“Los jugadores jóvenes han tenido progresos sorprendentes”

Óscar Tabárez dijo a 180 que hace algunos años “no había jugadores de las características” de Federico Valverde, Rodrigo Bentancur, Matías Vecino o Giorgian De Arrascaeta. “Además de jugar bien tienen desde el punto de vista físico un perfil muy cercano a las exigencias del fútbol actual”, comentó.

Actualizado: 13 de diciembre de 2017 —  Por: Diego Muñoz

“Los jugadores jóvenes han tenido progresos sorprendentes”

Javier Calvelo / adhocFotos

Uruguay jugará en Rusia su tercer Mundial consecutivo. Y se vislumbra que lo hará con un recambio generacional en el mediocampo que resultaba impensado meses atrás. A decir de Tabárez aparecieron “jugadores que en poco tiempo mostraron una faceta diferente” y que tienen “un perfil muy cercano a las exigencias del fútbol actual”.

Federico Valverde con 19 años, Rodrigo Bentancur con 20, Maxi Gómez con 21, Naithan Nández con 22, Giorgian De Arrascaeta con 23 y Matías Vecino con 26 son las caras de un equipo que en las últimas fechas de la Eliminatoria y en los amistosos posteriores mostró un cambio de estilo notorio.

De eso habló Tabárez con 180.

¿Cómo se da la convocatoria de tantos jugadores jóvenes en los últimos meses?

Antes no había jugadores de esas características. Jugadores que jueguen bien hay siempre pero no con un perfil tan cercano a las exigencias del fútbol actual, que exige jugadores con un rendimiento muy importante desde el punto de vista físico. Mucho ida y vuelta, mucha intensidad, esas son exigencias del fútbol de estos días. Y uno ve el fútbol de estos días y todos los jugadores de los grandes equipos lo tienen. Y los grandes progresos que tuvieron estos jugadores en estos meses, porque no son más que meses, los trajo hasta acá. Bentancur no es el mismo en materia defensiva que el que estaba en Boca y en la sub 20. Lo mismo que Valverde.

Pude hablar con Valverde hace poco tiempo y me contó que cuando llegó al Complejo con 13 años y usted lo recibió él casi no podía ni hablar.

Sí, por su gran timidez. Casi patológica era. Era muy tímido, no hablaba cuando tenía que hablar, la voz no era la misma de ahora, le costaba. Más chico, más flaco, más pequeño. Y con un gran esfuerzo personal lo superó y esa potencialidad que ya mostraba, la vieron en Peñarol, la vimos nosotros acá, la vieron los entrenadores que fueron su gran apoyo. Ya se le notaba una visión de juego que no era normal, era un don. Falta saber si concreta o no. Porque más allá de las expectativas que pueda tener cualquier entrenador hay una realidad que lleva a que algunos concreten y otros no.

Ahora uno ve cómo se desenvuelve y comunica, las cosas que fue logrando ni bien fue a España, sobre todo al Deportivo La Coruña donde se desempeña con un nivel de exigencia muy importante. Eso es algo que también hizo Bentancur.

¿En ambos casos usted valoró la partida a Europa para citarlos?

También Maxi Gómez que no fue del proceso de selección pero le pasó algo similar a ellos dos. En poco tiempo mostraron una faceta diferente. Unos progresos enormes y buenos rendimientos que me hicieron ver eso que esperaba de ellos, tener elementos objetivos para ser convocados. Y lo demás lo hicieron cuando se les dio la oportunidad de jugar.

Nández es otro caso. Cuando llegó a la selección ya mostraba cosas importantes desde el punto de vista personal, de liderazgo, de carácter. Cuando jugó por derecha en Peñarol, algo que primero fue un coqueteo y luego se concretó, fue espectacular. Su crecimiento dio seguridad, además ya había estado en un proceso de selección juvenil, pese a que el medio local no es un parámetro tan fuerte como el fútbol europeo. Pero lo de él fue muy evidente. Y en Boca lo confirmó.

Y De Arrascaeta es un jugador que quizá no fue tan evidente y le llevó más tiempo pero a esta altura, conceptualmente, sabe lo que tiene que hacer ni bien pierde la pelota el equipo y lo hace a través del esfuerzo. Quizá le costó un poco más de tiempo pero va en el mismo camino.

A Vecino lo seguí dos años en Europa antes de convocarlo.

De esa forma potenciamos al equipo con jugadores de otras características con jugadores que históricamente no han abundado en el fútbol nuestro.

Contra Bolivia inició con Valverde, Vecino, Bentancur y De Arrascaeta, lo mismo sucedió ante Austria y frente a Polonia jugaron como titulares Vecino, Bentancur y De Arrascaeta. ¿Es una tendencia irreversible la búsqueda de una alineación con esas características?

Me he puesto como meta dar una nómina de 23 en donde haya un espectro que presente jugadores que aunque jueguen en la misma zona del campo tengan diferentes características. Porque nosotros vamos a seguir pensando en el rival, no hay que irse para el otro lado. Si cometiéramos el error de pensar que no importan los rivales porque tenemos un buen equipo desconoceríamos lo que es fútbol uruguayo, su contexto histórico y sus condicionantes. Seguimos con el objetivo de ser difíciles para cualquier rival que nos venga. Pero posiblemente ahora tengamos un espectro de elección superior. Antes teníamos jugadores de otras características pero que tuvieron mucho que ver en las conquistas que tuvimos en Sudáfrica y la Copa América de Argentina. Arévalo Ríos, Tata González, Ruso Pérez, Palito Pereira, Flaco Fernández, Sebastián Eguren, Walter Gargano. Eran buenos jugadores aunque no tuvieran esa riqueza técnica.

Y eso marca una evolución. Hemos marcado una tendencia por los grandes progresos que en tiempos sorprendentes han tenido los jugadores jóvenes.

Usted hace un tiempo dijo en No toquen nada que el partido ideal de este proceso en lo táctico, por la forma en que se negó al rival, por la intensidad del equipo, por cómo imaginó lo que pasó en el campo, fue ante Inglaterra. ¿Se puede conseguir un equipo con esas características y a la vez apostar por jugadores con este trato de pelota?

Sí. Si no no citaría a estos jugadores. Porque uno va al Mundial a disfrutarlo, es muy importante estar pero esa meta ya se consiguió y se terminó. Ahora yo tengo expectativa en el Mundial. Cuando debutó Valverde me acuerdo que estaba convencido de ponerlo contra Paraguay. Lo comenté enseguida del partido con Argentina, le dije a los compañeros que iba a jugar Valverde y me acuerdo que quedaron callados. Expliqué los fundamentos y estuvieron de acuerdo. Pero cuando uno se presenta a un partido así con un jugador de 19 años se plantea preguntas que no tienen una respuesta única, hay una gama de posibilidades y concluye que son cosas para ver en el partido.

Y nos guiamos por las cosas que podía aportar. Y lo decidimos, se lo dije a él personalmente. Le dije que iba a jugar, por qué iba a jugar. Le expresé que lo que iba a hacer con la pelota no se lo iba a decir yo. Y si bien se recuerda el gol yo me quedo con el cierre que hizo a los cinco minutos de juego. Un ataque por la derecha de Paraguay que cortaron y desequilibraron y Valverde, desde la posición de mediocampista central, desde afuera del área captó la situación e hizo un pique, llegó a la pelota primero, la sacó a un costado, generó el espacio y metió un pase largo para un compañero. Esos son los progresos. Todos los jugadores de la selección tienen que estar dispuestos a defender. Lo primero que queremos de Cavani y Suárez es que hagan goles pero cuando el equipo rival está saliendo tienen que cumplir la función defensiva. Tienen que tener la disponibilidad para colaborar, esa es la imagen que queremos dar y tengo la expectativa de que en el Mundial podamos cumplir las dos funciones.

Los casos de Bentancur y Valverde usted los siguió de cerca porque eran de los juveniles. Hace un rato comentó que siguió dos años a Vecino y en los últimos días también declaró que llevaba un año siguiendo a Torreira. ¿Cuáles son los aspectos en los que se fija de un jugador durante ese seguimiento para que luego pueda ser convocado?

Yo no solo veo la pelota o el jugador que la lleva, tampoco el resultado del partido cuando miro a un futbolista en el exterior.

A Vecino lo miré dos años sí. Jugaba en el Empoli sobre el lateral en el mediocampo y a mí me interesaba como mediocampista. Yo lo conocía de las juveniles y era delantero. Pero su regreso a la defensa era a un ritmo que no permite destacarse en el fútbol internacional. Pasó a la Fiorentina y empecé a ver que lo ponían de doble cinco. Al principio no era lo que es ahora pero fue ganando espacio. Y desde que debutó contra Brasil en Brasil siempre ha estado en el equipo. Y es todo mérito de él, que ni sabía que lo estábamos siguiendo. Me acuerdo que yo siempre decía que estaba mirando a Vecino y mis compañeros me decían cómo lo veía y yo le decía “está a un ritmo que no me convence” hasta que agarró el ritmo que lo llevó al Inter y lo trajo a la selección.

Y con cualquier jugador hago eso. Miro la intensidad que tiene, cómo presiona, qué hace cuando toma la pelota, si tiene un fútbol práctico si ya tiene anticipada la jugada siguiente, todas esas cosas que son características de los buenos jugadores y que se necesitan para tener un juego defensivo intenso, de buena presión pero también para tener rapidez en el juego, no solo de desplazamientos sino también de ejecución. Los buenos jugadores resuelven en un toque lo que a otros les cuesta más y eso hace rápido el fútbol. Y luego la velocidad en la toma de decisiones, que tiene que ver con lo táctico. Meter un pase con la fuerza justa, en el momento justo, ni antes ni después. Todo eso se va viendo. Y yo tengo un criterio para observar a un jugador y cuando ve que está llenando entonces puede estar en la selección. Ni que hablar que si es joven y tiene camino por delante no solo importa el Mundial sino también el proyecto de selección que yo aspiro que continúe más allá de que en algún momento yo no esté más.