Segundo partido, segunda victoria. La Sub20 cumplió su primer objetivo y va por más. Lo hizo con complicaciones, en un juego difícil ante un rival ágil e intenso. La Celeste replicó de igual manera. No pudo imponer las condiciones con la pelota pero respondió con dinámica, corriendo en defensa y en ataque.
Los goles son la mejor demostración. Los laterales, primero José Luis Rodríguez y luego Mathías Olivera, llegan hasta el final de la cancha y generan acciones para definir.
Así ganó Uruguay, que de nuevo tuvo en Federico Valverde al cerebro del equipo. Desde el medio, el futbolista del Real Madrid mostró toda su capacidad. Corrió la cancha con criterio, marcó los tiempos del equipo y puso pases entre líneas.
El primer tiempo lo jugó bien la Celeste. Al tener enfrente un equipo con mayor dinámica y que abre más la cancha, Coito dispuso una variante táctica. Sacó a Joaquín Ardaiz e incluyó a Agustín Cannobio, para conformar un 4-2-3-1, con Schiappacasse como referencia de área.
Japón obligaba a que los extremos uruguayos retrocedieran en el campo y que el equipo se encogiera para defender. Luego, cuando recuperaba la pelota, el equipo intentaba avanzar en bloque.
Sobre los 38 llegó el primer gol. Rodríguez subió por derecha, hizo un túnel y tocó para Schiappacasse quien se tomó el segundo necesario para sonrojar a un rival con un amague y definir cruzado.
En el segundo tiempo el equipo de Coito supo sufrir. Su adversario le sacó la pelota y Kubo, el endiablado niño de 15 años surgido en la cantera del Barcelona, hizo estragos. Entonces respondió el arquero Santiago Mele, que controló varios situaciones complicadas.
Coito sacó a Carlos Benavidez, de mal partido, y puso a Matías Saracchi. Valverde y Bentancur se repartieron el medio y el de Danubio se soltó por derecha.
Sobre el final, Olivera confirmó la victoria con un golazo. El lateral pasó al ataque, se apoyó en Saracchi, recibió un pase filtrado perfecto y definió con la parte externa de su botín.
