Narcos sobrevive a la muerte de Pablo Escobar

En su tercera temporada, tras la muerte de Pablo Escobar, la serie Narcos se enfoca en otra legión de "caballeros" de la droga: el notorio cártel de Cali.

Actualizado: 07 de setiembre de 2017 —  Por: Redacción 180

Narcos sobrevive a la muerte de Pablo Escobar

Netflix

En el pico de la organización criminal más exitosa de la historia, la muerte del "patrón" a manos de la policía dejó un vacío que los "caballeros" de Cali supieron llenar.

Los capos tenían un perfil bastante diferente al del extravagante Escobar y supieron manejar el negocio como una empresa digna de la revista Fortune.

Mientras Escobar disfrutaba la adulación y notoriedad, entregando dinero a los pobres al tiempo que cometía los más brutales atentados, los de Cali se interesaron más en construir una masiva red política, alimentada por sobornos y favores.

Para principios de los 90, la "Cali KGB" -así la llamaron por su inmensa infraestructura de inteligencia- controlaba hasta 90% del suministro de cocaína en el mundo, amasando una fortuna estimada en 12.000 millones de dólares.

Fueron descritos por la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA) como "la organización internacional de tráfico de drogas más poderosa de la historia".

Y mientras Escobar escalaba en su -literal- bombardeo al gobierno de Colombia, los de Cali profesionalizaban en silencio la industria hasta dejar atrás al cártel de Medellín.

Por ejemplo, a diferencia de "El jefe", que todo lo controlaba, este cártel tenía un directorio de cuatro personas que controlaban diferentes aspectos del negocio.

"Mientras todo el mundo estaba enfocado en Pablo, este otro enfoque del narcotráfico se formaba, más corporativo, más secreto", explicó el productor ejecutivo de la serie de Netflix, Peter Friedlander, en una mesa con periodistas en Bogotá, en la que estaba la AFP.

El líder supremo era Gilberto Rodríguez Orejuela, interpretado por Damián Alcázar en "Narcos", apodado el jugador de ajedrez, porque siempre estaba un paso por delante de sus enemigos.

Su hermano menor Miguel (Francisco Denis) era responsable de los negocios legítimos, incluidos el club América de Cali y una cadena de farmacias.

Helmer "Pacho" Herrera (Alberto Ammann) era el músculo detrás de la operación, un despiadado asesino encargado de la distribución internacional, mientras que José "Don Chepe" Santacruz Londoño (Pepe Rapazote) era responsable del negocio en Nueva York.

El legado

Aunque sin lo impulsivo de Escobar, el cártel de Cali era todo menos benévolo, y se manejaba con mano de acero. 

Sin hacer alarde de sangre, lanzaban en ríos los cuerpos cortados en piezas. No hay una estadística clara de cuantos mataron.

"No era esa violencia en tu cara que se registraba en otras partes de Colombia", explicó el coproductor ejecutivo Andi Baiz, que creció en la Cali controlada por los hermanos Rodríguez. "Vivíamos en una burbuja en la que la economía estaba en auge. Había una sensación de protección por la guerra contra Medellín. Pero la burbuja estalló".

La tercera temporada -disponible desde el viernes pasado- abre con Gilberto negociando su rendición para impedir que sus socios pierdan sus fortunas y vayan a la cárcel, aunque rápidamente el plan cambia de rumbo.

Después de ser un actor clave en la operación contra Escobar, el agente de la DEA Javier Peña (encarnado por el chileno Pedro Pascal) cambia su atención a Cali.

Aunque en la vida real el oficial dejó Colombia después la muerte del jefe del cártel de Medellín en 1993, en el show se le ve trabajar con Chris Feistl (Michael Stahl-David) y el personaje de ficción Daniel Van Ness (Matt Whelan).

Se narra la historia de estos tres oficiales trabajando con el jefe de seguridad del cártel, Jorge Salcedo (Matías Varela), para tumbar al imperio.

Salcedo está hoy en el programa de protección de testigos en Estados Unidos.

Los hermanos Rodríguez, hoy en sus 70, fueron arrestados a mediados de los 90, pero liberados después de poco tiempo.

Sus problemas se hicieron reales cuando fueron extraditados a Miami en 2006 y acusados de ingresar 200.000 kilos de cocaína a Estados Unidos. Sin esperanza de salir y sin fortuna, cumplen sus sentencias en prisiones federales.

Pero el modo como profesionalizaron el negocio se mantuvo sin duda como legado.

"La verdad es que después de Escobar, la industria de la cocaína creció. El cártel de Cali tenía más dinero, más poder, más alcance", dijo Pascal.

AFP

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