Barreiro contó que el servicio de meteorología de Estados Unidos había previsto que esta temporada de huracanes “iba a ser más activa que lo normal, fundamentalmente, porque las aguas del Atlántico tropical norte están más de un grado más cálidas que lo normal”.
Para que se forme un huracán se deben dar dos condiciones fundamentales: que la temperatura del agua sea más cálida de lo normal y que los vientos no aumenten demasiado con la altura.
“Si los vientos a 10 km de altura son mucho más intensos que cerca de la superficie, eso rompe la tormenta porque esta no logra formarse directamente. Lo que tiene que ocurrir para formar este tipo de huracanes grandes es que ese cortante vertical sea pequeño y que haya temperaturas de superficie del mar cálidas”, explicó Barreiro.
El meteorólogo agregó que “no se puede afirmar ni desmentir que estos huracanes sean más intensos hoy en día por el cambio climático”, pero reconoció que “los modelos estadísticos indican que habrá menos huracanes, pero los que haya serán más intensos”.
Esto se debe a que los huracanes “tienen un rol” que es “transportar energía desde los trópicos hasta el polo”. “Por eso existen, tiene que haber huracanes. En el futuro habría menos porque la zona polar se está calentando más rápido que la zona ecuatorial. Como ya tiene suficiente energía, no necesita tanta transferencia energética hacia los polos”, agregó.
El incremento en la intensidad se deberá a que “las aguas serían más cálidas, habría más humedad en la atmósfera y esa humedad es la energía que hace funcionar a los huracanes”.