Juan Campodónico dice que están en un “momento buenísimo” para “volver a reconectar con el público y con material nuevo”. Con el primer corte, Bailar quieto, el disco ya mostró que la banda va definiendo un estilo propio en medio de las múltiples influencias y rescates sonoros que hacen a su esencia.
“Suena a Campo”, resume el músico.
El nuevo material tiene más de un año y medio de trabajo detrás. Buena parte de ese tiempo, Martín Rivero, otro de los integrantes de la banda junto a Verónica Loza y Pablo Bonilla, estuvo viviendo en China. Y eso le imprimió a la composición de los temas una dinámica y una temática especial.
“Más que una dificultad, zafamos de vernos todos los días”, bromeó el vocalista. “Componer a distancia te da un aire y otra manera de procesar lo que te está pasando. Al mismo tiempo resulta muy inspirador poder escribir desde otro lugar geográfico”, agregó.
Así, el contenido de las canciones terminó hablando de contrapuntos, claroscuros, dijo Campodónico. “Cómo todos los fenómenos tienen su contrapeso. De repente cosas que son muy positivas, muy enérgicas en otras capas de la música son más melancólicas, reflexivas, hasta medio oscuras”.
El disco es bailable pero introspectivo, habla de la soledad. “Contradicciones que nos inspiraron”, dijo Campodónico. Algo así como bailar quieto.
El propio nombre del disco define cómo ven la música los cuatro integrantes de la banda: algo que te puede conectar con una realidad más importante, con una entidad mayor. Para ellos: “el cosmos”.
En palabras de Rivero: “la música como link, como factor que te vincula con la gente”.
Campo presenta Tambor del cosmos en El Galpón
Jueves 22 a las 21 horas
Sala César Campodónico
