Un buen resultado con mal sabor

Nacional empató 2 a 2 con Banfield por la Libertadores. Los goles fueron de Sebastián Fernández y Alfonso Espino. El Tricolor estuvo dos veces arriba en el marcador pero no pudo sostener el triunfo. En el último instante el equipo argentino igualó el juego. En Montevideo se definirá la serie.

Actualizado: 14 de febrero de 2018 —  Por: Diego Muñoz

Un buen resultado con mal sabor

JUAN MABROMATA / AFP

La bronca de Medina al final del partido es comprensible por cómo se dio el empate. Nacional acariciaba un triunfo que merecía y que lo dejaba a las puertas de la fase de grupos de la Libertadores. El técnico planificó el juego a la perfección y los jugadores llevaron adelante la idea con criterio. Pero en los descuentos Cvitanich anotó un gol impensado.

Sin embargo al analizar con frialdad el resultado, al tomar distancia de la forma, no hay discusión sobre lo valioso que fue el 2 a 2. El Tricolor se vuelve con dos goles marcados de visitante y empezará la revancha en el Parque clasificado.

El Nacional de Medina juega bien. Hace cinco partidos que lo demuestra. Juegue quien juegue, sea quien sea el rival, luce intenso, sólido para defender, paciente para controlar, inteligente para atacar. Es tan notoria la búsqueda por hacer circular el balón tanto como sea necesario hasta que visualiza el espacio para atacar, que el momento de mayor padecimiento ante Banfield fue cuando entró en el descontrol que propuso el equipo argentino.

Mientras pudo imponer las condiciones Nacional estuvo mucho mejor que su rival. Salió al campo con un 4-3-3 marcado. Fucile por el lateral derecho y Espino por el izquierdo, Oliva como volante central, Romero por un costado y Zunino por el otro, Viudez y De Pena cerca de Seba Fernández.

Ordenado en lo táctico, criterioso con la pelota, el Tricolor tuvo el control. En medio de un trabajo colectivo destacado sobresalía Zunino, quien jugó un partido imperial. La chance de defender al equipo que es hincha le llegó entrada la carrera y el volante no la desaprovecha. Capaz de correr, marcar, trasladar y generar, por su carril se vio lo mejor. Bien acompañado por Fucile, el tándem fue salida clara.

Romero y Oliva se imponían en el medio, De Pena y Espino sorprendían por izquierda, Fernández esperaba por el medio.

Dispuesto y concentrado, el equipo tiraba el anticipo con acierto. Eso le permitía recuperar la pelota e iniciar el ataque. Si la conseguía en su campo comenzaba a avanzar con paciencia, si la recuperaba en campo rival buscaba la explosión.

Apenas comenzó el segundo tiempo Nacional se puso en ventaja. Una jugada preparada a la salida de un tiro de esquina derivó en el 1 a 0. Arismendi recibió una cortina y fue en busca del balón en el primer palo. Lo peinó para la entrada por el segundo palo de Fernández.

Superado en el juego, Banfield apeló a emparejarlo con lucha. Nacional se dejó llevar, entró en la propuesta de su adversario y se perjudicó.

Falcioni colocó a Bertolo para que jugara por la izquierda. A los dos minutos de estar en el campo, el ex Nacional le ganó la espalda a Fucile y con un cabezazo igualó el partido.

El gol no perturbó demasiado al equipo uruguayo. Por el contrario, se serenó y recuperó el semblante. Medina gestionó bien las variantes. Los ingresos de Bergessio por Viudez y de Bueno por De Pena le dieron presencia en el área y velocidad en el extremo izquierdo.

Banfield corría detrás de la pelota, perturbado por no conseguirla. El malhumor llevó a Cvitanich a pegar una patada que debió derivar en su expulsión. El juez solo le sacó amarilla.

A los 81 minutos Zunino metió una diagonal perfecta y envió un centro hacia el área. Espino rompió líneas, sorprendió como un rayo por el medio y marcó el 2 a 1.

En desventaja el local volvió a exhibir su cara más luchadora y menos pensante. Pero le dio resultado. Con empuje se posicionó en el área rival y sacó provecho de un par de faltas que Nacional no debió cometer. En los descuentos Cvitanich empató el partido.