De Uruguay a Alaska en bicicleta: atravesar América aprendiendo de la gente

Tabaré Alonso dejó su trabajo en informática y partió desde José Enrique Rodó a atravesar el continente en bicicleta. Aunque nunca había estado afuera del país, decidió salir de su zona de confort para cumplir su sueño. En entrevista con 180, contó que no busca llegar a su meta con rapidez: “no es una carrera sino un viaje para aprender y entender”, dijo.

Actualizado: 16 de diciembre de 2017 —  Por: Felipe Miguel

De Uruguay a Alaska en bicicleta: atravesar América aprendiendo de la gente

Facebook - Viajando por América - Tabaré Alonso

“No importa cómo viajes, no fomento el uso del ciclismo, no uso casco ni medidas de seguridad. No digo que se use la bici para viajar sí o sí pero es importante que nos movamos, en lo que sea. A veces pienso en qué tarde que me di cuenta de lo importante que es moverme”, dijo Tabaré Alonso a 180.

Tiene 30 años y hace 21 meses que salió en bicicleta de su pueblo natal, José Enrique Rodó (Soriano), para hacer realidad el único sueño que lo desveló desde siempre: viajar.

Desde entonces, atravesó Uruguay, Argentina, Bolivia, Perú, Brasil, Venezuela y Colombia a bordo de “América”, su leal corcel de dos ruedas. Ahora -ya con la visa para Estados Unidos en mano-, se encuentra en Panamá planificando cruzar Centro y Norte América para llegar a Alaska, en el extremo del continente.

De 4 km diarios a una aventura transcontinental

Alonso usa la bicicleta desde niño, cuando atravesaba los cuatro kilómetros de distancia entre la localidad de San Martín -donde se crio- hasta su escuela. Con el paso de los años, las rutinas lo fueron absorbiendo y se fue alejando de las dos ruedas.

Según cuenta en su blog, ya de adulto, viviendo en Montevideo y trabajando en el rubro de la informática, se volvió sedentario y llegó a pesar 105 kilos, que logró bajar una vez que retomó el pedaleo y comenzó a practicar natación. El trayecto Montevideo-Valizas fue el que lo hizo enamorarse de la bicicleta y donde empezó a germinar en su cabeza la idea de utilizar a ese medio de transporte para conocer la región.

Una vez que se decidió, abandonó la carrera en la informática, vendió sus pertenencias y se mudó a una residencia barata con sus amigos, donde vivía “con lo mínimo”, para ahorrar para el viaje.

Superar miedos y arriesgarse

“Siempre estuve en mi zona de confort: en mi casita, con mis papás y ahora me iba a enfrentar a algo totalmente desconocido, a la altura y a otras culturas. A lo que más le temía era a equivocarme: ¿y si no era eso lo que yo quería?”, dijo Alonso a 180.

Contó que también debió plantarse ante el descontento de su padre y su abuela con su decisión, que le decían que se estaba escapando de algo, que lo iban a robar o que pasaría hambre. En Manaos se cumplieron las profecías y le robaron la bicicleta, aunque Alonso hoy define a ese hecho como “una hermosa experiencia”.

“Me iba a quedar 20 días para aprender el idioma porque quería cruzar la Amazonia. Me levanté un día y la bici no estaba. Como Manaos tampoco es una ciudad súper grande fue fácil preguntar adónde van las cosas robadas, y esta era una Winner de Motociclo, no había más en la zona. Fui a muchos barrios con gente local que me empezó a ayudar y ahí me esforcé para aprender el idioma, conocí el lugar y a gente increíble. Encontré la bici, nadie la quería comprar porque llamaba la atención. Me pedían 200 reales y les dije que no, que era un turista viajando, que no tenía dinero y que la bici era mi vida. Me la dieron sin problemas, como diciendo: tomá, seguí tu camino”, relató.

Uruguay junto a Marruecos

Alonso se ha presentado a dar charlas gratuitas en escuelas y colegios de Venezuela, Colombia y Panamá, con el proyecto que ha bautizado “Sueños de América”. En esos encuentros habla sobre “sueños, miedos y el desapego, sobre la importancia de dejar cosas materiales atrás para lograr lo que uno quiere, y de cómo el miedo te paraliza y te hace dejar de descubrir lo que realmente querés”.

El cicloturista dijo que, en realidad, es él quien aprende de los niños y sus inquietudes, así como de las charlas que tiene con adultos que cruza en su camino porque lo ayudan a entender cómo piensan las personas en distintas zonas.

“Hay lugares donde siento que Uruguay está diez años adelantado. En muchos aspectos somos diferentes. Quizás, nuestra gastronomía no es tan rica como la peruana, por ejemplo, pero hay temas culturales que me hacen sentir orgulloso de decir que soy de acá”, contó. Agregó que en muchos sitios le preguntaron qué era Uruguay, si quedaba cerca en Centroamérica o hasta si era cerca de Marruecos.

De todas maneras, Alonso aclara que no son pueblos ignorantes sino que poseen diferentes culturas, donde tienen importantes conocimientos sobre el clima o medicinas alternativas que lo maravillaron.

El camino de Alonso por el continente es a paso lento, sin apuros, charlando con la gente. “Si llego a una playa increíble me quedo diez días. No es una carrera. No es ciclismo sino un viaje para aprender y entender”, comentó.

En estos días saldrá a atravesar Centroamérica con Alaska como destino final, esperando llegar en la primavera de 2019. Se encuentra escribiendo un libro que piensa poder vender para sustentar el viaje, y sueña con realizar una película sobre su aventura. “Quiero aprender lo que no me enseñaron en la escuela o en el trabajo y conocer mi continente por mis propios medios”, dijo.

Para conocer más sobre el viaje de Tabaré Alonso, se puede ingresar a su sitio web o a su página de Facebook.