Diego Muñoz

Un gordo bueno

La gente que veía a los juveniles de Nacional no lo dudaba: “El gordo es cosa seria”, decía. “El gordo” era Rodrigo Amaral.

Actualizado: 14 de junio de 2017 —  Por: Diego Muñoz

Llegó a la Séptima del club y desde el primer instante demostró sus condiciones. Potencia, explosión y calidad. Todo junto en el mismo jugador. Sebastián Taramasco, coordinador de juveniles de Nacional, dijo para esta columna que Amaral destacaba sobre el resto por sus virtudes y por su capacidad competitiva. “No solamente tiene mucha calidad. también le gustan los retos. Cuanto más difícil era el partido más se lucía”, contó.

Si bien desde siempre cargó con algún kilo de más, en ese momento su desarrollo hormonal no estaba tan acentuado y, además, a esa altura de la carrera un físico robusto no resulta una limitante. Se trataba de un futbolista extremadamente fuerte y competitivo.

Amaral la rompía un fin de semana sí y otro también, destacaba en los clásicos y finales, marcaba goles espectaculares. Nacional le ofreció firmar contrato a pesar de que el jugador aún no había debutado en Primera.

Consciente de su potencial pero también de algunas circunstancias familiares que complicaban su desarrollo como deportista, Nacional hizo con Amaral algo reservado solo para los juveniles del interior. Entonces, aún siendo de Montevideo, lo llevó a vivir a su residencia y lo becó en el Liceo Pallotti. La intención fue darle condiciones profesionales, buena alimentación y estudios. Se le firmó, además, un contrato para asegurarlo.

Al principio la familia lo tomó a mal pero se le hizo ver que eso era lo mejor para Amaral y que el contrato implicaba responsabilidad y también contemplaba posibles sanciones.

“Rodrigo siempre hizo el máximo grado de esfuerzo y tuvo capacidad de integración. Era, además de buen jugador, el más querido y más querible. Y se sacrificaba a la hora de entrenar. Eso es importante decirlo porque a veces la fisonomía nos confunde. Da la sensación de que es vago y no es así”, dijo Taramasco.

Con 17 años fue citado para la Sub 20 que jugó el Sudamericano en Montevideo. Se sumó a la selección cuatro meses antes del inicio del torneo.

“Nos propusimos hacer un trabajo especial para disminuir de peso. Y lo logramos. Estaba entre 83 y 84 kilos. Un trabajo carente de parafernalia pero muy efectivo. Dos doble horario semanales, martes y jueves, que llevaron adelante el profe Urrutia, el profe Espasandín y yo”, contó Taramasco.

Amaral jugó el Sub20 en Montevideo y el Mundial de la categoría en Nueva Zelanda.

Pero más allá de su realidad deportiva y sus condiciones físicas hubo un punto que marcó la carrera de Amaral: la decisión de que lo representara Daniel Fonseca. “Hasta ahí todavía se podía hablar con el pibe y convencer a quienes lo rodeaban”, contó una fuente del club.

Fonseca y Eduardo Ache, presidente de Nacional en ese momento, acordaron un contrato inusual para un jugador joven del medio local. En marzo de 2015 se supo que Amaral firmó por tres años y que si la institución se atrasaba un día debía pagar el doble.

Mientras el jugador, ya con evidentes limitaciones físicas, intentaba afirmarse en Primera el alto perfil de su representante lo expuso más que nunca.  

Un estudio en Brasil confirmó que tiene propensión a engordar por una cuestión hormonal y por tanto había que detectar cómo evitar que eso sucediera.

“Necesita una dieta pero no una dieta cualquiera. No es como cualquier persona que quiere adelgazar y lo consigue bajando la carga calórica. En un deportista eso es imposible, porque le impide entrenarse”, dijo Taramasco.

En el último año Amaral no se pudo afirmar nunca en Primera, se lo vio excedido de peso en partidos de Tercera División y volvieron las dudas sobre su futuro. El coordinador de Nacional destacó que “cuando bajó a Tercera lo hizo de la mejor manera posible. En el semestre anterior llegó a ser suplente con Medina”.

A comienzos del 2017 la selección pareció la tabla de salvación. Volvió la convocatoria a la Sub20, el Sudamericano en Ecuador y las actuaciones destacadas. Se lo veía tan pesado dentro del campo, estaba en 89,5 kilos, como determinante.  

Pero, tras el torneo en el que fue goleador, Amaral quedó en el centro de otra tormenta. Sin consultar ni a Fabián Coito ni a Martín Lasarte, técnicos de Amaral en la selección y Nacional, Fonseca, y el presidente del club, José Luis Rodríguez, decidieron que el jugador hiciera un trabajo especial durante 30 días en Maldonado con el profesor Andrés Barrios.

Sin entrar en consideraciones de otra índole Taramasco aseguró que “desde el punto de vista técnico fue una mala decisión”.

Durante los entrenamientos, Fonseca fue entrevistado en Fox Sports Radio y con su postura habitual atacó contra todo.

Primero le pegó al club: “"Cuando no jugaba en Nacional nadie se acordaba de Amaral, pero Fonseca sí se tenía que hacer cargo de él, de la familia, de transar un contrato. Porque si hoy Amaral es jugador de Nacional es gracias a mí".

Luego castigó a Lasarte: "El primer día (luego del acuerdo entre Fonseca y Nacional) estaba todo bárbaro. Al segundo día ya es un tema que Lasarte se siente ofendido y, ¡flaco, si no lo usaste en todo el año! ¿De qué hablás, Lasarte? Tú sos empleado del club, tú tendrías que potenciar los juveniles de Nacional. Porque acá Lasarte es el encargado de salir campeón y es normal. Que salga campeón uruguayo es normal. Pero si traen todos los jugadores que el señor Lasarte quiere, gana la Libertadores. Porque si no yo, presidente de Nacional, le digo: 'aliméntame a estos dos pibes porque puedo tener cinco millones y tengo 16 millones de dólares como déficit, como deuda".

Más tarde se acordó de Coito, a quien acusó de "maltratar" y "torturar" a su representado. "Que no lo lleve al Mundial, le paso el teléfono. Que le diga 'estás eliminado' como en Gran Hermano. Me preocupo yo del futuro de Amaral, no necesito a Coito ni que juegue el Mundial. Si Coito tiene coraje, que llame a Amaral el lunes y le diga 'pibe, no estás preparado, me voy al Mundial sin ti y sin (Mathías) Olivera', que tampoco va al Mundial. Capaz que se hace famoso ganando el Mundial sin Amaral y sin Olivera. Ahora, de mis jugadores me voy a encargar yo, y sobre todo que los respeten”.

En el Mundial las cosas no anduvieron bien. Limitado en lo físico, lesionado tras el primer partido y errático en los penales, apenas queda como positivo el golazo ante Italia.

La vuelta de Corea generó, otra vez, discusiones sobre su futuro.  

En medio de todo eso hay un pibe lleno de condiciones que busca su lugar en el mundo del fútbol. “Está a tiempo de que la rompa”, dice Taramasco. “Si encuentran un lugar apto, no tengo dudas. Rodrigo es un jugador del que aparece uno cada muchos. Solo hay que dar en el clavo”.

 



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