Ana Sosa egresó de la Escuela Nacional de Policía y estuvo una década en la Dirección General del Tráfico Ilícito de Drogas. Luego, trabajó tres años en la Ayudantía y la Dirección de Información Táctica de la Jefatura de Policía de Montevideo.
Desde 2016 dirige la Unidad de Análisis Criminal, que nutre de datos estadísticos a la Policía y su dependencia es fruto de la reestructura que comenzó en 2013. “Hasta ese momento se patrullaba de forma aleatoria, en base a una percepción de dónde estaban ocurriendo los delitos”, dijo Sosa a No toquen nada. Ahora, “nosotros recogemos la información, la georreferenciamos, se hace un análisis estadístico de todos esos datos y conformamos mapas de calor -de concentración-”, agregó.
En la Unidad de Análisis Criminal trabajan 14 policías que fueron capacitados por un equipo de asesores del Ministerio del Interior, del Observatorio sobre Violencia y Criminalidad, expertos de la Universidad de Nueva York y de Cambridge.
La unidad es clave para el diseño y la planificación del Programa de Alta Dedicación Operativa (PADO), que despliega 1.000 efectivos en 14 circuitos del área metropolitana (Montevideo, Canelones y San José) y es, según las autoridades del Ministerio del Interior, el gran responsable de la caída de las rapiñas en el último año.
El equipo que dirige Sosa revisa diariamente los hechos de la jornada anterior y realiza informes semanales para la Dirección de la Policía Nacional. Los cambios en el despliegue se realizan cuando se consideran necesarios, aunque por el momento solo han ocurrido un año después del lanzamiento del PADO.
