Marcel Vaillant

El MEF jugando al achique

Los hechos recientes revelan que en Uruguay el Ministerio de Economía pierde lugar en relación al Ministerio de Hacienda Pública en el diseño general de la política económica. Ya se ha convertido en un hábito que en la disputa de la política económica, al interior del gobierno, se haga un intercambio perverso. En la primera “media” ley de presupuesto en el año 2015, se entregó la participación en la negociación plurilateral en servicios en el marco del TISA. El intercambio implicó comprar un poco de alineamiento en materia fiscal por parte de los sectores de la fuerza política más díscolos a esta disciplina. Fue un intercambio ficticio y que se evaluó como poco costoso, práctico y útil para los contadores de la hacienda pública.

Actualizado: 06 de julio de 2017 —  Por: Marcel Vaillant

Sin embargo, fue una señal muy equivocada y que parece desconocer el funcionamiento de la economía real del país, que está crecientemente vinculada a la inserción internacional en el sector servicios (la tríada turismo, servicios portuarios y servicios globales). Salirse de ese foro de negociación fue un equívoco, una verdadera chambonada. Lo peor es que el MEF no ayudó a disipar la confusión, para así poder sacarle una contrapartida mayor en la negociación con la facción menos proclive a comprender la necesidad de la disciplina fiscal.

Pero estas acciones no son gratis. Uruguay tiene que poner en el centro del problema económico la capacidad de crecimiento económico asociado a la dinámica de evolución de la productividad. Esto último está directamente vinculado a su inserción internacional y a las condiciones de acceso al mercado internacional que sea capaz de construir. Cuando el gobierno da la señal que no le importa la liberalización en servicios se equivoca. Se equivoca también cuando anuncia y vuelve a anunciar, que quiere promover la suscripción de acuerdos comerciales, y no logra ningún resultado consecuencia de no contar con una estrategia de implementación creíble. En esto el Canciller está solo y su soledad se nota.

En la actualidad se está gestando otro hecho más dañino aún, que va en la misma dirección que los dos anteriores. Se trata de dirimir un conflicto de similares características a los antes mencionados.  El MEF se propone obtener recursos fiscales de la aplicación de un instrumento discriminatorio que tiene el efecto equivalente a un arancel. Propone subir la tasa consular para las importaciones extra-regionales a un 5%. Es la reversión proteccionista de política comercial más importante de los últimos treinta años. Lo curioso es que no tiene un objetivo de proteger la producción doméstica, sino que tiene el objetivo de recaudar empleando impuestos discriminatorios de comercio exterior. Los hacedores de política económica saben que eso no debe hacerse, lo saben pero no les importa, dado que en su función objetivo priorizan el componente fiscal y valoran no enfrentarse a los sectores no alineados en su fuerza política. Este es el verdadero motivo de elegir este instrumento, asegurar votos para este otro trozo de ley de presupuesto, que a la manera de “Jack” el MEF está enviando al Parlamento.

Se trata de una medida ilegal que contradice las reglas del comercio tanto en el marco multilateral como preferencial en el MERCOSUR. Además, para hacer más exagerada la desprolijidad en la aplicación de la misma, se van a aplicar tres niveles de tasas consulares. Un 0% para las importaciones cuando vienen de México dado que en el TLC con este país está especialmente previsto que no se podrá aplicar la tasa consular. Un 3% para los productos originarios de países del MERCOSUR. En este caso entiendo que la racionalidad sería no ser tan “antipáticos” con los vecinos regionales, aunque se está violando con ellos la regla de la nación más favorecida (NMF). Lo de no ser antipáticos entiendo es un motivo no muy técnico, pero tampoco es muy técnica la forma en que el gobierno implementa esta medida.

Y por el último se aplicará un 5% para las importaciones de cualquier otro origen. Esto incluye a socios como Chile con el cual tenemos firmado la reciente actualización y profundización del acuerdo de libre comercio. Linda manera de estrenarlo aplicándole una medida equivalente a un arancel que es mayor que el que Chile tiene en condiciones NMF. Por último, en el marco multilateral no sé cómo se va a explicar que se está aplicando un instrumento equivalente a un arancel, y se lo hace sobre bases discriminatorias sin estar amparado de ninguna forma en una excepción al NMF. Además, ya en el pasado reciente se le anunció a la OMC luego del último examen de política comercial que se iba a derogar el instrumento de forma gradual, lo que no se cumplió.

En fin, por múltiples razones el instrumento es insostenible, ya lo era en su formato flaco (2% y anuncio de eliminación), ahora que se irrumpe con un 5% es directamente impresentable. Es una verdadera medida desesperada de las que se toman en tiempos de crisis cuando no existe ninguna otra alternativa. Una medida que generará controversias comerciales, que en ningún escenario Uruguay podrá ganar. Como siempre nuestra única defensa es la irrelevancia de nuestro mercado doméstico que quizás explique menos reacciones que las que naturalmente habría que esperar. Pero las reacciones ocurrirán y esta aventura de los contadores de la hacienda pública no será gratis. Seguramente vaya a costar en medidas negativas de acceso al mercado muchísimo más que los 100 millones de dólares que el gobierno pretende recaudar con esta suba de la tasa consular.

Pero la erosión más grande se da en un intangible referido a nuestra reputación y credibilidad en materia de política económica. En las etapas en que el MEF fue también Ministerio de Economía entendió la relevancia de estos conceptos. Con logros muy significativos para el país. Re perfilar la deuda externa, y alcanzar el nivel del grado inversor para la misma, sostenerlo e incluso mejorarlo. Fue un Ministerio de Economía durante el primer gobierno del doctor Vázquez para lograr recuperar la tasa de inversión y dentro de ella la capacidad de atracción de inversión extranjera directa. Estos logros son indudables y suman a los factores que permiten explicar este larguísimo y único período de crecimiento económico del país. Esa credibilidad se ganó en base a una política económica que trató de ser consistente en los instrumentos unilaterales de la inserción internacional orientados hacia una mayor apertura comercial y favoreciendo la internacionalización de la economía. Esto es política comercial en un sentido amplio abarcando tanto el movimiento de bienes y servicios como de factores productivos. Para ello se mantuvieron y perfeccionaron los instrumentos exitosos del pasado y se corrigieron los instrumentos de política comercial, afectados de forma negativa por la crisis financiera y económica de los años 2002 y 2003.

Las medidas de los últimos años revelan desorientación en la valoración de los problemas y un equívoco balance entre los temas fiscales y los asuntos económicos de largo plazo. Seguramente le asiste razón a la parte de hacienda del Ministerio de Economía en mantener el celo fiscal pero debería atarse las manos para evitar deteriorar un acervo de reputación que mucho costó construir, tanto para los gobiernos del Frente Amplio como a todos los que le precedieron desde la recuperación democrática. Hay todavía tiempo para reflexionar y no concretar la horrible reversión anunciada en materia de política comercial.

Se está jugando al achique, aplicando medidas defensivas distorsionantes del juego, teníamos línea de cuatro y le agregamos un quinto jugador a la defensa. Los volantes creativos los pusimos a marcar y destruir juego. Quedó solo uno adelante, como siempre esperando un milagro. Que alguien le pegue de punta y para arriba, y que nuestro 9 genial haga lo que sabe hacer, y gol en la hora. Se parece bastante a “Esperando a UPM” como la única apuesta del Ministerio de Economía para lo que queda del Gobierno.

 

Marcel Vaillant es Doctor en Economía (2000, Antwerpen, University), Maestría en Economía (Pompeu Fabra, 1997 y CIDE, Mexico, 1985), Ingeniero Agrónomo (UdelaR, 1981). Desde el año 2000 es Profesor Titular Comercio Internacional del Departamento de Economía, Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República.



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