La decisión llegó después de las dos crisis consecutivas que afectaron a la empresa, primero con el escándalo “Carne fraca”, sobre corrupción en los controles a frigoríficos brasileños y segundo la delación premiada de sus dueños, los hermanos Batista, contra el presidente Michel Temer y el líder del PSDB, Aécio Neves.
El nuevo dueño del Frigorífico Canelones es el también brasileño grupo Minerva, que ya era, antes de la compra, la segunda firma brasileña con mayor peso en el panorama de los frigoríficos uruguayos.
El primer lugar sigue siendo de Marfrig que, con sus cuatro plantas, controla más del 20% de la faena uruguaya. Con la compra de Canelones, Minerva pasó de un 12 a más de un 18% de la faena.
Con la operación no se modificó el peso de los capitales brasileños en el mercado de los frigoríficos que sigue siendo en torno al 40%.
La operación no fue sólo por el frigorífico Canelones. También incluyó el pasaje de los activos de JBS en Argentina y Paraguay a manos de Minerva. La operación fue por 300 millones de dólares. JBS informó que el objetivo de la venta fue lograr liquidez para disminuir su nivel de endeudamiento en el momento en que sus dueños acordaron con la justicia el mayor pago compensatorio de la historia (3.160 millones de dólares).
