Diversidad sexual frente a Dios: poder, convivencia e ideología de género

En el evento “Sin tabú: diversidad sexual y religiosa”, representantes de diversos grupos religiosos dialogaron sobre el vínculo entre la religión y la agenda de derechos en Uruguay y el mundo, entre otros temas. El teólogo y sacerdote de la Iglesia Católica Antigua, Hugo Córdova, remarcó la importancia de no generalizar que todas las religiones son homofóbicas, mientras que el sacerdote salesiano Juan Algorta dijo que los católicos romanos están pasando de una moral rígida a una responsable.

Actualizado: 20 de agosto de 2017 —  Por: Felipe Miguel

Diversidad sexual frente a Dios: poder, convivencia e ideología de género

Foto: Gentileza de IM

El lunes 14 se realizó en la Sala Delmira Agustini del Teatro Solís el evento “Sin tabú: diversidad sexual y religiosa”, a cargo del Grupo de Estudios de Religión y Política (Gemrip) con colaboración de la Intendencia de Montevideo.

El argentino Hugo Córdova Quero -que además de sacerdote de la Iglesia Católica Antigua, es doctor en Estudios Interdisciplinarios en Migración, Etnicidad y Religión, y magíster en Teología Sistemática y Teorías Críticas por la Graduate Theological Union de Berkeley, California- abrió el evento planteando que es necesario hablar en plural cuando se trata de sexualidad y religiones, ya que estas últimas son muy diversas y poseen distintas posturas.

Mencionó que es un error común de los medios de comunicación referirse a la Iglesia Católica Romana como “el catolicismo”, cuando esta corriente cristiana está compuesta por 24 iglesias distintas. “Decir que los cristianos son homófobos es injusto. El cristianismo no es homófobo, tiene teologías queer”, dijo Córdova Quero, en referencia a “las teologías que tratan de desestabilizar la hegemonía del heteropatriarcado”.

Luego, citó casos de referentes religiosos de las principales religiones del mundo que son abiertamente gay y que se han casado con sus parejas aun siendo obispos, imanes o rabinos. “Intrínsecamente, las religiones no tienen discriminación. Hay interpretaciones occidentales que las hacen discriminadoras”, agregó.

Diálogo entre religiones

Tras su disertación, intervinieron la Mae Sandra de Oxala, de la comunidad umbandista; Alexandra Lizbona, de la comunidad judía; el reverendo Fernando Frontán; protestante, el sacerdote católico Juan Algorta; y Lucy Garrido, del colectivo Cotidiano Mujer.

Mae Sandra de Oxala dijo que la fe umbandista se formó con “agredidos y excluidos de otros cultos” que encontraron allí “un lugar donde no se los condena”. “Si sabremos los afroumbandistas qué es discriminación. Nos consideran ignorantes. Yo no tengo títulos, soy una mamá”, comentó.

Lizbona dijo que no representaba a ninguna institución judía, y que las divergencias entre las corrientes de su religión son muy amplias. Agregó que así como en algunos barrios ortodoxos de Jerusalén le tiraban piedras por usar minifalda, “en la agenda de derechos se ha avanzado pero sigue habiendo choques dentro de la religión”.

Fernando Frontán se refirió a que el problema de relacionamiento entre religión y diversidad sexual es la doctrina religiosa, que tiende a tener estructuras fundamentalistas. Dijo que la doctrina “nunca tiene que ver con los textos sagrados” sino con relecturas de la experiencia humana a partir de las cuales se transmite el evangelio.

“Si me gusta un hombre o una mujer, quiero usar peluca o ponerme tacones, en ese momento de experiencia, no existe. Existe el problema cuando existe la doctrina, y la doctrina existe para alimentar una estructura de poder. La doctrina es la correcta interpretación de lo sagrado; y el poder siempre va a estar interfiriendo en nuestras lecturas de lo sagrado”, añadió.

Papas y feministas

Por su parte, el sacerdote Algorta hizo algunos relatos en los que difundió un mensaje de apertura de la Iglesia Católica Romana hacia la diversidad.

Habló de la encíclica que publicó el papa Juan Pablo II en 1991, celebrando el centenario del documento “Rerum Novarum”, de León XIII. “El original decía que la Iglesia tenía la solución para toda la cuestión social y obrera pero Juan Pablo II dijo que no podemos decir una palabra universal y válida para todos, y que incumbe a las comunidades cristianas en comunión con todos los hombres buscar una solución a los problemas que está teniendo cada país, procurando una mejor convivencia”, relató, aclarando que esas palabras también valían para “las cuestiones éticas que el ser humano está viviendo”.

Además, se refirió a cuando el papa Francisco fue consultado por su opinión de las personas gay y este respondió: “¿quién soy yo para juzgarlos?”. “Esa frase vale mucho más que una gran encíclica. Nadie puede juzgar a un ser humano por lo que está haciendo en conciencia y convencido de lo que hace”, comentó Algorta.

También dijo que Francisco “es el gran reformador de la Iglesia” y que “ha puesto a la comunidad en estado de crisis que, sin dudas, es de crecimiento y nos ayudará a ser más humildes y abrirnos a la humanidad”.

“Estamos pasando de una moral rígida y una crítica opresiva a una moral responsable, a una invitación a que cada ser humano actúe de acuerdo con su propia convicción”, agregó.

La mesa de disertantes la cerró Lucy Garrido, del colectivo feminista Cotidiano Mujer, que habló sobre lo crueles que han sido las religiones con las mujeres.

“La ideología de género nació centralmente de este dogma que arrastramos hace 2.000 años. El patriarcado en que vivimos se basa sobre todo en eso, de allí bebió el poder y el Estado, en nuestro país y en todos. Tenemos que cambiarlo y, para ello, es fundamental que exista este tipo de diálogos, pero también darnos cuenta dónde está el fundamentalismo atrás”, explicó.

Agregó que, si bien nadie puede estar de acuerdo con los fundamentalismos, las mujeres son las que pierden más con ellos. “La religión no está separada del patriarcado. A las mujeres nos ha ido muy mal en todas las religiones, no hay una en la que nos haya ido mejor que a los hombres. Eso no es casualidad, es ideología de género”, mencionó Garrido.