El proyecto establece que el homicidio será considerado muy especialmente agravado, y por tanto tendrá una pena mínima de 15 años, cuando se cometa “contra una mujer por motivos de odio, desprecio o menosprecio de su condición de tal”.
El texto aclara que se considera que el agravante aplica cuando hay situaciones de violencia previas al homicidio aunque no hayan sido denunciadas, cuando la víctima se haya negado a entablar o reanudar una relación de pareja con el victimario o cuando previo al homicidio haya existido algún tipo de ataque contra su libertad sexual.
La diputada del Frente Amplio Macarena Gelman, miembro informante del proyecto, manifestó en Cámara dudas sobre la efectividad del proyecto votado.
“Prentende ser una herramienta más para abordar la violencia basada en género y no pretende plantearse como solución ni es sobreestimada como señal política. Es pertinente dar cuenta de que tenemos nuestras dudas y diferencias respecto a la utilización del derecho penal simbólico. En reiteradas oportunidades se ha discutido la contradicción de aumentar penas y es una discusión válida y vigente como cada vez que hemos utilizado el aumento de penas como recurso”, reconoció la legisladora del Ir.
El texto sufrió modificaciones en la Cámara Baja por lo que deberá volver al Senado para terminar de ser aprobado.
