Peñarol está cómodo, se siente seguro, va a la cancha que le toque con la tranquilidad que le brinda su buen momento. A Cerro lo liquidó de cabeza. Cabeza para anotar los tres goles y cabeza para no perder la paciencia y aprovechar las circunstancias que le otorga el partido.
Ahí está el principal mérito de Peñarol. A pesar de algunos baches en el juego, sobre todo en el primer tiempo, su máxima fortaleza radica de la capacidad para sacar ventaja cuando se le presenta la oportunidad.
Con un arquero que brinda seguridad, una pareja de centrales afianzada, el medio manejado por Gargano y las variantes en el ataque, el Carbonero lidera la tabla del torneo.
En la primera mitad el partido era parejo porque a los dos equipos les costaba generar buen juego. Pero a Peñarol le bastó con un tiro de esquina bien servido y el cabezazo de Formiliano para sacar ventaja a los 18.
Cerro tuvo problemas evidentes en las dos áreas y así parece difícil que el equipo pueda tener un buen desempeño. Con fallas notorias para marcar y carencias alarmantes para definir, los de Correa murieron en el intento.
A pesar de que durante la primera mitad Peñarol no estaba claro con la pelota, Gargano tenía una mala tarde, generó un par de situaciones con tiros desde afuera del área y con corridas de Cannobio.
El local también tuvo sus posibilidades pero siempre definió mal.
El segundo tiempo duró ocho minutos. A los 51 Rodríguez le ganó a su marca, se despegó del suelo y metió un cabezazo para el 2 a 0 y a los 53, tras la mejor jugada colectiva de la tarde, Canobbio recibió en el centro del área y puso el tercero. El juvenil le agregó a la velocidad y explosión de siempre el gol.
Con el 3 a 0 puesto los de Ramos se replegaron y dejaron que Cerro se viniera. El local intentó pero se encontró con Kevin Dawson que cerró su arco.
Así, el aurinegro volvió a ganar con luz en el Tróccoli y sigue su marcha triunfal.
