el medio no genera juego.

Más allá de aspectos tácticos, los dos mejores partidos de Nacional en la Copa fueron ante Lanús en Buenos Aires y frente a Chapecoense en Montevideo. En ambos fue intenso, decidido, competitivo.

El enojo de Lasarte tras el empate en Venezuela y su argumentación de que estaba invicto como visitante es tan real como que en el Parque perdió seis de los nueve puntos que disputó.

Lanús fue más desde el principio. Con sentido táctico y plan de juego, marcó las pautas del encuentro. En el Parque se jugó como quiso la visita. Lanús trató bien la pelota y fue paciente para generar los espacios en ataque. Se encontró con un rival indolente y una defensa que era una invitación al ataque, sobre todo en el sector que ocuparon Jorge Fucile y Rafa García.

Lasarte diseñó el medio con Sebastián Rodríguez por la derecha y a Felipe Carballo como ladero de Santiago Romero en el centro. El 4-4-2 no dio resultados.

Por izquierda, Kevin Ramírez estaba en modo vuelo y Alfonso Espino en su versión más entreverada. Por derecha, Rodríguez y Jorge Fucile carecían de velocidad y sorpresa. En ese contexto, Seba Fernández y Hugo Silveira estaban a pan y agua.

Producto de la superioridad de Lanús el uruguayo Alejandro Silva marcó el gol a los 26 luego de una buena jugada.

Desde el medio, el granate se afianzó en el campo con un Iván Marcone genial. El volante interno recuperó y generó, rodeado por compañeros de buen pie.

En la segunda parte Nacional probó con el ingreso de Rodrigo Aguirre primero, Martín Ligüera después y Tabaré Viudez más tarde. Si bien el equipo sumó peso ofensivo y se adelantó en el campo, lo que obligó a Lanús a retroceder, siguió tan nublado como hasta entonces.

Polenta cargó con Nacional en los últimos minutos. Con un par de subidas por izquierda logró al menos poner la pelota cerca del arco del arquero Santiago Andrada. Pero no alcanzó. El Tricolor cierra el semestre con resultados tan malos como sus últimas actuaciones. De su capacidad de análisis, de su autocrítica, depende su futuro.